De símbolo sexual a mujer real, Pamela Anderson impacta con su nuevo protagónico: “Tengo 57 años y hasta ahora mi carrera siempre había tenido que ver con lo físico” Infobae
A sus 57 años, la actriz Pamela Anderson decidió romper con los estereotipos que marcaron su carrera y regresar al cine con un personaje que redefine su trayectoria. The last Showgirl, dirigida por Gia Coppola y presentada en el Festival de San Sebastián representa un punto de inflexión para Anderson, conocida internacionalmente por su papel en Baywatch (Guardianes de la bahía).
Según explicó a Fotogramas, la actriz utiliza esta película para reflexionar sobre la sexualización que atravesó su carrera y reivindicar la complejidad de las mujeres mayores en el cine.
The last Showgirl: una historia de reinvención
La película narra la historia de Shelly, una bailarina de Las Vegas cuyo espectáculo llega a su fin, lo que la obliga a afrontar una nueva etapa en su vida. Dirigida por Coppola, la cinta explora el cierre de una carrera marcada por el brillo escénico, pero también por el sacrificio y la entrega. Anderson interpreta a la protagonista en un rol que, según sus propias palabras, nunca había tenido la oportunidad de abordar. “Sentí que era cuestión de vida o muerte en cuanto leí el guion. Fue la primera vez que un material me ponía nerviosa por pura necesidad de hacerlo”, declaró.
La producción, ambientada en Las Vegas, se nutre de los testimonios de showgirls reales que colaboraron en la preparación del elenco. Aunque la crítica fue diversa, la cinta generó debate sobre la madurez, la feminidad y la visibilidad de las mujeres mayores en el cine. El reparto incluye figuras como Jamie Lee Curtis, destacada por la propia Anderson: “Me enamoré de todas”.
Un nuevo comienzo profesional
Para Anderson, interpretar a Shelly significó más que un regreso al cine. “Siempre sentí que me quedaba algo por dar, pero mantuve ese pequeño fuego dentro de mí y, cuando llegó esta película, estaba preparada”, expresó la actriz. La conexión entre el personaje y su experiencia vital marcó un nuevo inicio. “Me moría de ganas de comenzar a rodar. Nunca me habían ofrecido un buen guion de verdad. Y, ahora, siento que acabo de empezar una nueva etapa”, agregó.
Durante la entrevista, Anderson reconoció haber atravesado momentos de incertidumbre. “Dudé de mí misma muchas veces, pero proyectos como este te impulsan”, indicó. Añadió que, en los años más difíciles de su carrera, el activismo le ofreció un propósito. “El activismo fue lo que me ayudó a superar esos años. Hizo que todo tuviese sentido, pero este es otro capítulo”, afirmó.
Trayectoria, autoimagen y autenticidad
Desde su irrupción en la cultura popular con Guardianes de la bahía, Anderson fue objeto de un escrutinio centrado en su apariencia. La actriz admitió que su carrera estuvo ligada a su imagen, aunque ahora busca redefinir su relación con la sensualidad y el envejecimiento. “Tengo 57 años y mi carrera tuvo que ver con lo físico, así que todavía estoy procesando esto. Fue un viaje, pero también una de las razones por las que me embarqué en este proyecto”, explicó.
Anderson manifestó su intención de mostrarse sin filtros y de ser valorada por su trabajo. “Quería quitarme capas, ser quien soy, no ser definida por lo que dice la gente, sino por lo que yo hago”, dijo. Para ella, la sensualidad ahora reside en la autenticidad y la vulnerabilidad. “Es mucho más sensual para mí ahora que lo que fue en el pasado. Es importante ver Las Vegas de día, como una mujer sin maquillaje, más vulnerable, más íntima y reveladora”, comentó.
Ficción y experiencia personal
La cercanía entre Anderson y Shelly es evidente. La actriz relató haber recurrido a vivencias personales para construir su personaje. “Me veo cerca del personaje y, de hecho, tiré de mi experiencia personal. Yo tuve que lidiar con todo esto desde Guardianes de la bahía. Todos, en algún momento, nos enfrentamos al rechazo, a cómo cerrar el espectáculo...”, relató.
Describió el rodaje como un proceso exigente que la obligó a actuar con instinto. “No había tiempo para sobrepensarlo. Estoy tan agradecida... Sabía que era capaz de hacer mucho más y no tenía nada que perder. Quizás sea la única oportunidad de interpretar un papel así, y por eso usé mis experiencias: mis matrimonios, mis hijos, mi vida, mi carrera... Es como una especie de adicción, es divertido”, explicó.
La actriz también compartió que el arte le permitió canalizar emociones reprimidas. “Fue capaz de encontrar una manera de expresar algo de esa ira y dolor en este papel, pero soy nueva en esto, estoy aprendiendo, todavía trato de averiguar cómo funciona esto”, reconoció.
Físico, carrera y nuevos horizontes
Encasillada por su físico durante años, Anderson admitió que eso limitó tanto su desarrollo profesional como su percepción pública. “Desde Guardianes de la bahía hasta Broadway, no sé lo que pasó en medio. Me perdí varias décadas de mi vida y, por eso, que me llamaran para interpretar este guion fue una bendición”, confesó.
La actriz destacó que nunca es tarde para redirigir una carrera. “Nunca es demasiado tarde. Sabía que podía hacer más. Y ahora, a esta edad, siento que puedo hacerlo. Ahora me toca. Estoy muy agradecida”, señaló. Sobre la sensualidad, reiteró que hoy la encuentra en aspectos más genuinos de su personalidad y trabajo. “Para mí, es mucho más sensual lo que hago ahora”, indicó.
Historias necesarias en el cine
Anderson considera que The last Showgirl llega en un momento clave para la representación de mujeres mayores de cincuenta años. “Creo que es el momento de contar estas historias. A los cincuenta sientes que pasas de una edad a otra. Es una línea muy interesante con la que jugar”, reflexionó.
La película provocó conversaciones diversas entre el público, algo que Anderson celebra. “No nos hacen la misma pregunta dos veces. Está siendo muy interesante ver las reflexiones del público”, comentó.
Recuerdos, aspiraciones y mensaje final
Anderson recordó sus primeros años y aspiraciones. “¿Les cuento la historia de Playboy? En Playboy escribí que quería ser buena madre y ganar un Oscar... pero estaba de broma. Es curioso y divertido. Quién me iba a decir a mí, con veinticinco años, que iba a llegar aquí...”, comentó.
La actriz concluyó resaltando la importancia de dar espacio a las voces femeninas maduras en el cine. Expresó su deseo de que las showgirls reales se sientan representadas en pantalla. “Espero que estén orgullosas”, finalizó.
