EL COMPLEJO CAMINO HACIA LA ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA Sol Yucatán
A horas del inicio del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, los cardenales electores ya se reúnen en cenas, cafés y encuentros informales que, lejos del protocolo, sirven para evaluar posibles perfiles papales.
A diferencia del hermetismo que caracteriza al cónclave oficial —que comenzará el 7 de mayo en la Capilla Sixtina y al que sólo acceden cardenales menores de 80 años—, estos encuentros previos permiten medir consensos, construir alianzas y perfilar candidatos. Fue precisamente en este contexto, en 2013, cuando el entonces desconocido cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio comenzó a emerger como figura clave gracias al impulso de un grupo de cardenales reformistas europeos.
Hoy, más de una década después, se repite la escena. Aunque con un tono más reservado, el cardenal Vincent Nichols, actual arzobispo de Westminster y testigo de aquellos días, ha compartido una visión interna del proceso actual. “Estos días son para escuchar”, dijo Nichols durante una entrevista en el histórico Colegio Inglés de Roma, donde él mismo estudió en los años 60.
A sus 79 años, Nichols —nombrado cardenal por Francisco en 2014— destaca el ambiente de apertura que prevalece entre los electores, quienes además de participar en sesiones matutinas en el Vaticano sobre el rumbo de la Iglesia, aprovechan las tardes libres para reflexionar y dialogar lejos de los focos. “No somos una brigada marchando al unísono”, comentó, reconociendo la diversidad de opiniones dentro del Colegio Cardenalicio.
Sin señalar nombres ni favoritos, el cardenal británico aseguró que la figura del próximo pontífice comienza a delinearse: alguien que combine profundidad doctrinal con sensibilidad hacia los desafíos contemporáneos. En ese sentido, destacó que muchos consideran clave consolidar las reformas impulsadas por Francisco, entre ellas, la apertura hacia los más pobres, la atención a la crisis climática y una visión más inclusiva de la Iglesia.
El peso del legado del papa Francisco, quien amplió significativamente la representación global dentro del Colegio Cardenalicio incluyendo figuras de regiones tradicionalmente periféricas como Asia y Oceanía, será sin duda un factor determinante en la elección del nuevo líder espiritual de más de mil millones de católicos.
El cónclave no es una elección política —subrayó Nichols— pero sí un proceso donde el discernimiento espiritual se mezcla inevitablemente con el análisis estratégico. “Voy con mis ideas, pero también dispuesto a escuchar y dejarme persuadir”, afirmó.
En las calles de Roma, algunos cardenales han sido vistos paseando discretamente o compartiendo mesa sin los ornamentos del cargo. En el interior de salones privados, en cambio, se desarrolla una intensa actividad que podría definir el rumbo del catolicismo por las próximas décadas.
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