Comuna 13 Periódico Correo
Medellín, Colombia
La violencia ligada al crimen organizado sigue golpeando a nuestro país. Esta semana, la noticia del asesinato de un grupo de cinco músicos conmocionó al mundo entero —la mala noticia recorrió los periódicos del planeta— . Los cuerpos de los integrantes del grupo Fugitivos fueron encontrados en un predio de la ciudad de Reynosa. No, no queremos que eso sea México. No lo merecemos.
Hace décadas, mirábamos al sur del continente con cierta solidaridad y conmiseración. Nos lamentábamos de que en Colombia la gente viviera presa de la violencia de las guerrillas y el narcotráfico. Me cuentan que, en Medellín, había sectores de la ciudad en los que la policía no se atrevía a entrar porque sabían que, de hacerlo, no saldrían con vida.
La Comuna 13 se encuentra en la parte occidental de la ciudad de Medellín en los tiempos en los que la guerrilla colombiana hizo que la violencia y la vida al margen de la ley fuera lo común y cotidiano. Por tratarse de una colonia que estaba construida en colinas era un espacio casi ideal para que el tráfico de drogas y armas ilegales se hiciera con impunidad.
Dado que la Comuna 13 se edificó en varias quebradas y caños, entre otros, La Leonarda, La Hueso, La Iguaná, Ana Díaz, La Picacha, La Salada, Los Sauces, La Ladrillera, El Saldo, La Bolillala, La Matea, Los Alcazares, La Mina, las Peñitas, El Paraíso, la Pradera, La Magdalena, La Pelahueso, Los Sanjones, El Coco y Santa Mónica, se propició que se convirtiera en un pasaje de drogas y armas.
Casi a principios del siglo, sus pobladores fueron golpeados fuertemente por la violencia de actores armados que pertenecían a la guerrilla. Se buscó la pacificación de la violencia en el territorio con la Operación Orión que se llevó a cabo en 2002. El comandante Mario Montoya del Ejército Nacional de Colombia estuvo a cargo de la operación.
Claro que en este tipo de operativos hay fuego amigo y muertos que no debieron morir. Nos cuentan que en esta operación hubo ochenta civiles heridos, diecisiete homicidios cometidos por la Fuerza Pública, setenta y una personas asesinadas por los paramilitares. Hubo personas inocentes que dejaron la vida a favor de la pacificación.
Antes del operativo, había personas torturadas, desapariciones forzadas, secuestros, detenciones arbitrarias. No fue fácil lograr la pacificación. Luego de las casi veinte operaciones realizadas entre los días 16 y 17 de octubre de 2002, la comuna 13 de San Javier en Medellín y todos sus barrios han gozado de una mejora sustantiva en cuanto a la calidad de vida, sobre todo en parte por la red de colectivos comunitarios que allí viven.
Actualmente, la Comuna 13 es un atractivo turístico muy importante en la ciudad de Medellín. Es un corredor comercial y cultural en el que los turistas pueden caminar con tranquilidad y son cuidados por sus habitantes. Los lugareños se han acreditado para dar tours y contar la historia de transformación del espacio. La relación directa que había entre la Comuna 13 y la violencia, poco a poco ha ido quedando atrás, gracias el esfuerzo de su comunidad, especialmente los jóvenes artistas y sin duda el gobierno. Actualmente, la han convertido en un sitio totalmente turístico muy interesante en el que se puede caminar con tranquilidad.
La transformación de la Comuna 13 es un éxito tripartita: el gobierno participó e invirtió en poner escaleras eléctricas, iluminación, infraestructura y seguridad; los artistas pintaron las calles y las llenaron de murales coloridos y de creaciones artísticas que se pueden admirar al caminar por esas calles y los habitantes han logrado tener comercios en los que venden sus joyas y artesanías.
Me gustaría que nosotros en México fuéramos transitando a ese tipo de cambios positivos. El luto en México por el crimen contra la banda de los Fugitivos no puede convertirse en algo común ni nos debemos resignar a que la cotidianidad sea así. Hay ejemplos de metamorfosis gloriosas, de espacios en los que el crimen y la muerte eran lo de diario y hoy ya no lo es.
