No lo ha hecho Pixar, pero este survival horror es como si WALL-E viviese en el apocalipsis de The Last of Us Vida Extra

Absolutamente toda la trama de WALL-E es una obra maestra de la animación, pero desde luego hay que sacarse la chistera con el buen hacer de Pixar durante la primera parte de la película.
La presentación de un pequeño robot en mitad de un planeta Tierra que hace tiempo que no ve a ningún ser humano en su superficie y tan solo las montañas de basura componen un paisaje horripilante.
Ni una sola palabra, nada más que movimientos y unos ojos repletos de expresividad es todo lo que podemos llevarnos a la boca, pero es más que suficiente para transmitir la enorme soledad de ese diminuto ser metálico.
Esa es la misma idea que presenta M.
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, el proyecto del sodesign que todavía está en pañales, pero que pone suficientes ideas encima de la mesa como para tenerlo en cuenta.
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- Tráiler", "tag":"", "duration":"94"} He podido acceder a la versión más temprana que ofrece la desarrolladora y que está lejos de ser siquiera una versión alfa.
Actualmente la obra necesita nutrirse de muchas pruebas por parte de los jugadores para mejorar sus prestaciones y a los mandos apenas he saboreado lo que se trata de un concepto; sólido, pero un boceto de la versión final.
En algo menos de media hora he atravesado zonas de un mundo completamente abandonado y controlando a un androide creado por un ingeniero solitario.
La autonomía del androide viene determinada por las directrices marcadas por su creador, el cual no puede salir más allá de su refugio debido a que las ciudades están envueltas en una niebla tóxica.
La sinopsis está tomada de su ficha de Steam, pues por ahora M.
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apenas desenvuelve su apartado narrativo y se centra en unas mécanicas junto a una ambientación muy prometedoras.
Con una perspectiva de tercera persona, toca adentrarse en un entorno tremendamente hostil y del que no sabes qué clase de amenaza puede aparecer doblando la esquina.
Nuestro protagonista debe encontrar toda clase de recursos para sobrevivir, pero algún tipo de mal asola a la superficie.
No se explica en ningún momento de qué se trata, pero sí que queda claro que hablamos de algún tipo de virus o espora que transforma a los seres humanos en criaturas horripilantes.
Se mueven a grandes velocidades, poseen gran fuerza, un oído agudo y unos tentáculos que surgen de la parte trasera de sus cabezas.
Por ello, aunque la confrontación directa llega a ser inevitable, lo más prudente es agachar la cabeza.
La fórmula del título combina todas las artes de un single player de acción que se precie: disparos, exploración, plataformas y puzles.
En M.
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toca escalar al más puro estilo de Nathan Drake, aunque también es necesario ir más allá del camino principal para sumar más balas o componentes para la mochila.
Una enorme linterna es la principal fuente de luz para un entorno realmente oscuro, aunque una suerte de robot volador nos presta apoyo con todavía más iluminación si la necesitamos.
La verticalidad es la norma a lo largo del recorrido por el videojuego que, estando en pañales, tiene muy claro qué quiere proyectar.
Usar cubos como contrapeso y poder ascender, rampas muy pequeñas que son el único límite frente al abismo y una dinámica de medir bien los pasos para saber cómo continuar.
Evidentemente, todavía existen muchos errores, fallos y apartados que necesitan un buen pulido antes de llegar a una versión final, pero desde luego que el camino recorrido hasta ahora es realmente firme.
El HUD es absurdamente limpio, si bien contiene toda la información que necesitamos a través del panel virtual de la mochila del androide protagonista, como si un Isaac Clarke de la vida se tratase.
Es un diseño simple y eficaz, sin invadir visualmente la pantalla y para que quede claro de una forma completamente orgánica en qué estado nos encontramos.
Por otro lado, el uso del motor gráfico Unreal Engine 5 permite disfrutar de entornos muy espectaculares, dignos de un AAA con gran presupuesto, lo cual se acompaña de una banda sonora de escándalo.
El pináculo de toda la experiencia en M.
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se logra en el tramo final donde toca explorar un hospital abandonado.
Todo está repleto de detalles que emulan perfectamente una instalación sanitaria, pero al mismo tiempo existen los enemigos que rondan las esquinas esperando su oportunidad.
Realmente se crea una tensión terrible y excelente al mismo tiempo, pues la construcción del nivel es laberíntica y pone a tiro de piedra el susto que te hace saltar desde el asiento.
Por suerte, contamos con un buen rifle que aniquila a cualquiera que se nos ponga enfrente, pero la munición extremadamente limitada obliga a tener una puntería fina si queremos sobrevivir.
Estoy realmente intrigado por el apartado del argumento, pues apenas se ha vislumbrado y todo se limita a circunstancias y órdenes de nuestro creador desde la radio que llevamos incorporada.
No hay siquiera una fecha de lanzamiento para M.
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, pero los mimbres presentados hasta el momento son de una factura realmente prometedora.
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