Familiares, amigos y conocidos estuvieron presenten en el funeral de Fátima en Tulyehualco El Gráfico
19 de Febrero, 2020 10:29
Al amanecer, el ataúd de Fátima yacía en soledad.
No había vecinos ni familiares que la acompañaran hasta que llegó un violinista.
Él era uno de los vecinos de la menor y, aunque no la conoció, llegó al lugar a regalarle sus notas por más de una hora.
El sonido invitó a los demás habitantes.
Uno a uno arribaron: vecinos, familiares y niños que conocían a la pequeña.
Ellos cuentan que así como estaba en el ataúd, la niña solía andar en soledad por las calles de Tláhuac y Xochimilco.
Te puede interesar: "Aquí linchamos, no rayamos", advierten pobladores de Tulyehualco tras feminicidio de niña Se le veía sola o en compañía de su hermano mayor.
Ambos se refugiaban en las calles del pueblo, en donde la gente les ofrecía comida.
Por eso en Santiago Tulyehualco las mujeres conocían a Fátima.
Ayer, ellas asistieron al sepelio.
Fueron las pobladoras quienes se hicieron cargo de organizar el funeral, de cocinar comida para los asistentes y de llevar sillas, lonas y música.
Así permanecieron afuera de la casa de la familia para velar a la niña.
Pasado el mediodía, el obispo de Santiago Tulyehualco, Andrés Suárez, ofreció una misa en memoria de la menor raptada y asesinada.
Sentada a un lado del féretro de su hija, María Magdalena escuchó la homilía.
OBISPO PIDE NO FALLARLE A LOS NIÑOSAnte ellos, el obispo pedía a las familias del poblado no acostumbrarse a ser víctimas de la violencia y erradicarla desde la enseñanza en casa.
El sacerdote pidió a los padres de familia hacerse cargo del cuidado de los niños.
“Si las instituciones fallaron, nosotros no podemos fallarle a los niños.
Es necesario que nos ocupemos de la familia”, dijo.
Te puede interesar: Feminicidio de Fátima: el duro recorrido para levantar un acta de desaparición en la CDMX Minutos después de las 5:00 de la tarde, el cortejo fúnebre partió hacia la primaria Enrique Rébsamen.
Frente al portón del plantel, los padres de familia exigían castigo para el director de la escuela.
Tras guardar un minuto de silencio, los asistentes partieron hacia el panteón de Tulyehualco.
Cientos de habitantes llenaron las calles y en su camino exigían castigo para los homicidas.
La música de los mariachis siguió la última marcha de Fátima hasta ser sepultada.
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