Tote_Abuelo: Tejiendo relaciones a través de la cámara Cine Premiere

La elaboración de un sombrero tradicional tsotsil a manos de su abuelo Manuel Martínez Vázquez se convierte en el punto de partida para que la cineasta María Sojob desentrañe una página difusa de su historia familiar y confronte por primera vez sus dudas de pertenencia e identidad como mujer indígena.
Tote_Abuelo nos ofrece un retrato íntimo de la negociación cultural entre los pueblos originarios y el mundo occidentalizado a través del cambio generación representado por la novel cineasta criada en la entidad multiétnica de Chiapas.
El documental se estrena este miércoles 13 de mayo como parte del festival en línea Ambulante en Casa.
  "Cuando empecé la película pensé que sólo era algo para mí, que tenía que hacerla para sanarme", nos cuenta la directora María Sojob.
"Era un proceso bastante personal, bastante intimo, pero hacerlo a través de la cámara, a través del documental, a través del cine, era y sigue siendo para mí, la única forma de comunicarme, de poder expresarme, de poder hablar de mis emociones.
Está película fue el único espacio que yo tuve para poder sentarme a platicar con mi mamá y mi abuelo por primera vez".
  En esta ópera prima de carácter más autobiográfico, seguimos a una mujer con recuerdos vagos de su niñez que decide viajar a la comunidad indígena de Los Ranchos, en el municipio de Huixtán, en un esfuerzo por conectar con un pariente sanguíneo que le resulta casi desconocido, su abuelo materno.
Un encuentro que le permite recontextualizar el desarrollo de las relación afectiva con su madre Lucía Martínez Vargas; a la par de hacer una revisión histórica de temas como los roles de género, el acceso a la educación y la discriminación en contra de los pueblos indígenas.
Un sueño distante María Sojob creció en el municipio de Chenalhó en los Altos de Chiapas, de donde es originario su padre Pedro Mariano Arias.
La pequeña María gozó de una infancia tranquila en comunidad y rodeada por numerosos familiares.
Aunque su vida cambiaría para siempre unos meses antes de ser enviada a la ciudad de San Cristobal de las Casas para realizar sus estudios de secundaria y preparatoria, cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) atrajo la atención de medios nacionales e internacionales.
"Mi abuelo tenía una televisión en blanco y negro, incluso recuerdo que la tenía bien cubierta con una manta bordada.
Era un objeto de deseo entre primos y primas", relata Sojob.
"Entonces, sucedió el levantamiento del Ejército Zapatista [de Liberación Nacional] en 1994.
Empezaron a mostrar imágenes de cosas que [como niños] no entendíamos bien que eran, pero que hablaban de Chiapas".
Pensando en sus abuelos y otros familiares que no comprendían bien el español, María comenzó a soñar con la posibilidad de ser algún día esa reportera en televisión que informaba acerca de eventos en su comunidad, pero haciéndolo en lengua tsotsil.
"Desde entonces me quedó esa idea la mente: ‘yo quiero hacer esto, me gusta’".
Aunque recibiría el apoyo de sus padres para estudiar Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), María reconoce que convencerlos de aceptar su elección de carrera fue una tarea complicada.
"Vengo de una familia de maestros y maestras bilingües de educación indígena.
La aspiración de todo padre o toda madre en la comunidad era que sus hijas e hijos estudiarán para ser maestros porque eso significaba un ingreso seguro, así que cuando yo les dije que quería estudiar comunicación trataron de persuadirme, se molestaron y me dijeron que eso no me iba a servir para nada", expone la directora.
Inicialmente, Sojob se dedicó a la producción radiofónica en tsotsil y, más adelante, tomó su cámara para hacer reportajes de actividades, ceremonias y festividades en su comunidad que pronto llegaron a una televisora local indígena, justo como había ambicionado cuando tenía apenas 11 años.
"Empecé a hacer experimentos de video de registro y edición, y alguien por ahí me dijo: ‘eso que estás haciendo son documentales’.
Yo no sabía que eran los documentales ni que significaba eso", nos confiesa la directora, quien no vio su primera película sino hasta los 16 años.
"Empecé a interesarme en eso que decían que era el cine documental.
Había decidido que quería hacer películas, pero eso parecía un sueño inalcanzable porque cuando uno piensa en películas se imagina las grandes producciones".
Para su propia sorpresa, la aspirante a cineasta resultó seleccionada para una beca de la Fundación Ford que le permitiría estudiar la Maestría de Cine Documental en la Universidad de Chile.
No fue una decisión sencilla dadas las implicaciones que tendría en su vida privada.
María tenía una pareja y una hija, además de provenir de una comunidad donde el papel de la mujer era acotado por un sistema patriarcal.
Ella afrontó los riegos y, ahora, sus trabajos han sido proyectados en festivales de cine en México y el resto del mundo, destacándose la Berlinale, FICValdivia y Edimburgo.
Adicionalmente, la realizadora ha impartido talleres de cine y producción audiovisual comunitaria con colectivos y centros educativos.
Sin embargo, el proyecto más desafiante de su carrera estaba por venir.
  ¿Qué significa amar? "Empecé a cuestionarme varias cosas sobre el cine y el cómo iba a llevar toda esa propuesta cinematográfica a mi comunidad", fueron las primeras reflexiones que tuvo la directora tras concluir sus estudios en el país andino.
"En medio de eso, me entero que mi abuelo materno, con el que no había tenido una relación cercana ni afectiva, estaba enfermo y que se estaba quedado ciego.
Era el único abuelo que me quedaba y me entró esta nostalgia de decir: ‘cómo no tuve una cámara cuando mis abuelos [paternos] estaban vivos y retratar todas sus historias’.
Me intereso mucho el poder retratar lo que mi abuelo [materno] hacía, que eran sombreros para las autoridades de la comunidad.
Yo iba con la idea de realizar un documental sobre él y como éste podría ser el último sombrero que tejería".
Entre 2013 y 2014, María Sojob inició un largo proceso para tratar de convencer a su abuelo Manuel Martínez de elaborar dicho aditamento para el documental.
Cuando él accedió finalmente a la petición, la directora ya había comenzado a plantearse una serie de preguntas mucho más personales, ajenas a la mera pérdida de un oficio tradicional en tiempos de modernidad: ¿por qué ella no tenía una relación cercana o afectiva con su abuelo?, ¿por qué le costaba mucho acercarme a él?, ¿qué fracturas o qué sucedió en esa relación con su abuelo, su mamá y consigo que no le permitían sentirse parte de esa comunidad? Es así que la cineasta comenzó a meditar sobre su propia identidad y los valores que heredó como mujer tsotsil, algo que escuchamos abiertamente en el monólogo de apertura del documental mientras se dirige a la comunidad del abuelo, donde realizó el rodaje por espacio de un mes, antes de regresar unos días adicionales un año después.
La cuestión que más intrigaba a la directora, y que le había dejado las cicatrices más profundas, era la ausencia de un equivalente a la palabra "amor" en la lengua tsotsil, algo que se tradujo directamente en la forma en que sus abuelos y sus padres se expresaban afecto entre sí y a sus descendientes.
   "El tejido del sombrero se convirtió una metáfora acerca de tejer esa historia familiar.
Por primera vez, empecé a conocer la historia de mi abuelo, la historia de mi mamá, pero esto surge a partir de estos cuestionamientos de cómo se vive el amor o cómo se dice amor en la lengua tsotsil.
¿Cuáles son las palabras?", asegura Sojob.
"Esa era la búsqueda y parte importante también de este proceso era descubrir que no hay problema en que yo pueda mezclar cuestiones de las dos culturas donde he crecido.
Eso es este documental: una búsqueda, una reflexión, un proceso de sanación y un proceso de voltear la cámara hacia mí".
A partir de la convivencia cotidiana y largas jornadas de conversaciones, María descubre que hay otras formas de manifestar afecto dentro de dicho contexto comunitario que van más allá de las palabras o los sutiles actos físicos.
La directora no ofrece juicios de valor ni crítica dicha mentalidad, sino que buscaba empatizar y comprender que hay detrás de dichos valores.
Pero la reconstrucción de los lazos familiares no iba a resolverse en unas cuantas visitas y, por ello, incluso el símbolo principal del filme queda incluso.
"Creo que funciona bien como metáfora de que queda pendiente el seguir tejiendo la historia familiar y seguir sanando ciertas fracturas que hay en el alma, en el corazón", reconoce.
Tote_Abuelo tuvo un gran recibimiento del público y la prensa especializada durante su estreno en el marco del pasado Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
De este certamen, el largometraje se llevó a casa el Premio La Musa, otorgado por la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión al mejor documental realizado por una mujer, además de obtener el Premio Ambulante de Documental, el cual le había garantizado un lugar como parte de la Ambulante.
Gira de Documentales 2020.
"Me han sorprendido gratamente las reacciones de las personas y sobre todo de gente joven que se han acercado muy emocionados a decirme: ‘Gracias, me sentí muy identificado porque yo también tengo un abuelo o también tengo una relación muy difícil con mí mamá, pero esta película me ha ayudado a entender que se puede tratar o buscar sanar las relaciones’", concluye la directora de 36 años.
"Aunque la película está rodeada en un idioma y en un contexto cultural distinto todo está unido a través de las emociones y del amor, que al final es un sentimiento bastante universal.
El documental ha sido un espejo para muchas personas".
Tote_Abuelo podrá ser visto de forma gratuita este miércoles 13 de mayo durante 24 horas –de las 00:00 a las 23:59 hrs.
– y con disponibilidad para mil espectadores a través de encasa.
ambulante.
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