¿A quién le importan los niños y niñas víctimas del sistema educativo? Vanguardia.com.mx
En las últimas semanas, noticias relacionadas con la educación o las escuelas han estado en boga.
De uno u otro ángulo, la escuela es el centro de la noticia.
Y no para bien.
Primero el caso Norma Lizbeth de 14 años, alumna víctima de bullying, fue asesinada después de los golpes en la cabeza y la cara que le propinó otra alumna.
El bullying se está convirtiendo en una epidemia silenciosa que genera violencia, suicidios, depresiones, que los alumnos deserten de su educación y en general un ambiente poco sano para el aprendizaje.
Juan Martín Pérez, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, expuso que niñas y niños agresores en las escuelas, también son víctimas de violencia en su entorno, es decir, son un reflejo de una sociedad violenta.
“Pretender reducir el acoso escolar a conflictos entre niñas y niños sólo evade la responsabilidad adulta y las obligaciones de las instituciones educativas”, planteó en un comunicado.
Más recientemente, se difundió la nota de Paola, una alumna de 12 años de Oaxaca que valientemente se ha negado a vestir falda en la telesecundaria donde estudia, y eso involucra ir contra los usos y costumbres de su pueblo.
Es un tema que está escalando.
La niña, apoyada por la madre, se enfrenta a un sistema, pues no son sólo los usos y costumbre en San José Manialtepec Villa de Tututepec, en la costa de Oaxaca, sino que es parte de una vieja costumbre de la educación pública en México: ellos con pantalón, ellas con falda.
Lo único que sucede es que al fin de cuentas interesa todo menos la alumna, menos la educación.
Es decir, así como el tema del bullying es un reflejo del contexto violento en el que viven los niños y niñas, la lucha de Paola es la lucha de muchas niñas, no sólo en temas de acceso a la educación en términos de igualdad, sino en muchos otros aspectos de la vida diaria.
Por si fuera poco, a estos temas que son un termómetro del contexto violento del país y del contexto de violaciones a los derechos humanos y derechos de los niños y niñas, se les suma que nuevamente salió a cuento el tema del contenido de los libros de texto, algo que ha estado en el reflector de la actual administración federal por su presunta intención de adoctrinar a los niños.
Hace semanas se dio a conocer la creación de un libro de texto de la Secretaría de Educación Pública llamado “Un Libro sin Recetas para la Maestra y el Maestro”.
Se ha señalado que el libro justifica la incorrecta conjugación de verbos o presenta a la pobreza como una virtud, entre otras enseñanzas cuestionables.
AL TIROLa administración federal actual, de la mano de la SEP, propuso la Nueva Escuela Mexicana, una reforma enfocada en la “transformación” de los lineamientos del sistema.
Pero no es nada nuevo que cada sexenio imponga cambios, nuevas estrategias o reformas al tema educativo.
Desde la reforma educativa de Peña Nieto o la Alianza por la educación de Calderón.
Cada quien tiene su nombre, pero en el fondo nada cambia.
El tema educativo va más allá cuando no existen condiciones para aprender libremente; cuando existen restricciones de forma, como un uniforme; o de fondo, como la falta de recursos, alimentación o infraestructura.
El tema educativo va más allá cuando los niños y niñas han crecido en un entorno violento, idolatrando a narcos o influencers.
El tema educativo está allende las aulas.
Hay un sistema frágil que sigue viendo el tema como mero botín político.
Los niños y niñas no votan.
Aquello de que son el futuro es mera retórica barata.
Si importaran, ya se habría hecho algo respecto al entorno violento en el que viven, la desigualdad que viene de raíz o a verlos como mero experimento del adoctrinamiento.
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