Piezas de lo irracional Excelsior

Para Héctor de Mauleón,con mi solidaridad.
 Como ya suele ser una costumbre, al recapitular lo que ha sucedido durante la semana, el desasosiego termina por imponerse luego de observar el polvorín en el que se encuentra nuestro país.
Quizá en más de una ocasión nos hemos cuestionado si la realidad aún podría ser más embrollada, absurda e incomprensible.
Y las respuestas suelen acompañarse de un silencio en el que ya ni siquiera hay lugar para la sorpresa, pues las noticias de lo cotidiano terminan por borrar los límites de lo racional.
Si bien la violencia no es algo a lo que se deba encontrar una explicación lógica, nos hemos acostumbrado a sus rostros, a sus símbolos, a entenderla como algo habitual para una sociedad en la que se hace cada vez más delgado el hilo que mantiene la cordura ante el vendaval de la barbarie y un gobierno federal que emplea todos sus recursos para sostener los espejismos que han pulido a lo largo de los últimos años y que suelen estar enmarcados en la retórica de la mentira.
Así, cuando se intenta buscar una explicación a la realidad de nuestro país, terminamos por enfrentarnos a un rompecabezas en el que han dejado de encajar las piezas: un galimatías que se envuelve entre la opacidad y el cinismo, que son las marcas registradas del oficialismo.
Durante la semana, la violencia tocó fibras cercanas al gobierno en un momento en el que los aplausos y las sonrisas se observarían como expresiones naturales ante el discurso triunfalista de la presidenta Claudia Sheinbaum en materia de seguridad.
Sin embargo, se fueron desdibujando los rostros y el guion de la actual titular del Poder Ejecutivo y su personaje clave en el gabinete cuando la noticia de la tragedia llegó a subrayar las estadísticas con la tinta de la paradoja: el asesinato de dos personajes del primer círculo de confianza de la gobernadora de la Ciudad de México no es una noticia en la que se le dé vuelta a la hoja con facilidad.
Teorías, conjeturas y preguntas no han faltado; sin embargo, no pasa inadvertido que dicho homicidio es parte de una estadística que, con el simple hecho de existir como parámetro e indicador, señala una realidad que no se puede maquillar con números y discursos populacheros.
Que cada quien juzgue el uso tendencioso y el enfoque que le han dado al análisis de semejante desgracia; pero lo que resulta innegable es la indefensión de una sociedad que está a merced del crimen organizado, de la violencia y de un gobierno que está muy lejos de ofrecer una alternativa más allá de espectáculos mediáticos, discursos simplones que endulzan al oído ingenuo y le dictan argumentos a quien ejerce la miopía selectiva.
Un asesinato que suma a tantos miles que no han merecido más que el silencio y la sonrisa cómplice que surge de la opacidad sin límites.
Por ejemplo, si se observan, bajo esta misma lógica, las diferencias de las reacciones gubernamentales ante movilización de la CNTE –sometiendo espacios públicos que son clave en el desarrollo de la cotidianidad económica y social en la Ciudad de México– y los movimientos que señalan las incongruencias, los absurdos, del gobierno, es muy fácil llegar a las conclusiones que explican por dónde andan las alianzas e intereses.
La Coordinadora puede actuar a sus anchas, pues son sus aliados electorales, no hay vallas metálicas ni el excuerpo de granaderos en acción.
Por si hiciera falta otra pieza, aparentemente inconexa, en este bizarro rompecabezas, se dan a conocer los famosos “acordeones” en los que se va orientando al electorado con respecto a la intención del voto en las próximas elecciones para quienes pretenden formar parte del Poder Judicial en su nueva etapa.
¿Quiénes operan estas maniobras? Desde los diferentes ámbitos del gobierno y del poder se van tejiendo los movimientos clave para conformar un organismo que se encuentre a su merced y disposición, a pesar del discurso chabacano de la libertad del “pueblo bueno” que usa hasta el cansancio la primera mandataria y su corifeo –aunque en la boleta aparezcan nombres más que cuestionables–.
Así, la pretendida libertad ha quedado reducida a un adorno retórico que escucharemos ad nauseam durante las próximas semanas.
Piezas y más piezas.
Lo que es un hecho es que se necesitan, se requieren y se agradecen las voces que, entre la vorágine del universo mediático y del silencio que se busca imponer desde el oficialismo –a partir de la posible reforma a las telecomunicaciones y a la radiodifusión, y sin órganos autónomos como el INE y el Poder Judicial–, ejercen su libertad para hallar las piezas necesarias para el análisis y la comprensión de una realidad que nos llena de pesadumbre, pero que se necesita enfrentar para que exista la posibilidad de un futuro distinto.
Van estas últimas palabras para Adela Navarro –directora del semanario Zeta–, Héctor de Mauleón y tantos periodistas más cuyo trabajo es un contrapeso del silencio cómplice.
 Columnista: Carlos CarranzaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0