Atacante irrumpió en misa de domingo con más de 350 feligreses, abrió fuego y detonó su chaleco explosivo; reportan hasta 20 muertos y más de 50 heridos graves en Siria El Imparcial
Un atacante suicida abrió fuego y se hizo explotar dentro de una iglesia ortodoxa griega en Dweil’a, en las afueras de Damasco, causando al menos 20 muertos y 52 heridos, de acuerdo con el Ministerio de Salud de Siria, citado por medios estatales.
El incidente ocurrió este domingo, cuando más de 300 feligreses se encontraban orando en la iglesia de Mar Elías, según reportes de testigos y autoridades. La explosión destruyó gran parte del altar y los bancos, dejando el piso cubierto de escombros y sangre.
Un ataque planeado y brutal
Según el Ministerio del Interior sirio, el atacante ingresó con el rostro cubierto, portando un arma, y comenzó a disparar antes de activar su cinturón de explosivos.
Las autoridades confirmaron que estaba vinculado al grupo extremista Estado Islámico (ISIS), aunque el grupo no ha reivindicado oficialmente el atentado hasta el momento.
Algunos testigos aseguran que los presentes intentaron detener al agresor antes de que detonara su chaleco. Otros afirman que había un segundo hombre armado que disparó hacia la puerta de la iglesia, según declaraciones del sacerdote Meletius Shahati.
Sacerdotes describen la escena
El sacerdote Fadi Ghattas, quien oficiaba la misa, relató con dolor:
“Había 350 personas rezando cuando sucedió. Vi al menos 20 cuerpos sin vida”.
Issam Nasr, sobreviviente que se encontraba rezando en ese momento, narró:
“Vi gente volar en pedazos. Nunca habíamos cargado un cuchillo, solo nuestras oraciones”.
Una mujer, según reportaron medios sirios, cayó de rodillas entre los escombros y rompió en llanto. Las imágenes difundidas por los Cascos Blancos (Defensa Civil Siria) mostraron el interior de la iglesia con bancos destrozados, escombros y manchas de sangre.
Primer ataque de esta magnitud en años
Este atentado es el primero de este tipo en Damasco en varios años. Llega en un contexto complejo para Siria, ahora bajo el gobierno interino del presidente Ahmad al-Sharaa, líder del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), exafiliado de al-Qaeda.
Aunque Sharaa ha prometido proteger a las minorías religiosas y étnicas, el país ha enfrentado recientemente dos olas de violencia sectaria. Las autoridades temen que células durmientes de grupos extremistas sigan operando en el país.
El ministro de Información sirio, Hamza Mostafa, condenó el atentado y lo calificó como un “acto cobarde” en su cuenta de X (antes Twitter):
“Este acto cobarde va en contra de los valores cívicos que nos unen. No retrocederemos en nuestro compromiso con la ciudadanía igualitaria y combatiremos a las organizaciones criminales que amenazan la seguridad de nuestra sociedad”.
Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona y continúan las investigaciones para determinar si hubo otros implicados.
