Argentina ya ha pasado por varias etapas de hiperinflación a lo largo de su historia, pero ahora que registra tasas de tres dígitos no son pocos los que piden volver a implementar la Ley de Convertibilidad o el peso por dólar.
Hoy en día la tasa de crecimiento de los precios rebasa el 100%, sin embargo, hace 30 años la situación era aún peor: el Índice de Precios al Consumidor (IPC) llegó a registrar un alza del 3 mil 79% anual en 1989 y de 2 mil 314% al año siguiente, en medio de una grave crisis financiera y altos niveles de pobreza entre su población.
TE PUEDE INTERESAR: Subir la tasa o no, el dilema de la FedPero sólo cinco años después, durante el segundo período presidencial de Carlos Menem, el IPC se redujo hasta el 0%.
¿Cuál fue la solución?El entonces ministro de Economía de Menem, Domingo Cavallo, llevó adelante un profundo cambio de la organización económica del país, que incluyó la famosa Ley de Convertibilidad.
La medida -que comenzó a regir en abril de 1991 tras su aprobación en el Parlamento- establecía una paridad fija del peso argentino al dólar estadounidense.
Es decir, un peso argentino pasó a valer lo mismo que un dólar.
A este periodo se lo llamó popularmente el “uno a uno”.
Sin embargo, esta política económica se benefició directamente del plan Brady, que reestructuró la deuda contraída por países en desarrollo -entre ellos, Argentina, Brasil, Ecuador, México y Venezuela- con los bancos comerciales estadounidenses.
POCO VIABLEAhora, hay quienes proponen volver a implementar esta política, la 2cual en su tiempo terminó de manera abrupta debido a factores externos, como la crisis asiática, la devaluación del rublo ruso y sobre todo la del real brasileño, que impactó fuertemente a Argentina por tratarse de uno de sus principales socios comerciales.
Javier Milei, economista y diputado de la derecha libertaria que aspira a ser presidente de Argentina, ha dicho que la paridad cambiaria fue uno de los procesos más exitosos del país para controlar las variables macroeconómicas y por lo tanto implementar un modelo similar sería clave para cambiar el rumbo actual de la economía.
Sin embargo, economistas como Marina Dal Poggetto y Eduardo Levy-Yeyati no ven con muchas posibilidades de éxito una nueva versión de la Ley de Convertibilidad.
“Un régimen cambiario no te resuelve el problema.
Si no tienes una corrección de las cuentas fiscales y un ordenamiento de los precios relativos, no vas a parar la inflación.
Entonces, necesitas un programa de estabilización”, dice Dal Poggetto.
En tanto, Levy-Yeyati afirma que, en términos prácticos una nueva ley de convertibilidad “sólo sería posible si previamente se acumularan reservas internacionales.
”Si hay una corrida, como la que vemos hoy en Credit Suisse, no habría manera de frenarla, salvo que el Gobierno o los bancos atesoraran reservas líquidas.
En los 90, tanto el banco central de Argentina como los bancos comerciales mantenían fondos de liquidez en dólares.
Pensarla hoy como un atajo a la estabilidad me parece ingenuo”, concluye.
Con información de medios