No voy a pedirle a nadie que me crea, un filme con crítica, pero también disparates Excelsior

Lucero CalderónJusto cuando Fernando Frías de la Parra estaba trabajando en su cinta Ya no estoy aquí, le cayó la novela No voy a pedirle a nadie que me crea, del escritor Juan Pablo Villalobos.
Quedó enganchado con la serie de situaciones, algunas absurdas, otras inverosímiles y otras dramáticas de la historia que a través de varios amigos contactó al escritor mexicano, radicado en Barcelona, para pedirle los derechos de la obra.
Tras un encuentro en Europa y la promesa de filmar la cinta, Fernando Frías le dio forma a la cinta homónima, rodada en Barcelona, que es protagonizada por Darío Yazbek, Natalia Solián, Alexis Ayala, Anna Castillo, Juan Minujín y Carmen Beato.
Ya no estoy aquí era mucho más personal, había que estar con los chicos, irme a Monterrey y ésta es una producción más grande, con actores, hay como cierta comodidad, más libertad y puedo proponer desde otro lado.
La otra película era mucho más emocional y ésta es mucho más disparatada y desde ese lado, si tengo que definirme como director, me gusta ser alguien inquieto, que quiere proponer, que busca formas nuevas y desafiar ciertas convenciones y lugares comunes.
Al final de cuentas, No voy a pedirle a nadie que me crea, por más comedia que sea, intenta ser crítica”, respondió Fernando Frías de la Parra a Excélsior.
  TE PUEDE INTERESAR: ‘Se habla de lo que la gente quiere’: Junior H No voy a pedirle a nadie que me crea se centra en la historia de Juan Pablo (Yazbek), un joven que obtiene una beca en Barcelona para irse a estudiar un doctorado de Literatura junto a su novia Valentina (Solián).
Lo que parecía un sueño se convierte en una pesadilla cuando, involuntariamente, queda relacionado con un grupo criminal que, a través de su líder (Alexis Ayala), lo manipula para que entre en contacto y seduzca en España a la hija de un empresario importante.
Ese escenario de horror, miedo y muchos absurdos, hacen que Juan Pablo comience a escribir una novela de autoficción en la que cuenta lo que vive día a día al llevar esta doble vida: la estudiantil y la forzada por el crimen organizado.
Mi intención era empujar una película con una estructura caótica, pero que tuviera todos los elementos para quien quiera estar ahí.
Si el público es activo y se involucra, la experiencia se potencializa mucho más.
Si la ves como una película de entretenimiento, pues tiene muchísimo humor y la historia es redonda, se entiende, pero la película se está burlando de sí misma, tiene ese carácter todo el tiempo y uno de los retos era cómo mantener el interés, la bola rodando o la atención y la tensión con tal cantidad de información, era cómo encontrar ese balance y la decisión fue: ‘juguemos con el público, que diga qué estoy viendo, ay güey’.
Ésa era la intención”, ahondó Frías a través de una entrevista Zoom desde Argentina, en donde estaba promocionando el filme.
 Una de las sorpresas de la cinta fue encontrar un elenco muy ecléctico dentro de los que sobresale Alexis Ayala, un actor cuya carrera se ha dado mayormente en la televisión.
Fue riquísimo tener un elenco así.
Hay actores naturales, está gente con las tablas que tiene Alexis, que es maravilloso, y también para ellos fue increíble, pues así como esta película es una locura, para ellos el encontrarse con actores de otros países fue poco convencional.
No fue como ‘te va a tocar trabajar con un actor con el que ya te ha tocado trabajar otras veces en otra serie’ no fue así, y todos tenían la misma capacidad de asombro, la misma entrega y fue muy divertido”, explicó Frías.
 No voy a pedirle a nadie que me crea, que tuvo su premier mexicana en la pasada edición del Festival de Cine de Morelia, se estrena hoy en la plataforma Netflix.
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