Sylvester Stallone y Jason Statham vuelven a juntar a su equipo para otra peligrosa misión Infobae
Sylvester Stallone logró entrar para siempre en la historia del cine con dos personajes, Rocky Balboa y John Rambo. Con eso le bastaría para ser un héroe popular invencible. Pero por supuesto hizo muchas otras películas, no todas memorables, aunque sí varias que ya son clásicos. Los indestructibles (The Expendables, 2010) fue una sorpresiva nueva oportunidad de volver a los primeros planos y conseguir un nuevo personaje querido por el público. Su rol de Barney Ross, el veterano de guerra que comanda un grupo militar para misiones especiales, le permitió no solo un gran éxito de taquilla, sino también reunir a viejos amigos y a varias estrellas del cine de acción de décadas atrás.
A Los indestructibles le siguieron dos secuelas, una del 2012 y otra del 2014. Por los elencos pasaron actores del nivel de Arnold Schwarzenegger, Bruce Willis, Jet Li, Dolph Lundgren, Mickey Rourke, Eric Roberts, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme, Harrison Ford, Wesley Snipes, Mel Gibson, Antonio Banderas y varios más. En algún momento, todos estos nombres fueron estrellas descomunales que jamás hubieran trabajado juntas, pero ya veteranos, todos aprendieron a trabajar en equipo y recibir el festejo de los espectadores que siempre los tuvieron en lo más alto. La primera producción era emocionante, la segunda más divertida todavía, la tercera tenía un elenco asombroso más algunos personajes más jóvenes y la cuarta ya muestra que la franquicia ha llegado a su límite.
Los indestructibles 4 (The Expend4bles) tiene a los protagonistas de sus predecesoras, a Stallone y también a Jason Statham, productor de la film y verdadero héroe principal aquí, más allá de que sea una película coral. Lee Christmas, el militar británico que interpreta Statham, debe asumir un protagonismo superior al de los films anteriores, por lo cual este largometraje es para su club de fans, más que para los seguidores de Stallone y los demás actores. Los únicos otros dos actores que se mantienen en los cuatro títulos son Dolph Lundgren y Randy Couture. El resto es nuevo y el peso de los nuevos no está para nada a la altura de los tres títulos anteriores. Tampoco Stallone participa del guion, como lo hizo en las tres ocasiones previas.
Esta vez la misión es en Libia, donde Barney Ross y Lee Christmas deberán evitar que un mercenario llamado Rahmat (Iko Uwais) robe ojivas nucleares para el misterioso Ocelot, a quien Ross no logró detener ni desenmascarar veinticinco años atrás. La misión no sale como la planearon y ahora deberán realizar otro trabajo, aún más peligroso, que es perseguir al mismo tiempo a Rahmat y a Ocelot, a quien nadie, salvo un único testigo, puede identificar. Pero el agente de la CIA que los lidera, Lash (Andy García), expulsa a Christmas por haber arruinado, según él, la misión inicial. Si esta vez fallan, la seguridad de todo el mundo está en riesgo y podría desatarse una guerra mundial.
De todos los que forman parte del elenco, el único nuevo que comparte el concepto original de la franquicia es Andy García, porque cumple con su condición de veterano. Los demás son más jóvenes o mucho menos conocidos. Megan Fox, interpretando a Gina, no parece ni muy creíble ni entender el concepto de estas películas. 50 Cent, Levy Tran y Jacob Scopio parecen más un relleno que una incorporación valiosa. Scopio tiene como gracia ser muy charlatán y presentarse como el hijo de Galgo (Antonio Banderas), un personaje de la película anterior. Más poderosa es la presencia de Iko Uwais, la estrella de The Raid y aún vigente héroe de acción y artes marciales nacido en Malasia. También aparece Tony Jaa, interpretando a Decha, un buen personaje que le permite al intérprete tailandés mostrar algunos movimientos de la saga de Ong-Bak, que lo hizo mundialmente famoso.
Aunque nunca fueron superproducciones, de las cuatro películas esta es la que se ve más barata. Tiene algunas ideas interesantes, pero falla en su mayor encanto, que es tener muchos actores ya veteranos riéndose del paso del tiempo y de sus propias carreras. No solo falta efectividad en el humor, tampoco hay la más mínima pizca de emoción, porque los personajes ya no logran importarnos como antes. El primer guión, escrito por Stallone, mostraba una enorme comprensión de cada uno de los que aparecían en la historia y también era una reflexión sobre el paso del tiempo. Aquí esto no ocurre, seguramente porque el proyecto, que debía haberse hecho al menos cinco años atrás, fue perdiendo fuerza. Varios grandes nombres figuraban en los planes de Stallone, pero se fueron perdiendo a medida que el proyecto se postergaba.
Aunque no hay nada malo en esta cuarta parte, la diferencia con las otras tres es muy clara, por lo que lo más probable es que ahora la franquicia se convierta en serie o tenga algún spin-off que la reviva. Pero para los que disfrutaron de esta nueva reinvención de Sylvester Stallone, este definitivamente debería ser el final.
Los indestructibles 4 se encuentra disponible en la cartelera de cines de América Latina.
