Una vida de OnlyFans: creadores de contenido para adultos cuentan sus secretos Milenio

DOMINGA.
– Quién sabe si fue presagio.
La primera vez que tuvo un celular con cámara, lo primero que hizo fue tomarse fotos y después se grabó teniendo sexo.
Una de estas ‘nudes’ que compartía en Grindr –la app de ligue– cayó en manos de un sujeto que amenazó con difundirla.
Para salir del chantaje él mismo la posteó en sus redes, lo que hizo que sus followers subieran como la espuma.
Más de una década después, Abraham Shehell, de 34 años, es uno de los creadores mexicanos de contenido sexual más exitosos entre la comunidad LGBT+ en OnlyFans, plataforma británica famosa por su diversa y variada oferta de perfiles que venden su trabajo explícito y exclusivo que ha transformado la industria para adultos.
Cómo iba a saber que se ganaría la vida de onlyfansero y que, como en cualquier otro trabajo, requeriría disciplina y seriedad.
No es un pasatiempo.
No se llega y listo, ahí está tu dinero.
Hoy son santos creadores… pero no todos llegan lejos.
Y justo para hablar de las peripecias para alcanzar el éxito en OnlyFans, Abraham me citó en su amplio y moderno departamento en la alcaldía Benito Juárez.
Le gusta charlar libre de prejuicios.
Originario de Lindavista, tenía 14 años y se recuerda buscando porno gay a escondidas en su computadora.
Ya siendo un joven adulto, investigó en internet sobre lugares para encuentros sexuales, donde descubrió que, aunque se sentía flaco y feo, sus atributos eran un éxito.
Fornicaba más que los demás.
Es un hombre de cuerpo ejercitado, moreno y de frondosa cabellera que oculta, por lo general, bajo una gorra.
Su rol es activo.
Frente a la computadora en la que edita los videos para sus suscriptores, recuerda que a esa primera foto en la que aparecía encuerado, le siguieron otras iguales y una cosa llevó a la otra: compartía videos, de pocos segundos, como permitía entonces la red social que compró Elon Musk.
En 2010, su motivación era el morbo, saber que hombres se masturbaban viendo su pene erguido.
Qué se iba a imaginar que sería parte de la revolución digital de contenido para adultos que convocó a una avalancha de creadores de cuerpos diversos, con fetiches y fantasías sexuales múltiples, a vender su propio contenido a suscriptores.
Que romperían con estereotipos que imperaron por décadas en la industria porno y con el que muchos jamás se identificaron.
OnlyFans permite, desde su creación en 2016, que la gente encuentre el porno por el que está dispuesto a pagar.
La verdadera ganancia es el contenido que se vende hasta en 200 dólares.
Ese es su éxito.
No por nada el número total de creadores en activo en la plataforma ronda los 3.
5 millones en 2025.
Mientras que, de 2022 a 2023, los suscriptores pasaron de 240 a 305 millones.
Con seis años en el negocio, Abraham Shehell festeja que tener acceso a internet lo llevó a descubrir que Dios le había bendecido con un tributo físico que él no iba a desperdiciar.
¿Cuál es el secreto del éxito en OnlyFans?Grindr dio a los hombres gay otra forma de encontrar sexo rápido, desde 2009.
Pronto Abraham halló a mucha gente que aceptaba grabarse con la condición de que no se viera su rostro.
Ligar sin problemas engrosó la confianza en sí mismo y lo animó a mostrarse desnudo y teniendo sexo en Twitter.
Eran videos ‘amateurs’.
Sólo se divertía.
En la amplia estancia con sala y comedor, con el ‘Réquiem’ de Mozart de fondo, Abraham cuenta cómo está el asunto en OnlyFans: sus suscriptores pagan una cuota mensual de 12 dólares, pero la verdadera ganancia es la venta de contenido.
Por ejemplo, promociona en X un nuevo video largo con teaser o fotos y el respectivo link que lleva directo a su cuenta en OnlyFans.
Pone un precio: 70 dólares, por decir algo.
Lo máximo que permite la plataforma son 200.
A veces, Abraham convoca a otros creadores para armar una ‘colaboración’, que es una manera de decir, en la jerga onlyfansera, que dos o más personas se juntan para crear contenido como estrategia para aumentar sus audiencias.
Renta un espacio cómodo, contrata a un camarógrafo.
El video es de buena calidad, en los planos cerrados se ven penetraciones y eyaculaciones.
Sabe que eso le gusta a sus ‘fans’.
Y claro que les cobra por verlo: gasta tiempo y dinero.
Muchos entran en la dinámica.
Él recupera lo invertido y se alista para la próxima colaboración.
Para que su público no se vaya, les da acceso libre a videos viejos.
Abraham va del porno ‘amateur’ a uno más producido.
Invierte más cuando el otro creador es también famoso, guapo y viene de paso a la ciudad.
Los dos se tienen que lucir.
Algunos videos los hace con su teléfono, sobre todo cuando su compañero sexual en turno es novato y no está listo para coger frente a un camarógrafo.
El porno no se trata de ser muy innovador.
Es como ‘Los Simpson’: ya todo está hecho.
Se trata de demostrar que lo disfrutas.
‘Amateur’ o profesional, el sexo no debe ser fingido.
Que se note que lo tuyo es comer falo o culo, dice.
“En este negocio siempre habrá alguien con un pene más grande, más guapo, de mejor cuerpo, que coge mejor.
Tú haz tu chamba y demuestra que te gusta.
Punto”.
agrega.
Sobre lo demás, su camarógrafo le da el material en bruto.
Abraham edita qué se ve y qué no.
Su OnlyFans: sus reglas.
Selecciona las fotos, hace el tráiler: que se vea lo menos posible, pero que deje ganas de ver más.
De qué sirve que un suscriptor vea un minuto, se masturbe y luego se olvide de ti.
Mientras algunos creadores graban y suben todo al día siguiente, él dosifica su contenido: si un video dura 40 minutos, lo comparte por partes: 10 minutos a la semana, por ejemplo.
De cada segmento salen fotos profesionales, ‘gifts’, ‘screenshots’.
El tráiler.
Al final sube el video completo, que ya le dio material para postear por dos semanas.
Comparte sus números: ha posteado más de 4 mil 200 videos cortos y largos.
El más corto es de 20 minutos y el más largo, de una hora y 40 minutos.
En su perfil, un suscriptor los encuentra clasificados por tríos, orgías, cuartetos.
O bien por nacionalidades: latinoamericanos, gringos, europeos, asiáticos.
Tomar esa experiencia le llevó tiempo: entender el funcionamiento de OnlyFans, perfeccionar su manera de vender, los mensajes a sus suscriptores.
Ganarse las propinas.
Es un arte seducir.
Sus suscriptores pagan por ver algo natural y caliente.
Pagan por verlo.
Ser onlyfansero no es una chamba fácilCon casi 40 años, Char Ávila jamás volverá a decir: “De esta agua no beberé”.
Hace unos años, criticaba a los creadores de contenido para adultos.
En los antros de música electrónica de la Zona Rosa conoció a esos “buenos para nada”, decía.
Los consideraba prepotentes y engreídos.
Mediocres.
Revisaba sus redes y descubría que les iba de maravilla.
De viaje en viaje, de fiesta en fiesta.
¿Cómo era posible que ganaran tanto dinero por exhibirse teniendo sexo? ¿Qué talento podía ser ese?Pero qué vueltas da la vida.
Ahora, del otro lado de la moneda, sabe que ser onlyfansero no es una chamba fácil.
No cualquiera se posiciona.
Y menos en tan poco tiempo como él, que en dos años ya disfruta de las mieles del éxito.
Envié a Char un mensaje a su cuenta de X, en la que tiene casi 200 mil seguidores.
Contrario a Abraham Shehell, Char Ávila es pasivo y tiene que decir que, bajo ese rol, romperla en OnlyFans es un desafío que pocos logran.
¿Por qué? “¡Porque los gays también son machistas!”, dice casi gritando.
“A los pasivos, por ser receptores, muchas veces se les trata de inferiores.
Siempre vende más un pene”, sintetiza.
Por eso, él festeja haberse posicionado.
Char viene de San Andrés Tetepilco, en Iztapalapa.
Él prefiere que nos encontremos en mi departamento.
Carlos es dicharachero.
Un libro abierto.
Mide 1.
80 y su cuerpo es musculoso: resultado de años de entrenamiento.
Para él hacer ejercicio es tan indispensable como comer o dormir.
Es su imagen.
Se pone de buenas cuando recuerda que, en agosto de 2024, viajó a Colombia a grabar contenido.
Regresó con la certeza de que invertiría en más viajes a otros países en busca de colaboraciones con otros onlyfanseros.
Con razón otros creadores usan esa estrategia.
En Medellín, Char fornicó a cada rato.
A la fecha, todavía tiene contenido pendiente por subir.
Este año, se fue a São Paulo con el mismo propósito: gastó unos 40 mil pesos, pero arrasó con los activos brasileños y volvió con material para arrojar al cielo.
En mayo y junio estará en España y Portugal, en Europa.
“Ya tengo mi año planeado”, alardea.
“Yo lo veo como inversión y soy mi propio organizador”.
A la gente, dice, le gusta verlo coger con colombianos y brasileños.
Es algo distinto, otro perfil y escenario.
Como ‘plus’: ya lo sigue gente de esas nacionalidades.
Le compran contenido.
Quién sabe si es suerte, pero apenas llega a una nueva ciudad, empieza a grabar.
Solita, dice, se da la situación.
Lo mismo en la Ciudad de México: “diario aparece una nueva persona para coger”.
–Pero uno no siempre tiene ganas, ¿no?–¡Yo sí! Soy una persona muy, muy, muy caliente.
De Brasil, por ejemplo, trajo material para tres meses.
Está muy bien, porque a los suscriptores, si no los tienes entretenidos, se van.
Ya no pagan la mensualidad.
Grabar tanto le permite descansar, de vez en cuando, unos días, pero como su libido, ya lo dijo, es alta, vuelve al sexo enseguida.
Crear contenido en OnlyFans se trata de perder el pudorSiendo un niño, Char Ávila sabía que lo suyo eran los niños.
Creció e hizo una licenciatura trunca en Nutrición, se dedicó a la Cosmetología, al cuidado de la piel, a dar masajes.
De los 19 a los 35 años vivió de eso.
Luego, en la pandemia, en pleno ‘boom’ del contenido para adultos, se quedó sin trabajo.
Entonces ya había hecho las paces con los creadores.
Con dos se había acostado y se había dejado grabar de manera anónima.
Uno de esos creadores con los que grabó le propuso volver a lanzar el video, esta vez taggeando su cuenta.
Se llenó de seguidores de inmediato.
Su perfil oficial en X fue creado en mayo de 2022 tras un par de cuentas suspendidas.
Comenzó con máscara porque, seamos honestos, todavía hay gente que ve mal a quienes hacen esto.
Pero todo se salió de control: más gente lo reconoció porque aparecía su espalda con un tatuaje de los chakras de la tradición hindú.
Y ya antes le había gustado mostrarse en redes en ropa interior y eso incluía mostrar su espalda y el tatuaje.
Ya qué hacía.
Se desprendió de toda intención de anonimato.
Sus fans se multiplicaron.
Aprendió a editar en InShot.
Paga poco y en el celular hace todo.
Sus videos van de 20 minutos a una hora de duración.
A modo de promoción, también sigue la estrategia de subir un ‘teaser’ de un minuto a X.
Se acuerda, entre risas, cuando su hermana lo instaba hace años a cobrar por las fotos donde aparecía casi desnudo.
“Ya abre tu OnlyFans”, aconsejaba.
Toda su familia sabe que ese día llegó y de qué vive.
Descubrió que podía vivir de esto cuando se fue de viaje turístico a Colombia, Argentina y Brasil.
Los gastos fueron cubiertos por su trabajo de creador de contenido para adultos.
Char sube y vende sus videos, sobre todo, en la popular OnlyFans.
Es su fuerte.
Tiene, en promedio, 300 suscriptores.
También usa Telegram y JustforFans, otras dos plataformas del giro.
Como si fuera Netflix, en Telegram, con un promedio de 70 suscriptores, cobra una mensualidad de 150 pesos para acceder a su contenido.
Sumando lo generado en las tres plataformas, su ingreso mensual oscila entre los 35 y 40 mil pesos.
Va por más y confía en los viajes para lograr su propósito.
“Crear contenido”, explica, se trata “de perder el pudor.
Hecho eso, todo fluye.
Creo que me va bien porque mi contenido es ‘amateur’.
Muestro algo real.
No engaño a nadie”.
Su regla de oro, revela, es que si uno de sus videos no le parece excitante o no parece que él disfrute, no lo sube.
No sabe si los demás actúan o fingen, pero que el sexo sea natural “se nota en los videos”.
Rara vez ocupa un camarógrafo pero, si fuera el caso, él tiene sexo placentero.
Nunca actúa.
Le han propuesto trabajar con un guion, con un director.
Lo ha aceptado, como en Brasil, pero no lo disfruta.
“¡Qué es eso!”, exclama, de cortar en plena acción.
“O que te digan que cambies de posición.
Eso es actuado y no es excitante.
No es lo mío”, remata.
La gente paga por verlo coger de verdad.
Si la sesión es en un espacio cerrado o en el Camino Verde –un lugar de encuentro sexual en la reserva ecológica de Ciudad Universitaria al que Char fue asiduo–, casi siempre empieza a grabar cuando ya está cogiendo, pues ya sabe qué le gusta al otro: ya sabe dónde tocar o hasta dónde morder.
Del OnlyFans al cine para adultos con Lucas EntertainmentRegresamos con Abraham Shehell.
Comenzó en OnlyFans a los 28 años.
Su mamá y papá no saben cómo se gana la vida.
Son de otra generación.
No lo entenderían.
Pagaron su maestría en comunicación social.
Mejor que no sepan.
Alguna vez tuvo trabajos convencionales en el mundo audiovisual.
Se fue de Twitter para prevenir problemas en su futuro profesional.
Se mudó a Tumblr, una red social menos conocida, y subió videos ‘amateurs’.
Su nuevo ‘target’, varios gringos y de países europeos, le recomendó abrir su OnlyFans.
Con tanto porno en internet, ¿quién pagaría por ver a un principiante? De todas formas, se arriesgó.
En 2018 creó un correo especial para abrir su cuenta, la cual verificó con su identificación, tarjeta de crédito y datos bancarios para recibir los depósitos.
OnlyFans se quedaría con el 20 por ciento de todo lo que vendiera, incluidas las propinas.
Avisó en Tumblr, donde alcanzó los 50 mil seguidores, que ya tenía OnlyFans.
Publicó contenido por unos meses.
Entonces no había restricciones, uno subía lo que se le pegaba la gana.
Se olvidó del asunto por un tiempo, siguió con su trabajo normal.
Un año después, entró al correo ‘especial’ y encontró decenas de mensajes de nuevos suscriptores.
Ingresó a su cuenta y, sorpresa, descubrió una nada despreciable cantidad en dólares guardada y mensajes de su fiel público de Tumblr que preguntaba qué esperaba para subir más contenido.
Revivió su perfil.
Ayudó mucho que, meses antes de la pandemia, conoció por Grindr a la estrella porno Brent Evertt.
Fornicaron, grabaron y Everett subió los videos a Twitter con el ‘link’ del OnlyFans de Abraham.
Sin querer, hizo una colaboración.
Abraham ganó muchos suscriptores.
“Esto va a dejar”, profetizó.
Everett le presentó a Allen King y Ruslan Angelo, otros famosos actores porno y se repitió la historia.
Ellos lo recomendaron como actor con Michael Lucas, el director de Lucas Entertainment, una de las productoras de porno gay más importantes del mundo.
Al arranque de la pandemia, cuando nadie sabía que OnlyFans arrasaría en ese periodo, Abraham, dudoso de su futuro, aceptó participar en una producción donde le pagaron 700 dólares por escena.
En dos semanas, ganó 4 mil dólares.
Firmó, además, un año de exclusividad.
No sólo hizo porno profesional: abasteció su OnlyFans de colaboraciones con otros actores.
Ya no era un “vamos a ver”: de verdad podía mantenerse del porno.
Desde ahí se enfocó en crear contenido de calidad.
Desde febrero de 2024, abrió su segunda cuenta en X, hoy suma más 230 mil followers.
“Tengo tres discos duros, de dos terabytes cada uno, de contenido”, presume.
Tiene hasta para regalar, pero no hará tal tontería.
De todos modos, “siempre hay batos que quieren coger conmigo”, presume otra vez.
Y una más: ganó recientemente un premio en los International Content Creators Awards.
Fue el único mexicano nominado y ganador.
Un par de horas después de nuestro encuentro, Abraham confiesa que mientras OnlyFans le dé el 30 por ciento de lo que gana hoy, ahí seguirá.
Prefiere, por seguridad, no decir cuánto gana, pero es el triple de lo que generó en cualquier otro trabajo.
No se ha hecho rico, pero le alcanza para un estilo de vida acomodado.
Le permite vivir sin preocupaciones, pagar deudas, su renta, cambiar de pantalla o de celular si eso quiere.
Ahorra porque no sabe si un día OnlyFans amanecerá con la noticia de su cierre.
Nunca se sabe.
Invierte en el gym.
A la gente le gusta más desde que tiene un cuerpo más musculoso.
Quiere mostrar lo mejor de él a sus fans.
Vive de su dinero.
Más vale.
Hasta que los peces sigan pescando en OnlyFansChar Ávila celebra dos años de creador de contenido.
De olvidarse de lo que digan los demás.
Este medio es de mucha competitividad y envidia.
Él, por ejemplo, ha recibido toda clase de comentarios sobre su vida sexual: el más recurrente es sobre su salud.
Es cierto que, en el inicio, se tomaba la molestia de explicar sus protocolos.
Ahora, lo tiene sin cuidado el ‘hate’ pero llegar a eso es difícil.
En este tiempo le ha pasado de todo.
Hasta conductores de Uber lo han reconocido y, encantado de la vida, ha grabado con ellos por puro placer.
Por X lo buscan muchos hombres bisexuales de clóset.
En el metro le piden fotos.
Saliendo del bar lo reconocen.
Es raro pero, reconoce, “se siente bonito”.
Antes iba un día a la semana al Camino Verde.
Regresaba con frecuencia porque su primer video teniendo sexo al aire libre fue un exitazo.
Descubrió, además, que se prendió mucho en ese escenario.
Al inicio, grababa cuando tenía permiso.
Pero, cosas de la vida, como se ha hecho famoso, ahora hasta sus parejas sexuales le preguntan: “¿No vas a grabar?”.
O le escriben por Grindr o Twitter porque quieren hacer un video con él.
Hablando de desconocidos, un día se grabó en un puente peatonal entre Viaducto y Avenida de los Insurgentes.
Eran las 10 de la noche.
Tras una cita sexual, iba camino al metro Chilpancingo.
Se conectó a Grindr.
Así fue la conversación: –¿Tienes lugar?–No.
–Pues en la calle.
Se encontraron.
Carlos vio que en el puente no pasaba gente.
Le preguntó si aceptaba grabarse allá arriba y éste aceptó.
Antes se sentía incómodo en un lugar así, pero “le agarró el gusto” y asume el riesgo.
Todo eso, a la gente le encanta.
Ser creador ha diversificado sus gustos, le ha ayudado a quitarse de prejuicios.
A sus casi 40 años, que cumplirá en agosto, se siente privilegiado por su éxito.
Confía en que sus cambios físicos atraerán a otro tipo de público.
Hay todo un espectro de posibilidades.
Seguirá haciendo contenido hasta que le deje.
Hasta que los peces sigan pescando.
GSC