PELEAS DE GALLOS EN YUCATÁN UN ESPECTÁCULO “LEGAL” DE CRUELDAD ANIMAL Sol Yucatán

• Todos los viernes en el municipio de Kanasín se realizan peleas de gallos. Realizan apuestas ilegales.

• Las leyes de Yucatán no prohíben los espectáculos de crueldad animal, ni toros, ni gallos, pero sí obligan al Estado a proteger a los animales de actos violentos.

Por Claudia V. Arriaga Durán.

“Pr pr pr pr”, era el sonido que repetían una y otra vez mientras fruncían el ceño y se limpiaban el sudor de la frente. El estrés y el miedo del dinero que perderían en las apuestas de las peleas de gallos eran evidentes. 

“¡Se está muriendo!” “¡Hijo, vamos!”, exclamó otro hombre con enojo.

“¡Vamos, hijo, sigue así, chingada madre!”, gritó otra persona del público a un gallo de pelea que se enfrentaba a otro.

Entre música de banda, aplausos, gritos y cervezas se reunieron más de 70 personas en las peleas de gallos, que se organizan cada viernes en el municipio de Kanasín. 

Aunque este espectáculo no es ilegal, ya que las leyes de Yucatán no lo prohíben, las apuestas sí lo son. 

Además, llama la atención cómo, en uno de los municipios que sobresale por la cantidad de actos de crueldad animal que son denunciados, las autoridades del Ayuntamiento de Kanasín continúan permitiéndolo.

Un ejemplo es el caso de la perrita malix -o mestiza-, Negrita, quien el 2 de marzo fue atropellada intencionalmente en el fraccionamiento de Mulchechén.

El lugar en el que ocurren las peleas de gallos es un terreno dentro de la ciudad. La entrada es libre y entre las y los asistentes también hay niñas y niños que acompañan a sus papás y mamás. Los menores son expuestos a observar cómo los gallos se degollan, se sacan los ojos y mueren bañados en sangre.

A las afueras del lugar, en un terreno que tiene un local en su interior y un estacionamiento sin pavimentar, pasaba la policía del municipio de Kanasín. Tenían conocimiento de lo que estaba ocurriendo: apuestas ilegales y crueldad animal. Aun así, nunca se detuvieron a preguntar del evento. 

La ubicación del predio de peleas de gallos es la calle 73 A por 40 y 35, a tan solo una esquina del Colegio de Bachilleres de Yucatán (COBAY). Si bien la entrada es abierta a todo público, en las apuestas no permiten a personas desconocidas participar; ahí sí existe recelo de quién se llevará el dinero.

En abril, las personas que luchan contra la crueldad animal denunciaron otro caso en Kanasín. En el fraccionamiento Álamos, un hombre llamado José asesinó a golpes a un perrito. Se suponía que era su mascota y aun así la golpeó hasta la muerte.

El alcalde del municipio de Kanasín, Edwin Bojórquez, que pertenece al Partido Acción Nacional (PAN), está al tanto de la situación de crueldad animal. En reiteradas ocasiones, las personas activistas por los derechos de los animales se han manifestado e incluso intentado tener un diálogo con él acerca del tema. Todo sin éxito.

Entre sangre, alcohol y gallos muertos transcurrieron las peleas. El evento inició poco después de las 5 de la tarde con el pesaje de las aves. El enfrentamiento de los gallos comenzó a las 7 de la noche, primero en un ruedo, y tras una hora, arrancaron en otro de manera simultánea. Es decir, había dos “combates” de gallos a la vez.

Argumentos para prohibir las peleas de gallos hay de sobra. La activista que lucha por la defensa de los derechos de los animales, Elsa Arceo, lamentó que se continúe con esta cultura de violencia en la entidad. 

“Es un acto de barbarie, de sangre y porque implica el sufrimiento y muerte de estas aves, es maltrato y crueldad. Es una influencia negativa para la niñez porque presencian estos actos; lo mismo pasa con la tauromaquia. Existe una recomendación de la ONU que dice que los menores no deben acudir a estos eventos”, pronunció.

Elsa Arceo señaló que es obligación de las autoridades implementar políticas públicas para terminar con estas mal llamadas tradiciones, que por supuesto tampoco pueden ser consideradas como patrimonio cultural.

¿Pero qué dicen las leyes en Yucatán?

La Ley para la protección de la fauna del Estado de Yucatán, en el capítulo IV, que habla de los animales de exhibición y espectáculo público, no prohíbe las peleas de gallos, ni las corridas, ni la tauromaquia. Pese a que en el artículo 14, inciso IX, señala que es obligación del Estado “promover el trato digno, la cultura del bienestar y la protección de los animales”, se lee.

Sin embargo, el artículo 41 de esta misma ley también menciona que los animales en espectáculos serán normados en base a los usos y costumbres de las comunidades y los reglamentos municipales. Es decir, el Ayuntamiento de Kanasín tiene la facultad de prohibir las peleas de gallos y la obligación de proteger a los animales de la crueldad.

“En las reformas para penalizar el maltrato animal que se han trabajado desde 2012 y avanzan en 2013, pero donde no se ha podido avanzar es en el tema, por ejemplo, de peleas de gallos, torneo de lazo, porque se escudan los usos y costumbres”, explicó en entrevista el diputado del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Harry Rodríguez Botello.

El diputado del Partido Verde insistió en que es necesario modificar la Constitución del Estado de Yucatán para erradicar estos espectáculos de crueldad animal.

“Se necesita una reforma a la Constitución de Yucatán para que dejen de escudarse en esto y que los Ayuntamientos modifiquen sus leyes locales”, insistió.

Infancias expuestas a violencia y crueldad animal 

Los avances en erradicación de crueldad animal contemplan prohibir la entrada a menores de edad en espectáculos donde dañen a los animales. “Cortaríamos un tema generacional que inculca a las infancias estos malos hábitos”, acotó el diputado del Verde, Harry Rodríguez.

Para la psicóloga, Liliana Andrade Ortega, las experiencias relacionadas con actos violentos y de crueldad impactan de forma significativa el desarrollo socioemocional de las niñas, niños y adolescentes.

Existe evidencia comprobada de esto. 

“Diversos estudios de neuroimagen han identificado cambios funcionales y estructurales en el cerebro, especialmente en los menores que constantemente están expuestos a entornos violentos y que pueden generar afectaciones en su manera de entender el mundo y sus relaciones, así como la forma en que estos reaccionan ante el conflicto, sus valores y habilidades prosociales”, comentó.

En las peleas de gallos, pero particularmente en las del municipio de Kanasín, se pudo constatar cómo los niños y niñas eran expuestos a la violencia. Uno de los resultados futuros es la normalización de estos comportamientos. “Ellos replicarán este modelo como parte de su aprendizaje en el entorno social”, reiteró Liliana.

Por un lado, evitar que las niñas, niños y adolescentes puedan observar peleas de animales -gallos- y, por otro lado, que se prohíban en Yucatán, garantizarían dos derechos.
“En mi opinión, dado que el derecho de las niñas, niños y adolescentes a una vida libre de violencia es un principio fundamental de los derechos humanos y ha sido reconocido en múltiples tratados internacionales, debe existir una regulación rigurosa que excluya de toda forma de participación a menores de edad en actividades donde se realicen actos de crueldad y/o violencia explícita contra personas y animales”, puntualizó.

“¡Acomódate, chiquitín!” “¡Dale, dale, que ya se va a ir!” “¡No lo perdones, no lo perdones!”, gritaban mientras aventaban las latas vacías de cerveza al piso. Su gallo perdió la pelea. El dueño lo sacó cargando en brazos del ruedo y bañado en sangre.

“¡Perdimos, chingada madre!”, gritó uno de los espectadores. 

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