El ao en que lleg Matas Milenio

El ao en que lleg Matas. Noticias en tiempo real 03 de Marzo, 2023 18:00

?Me parece que ya lo haba visto antes, estuvo aqu hace poco??, pregunt la enfermera.
Levant la mirada intentando reconocer el rostro detrs del cubrebocas.
No lo logr.
No haba forma de descifrar quin era esa mujer con traje y casco de cientfico en pelcula de accidente nuclear.
?Mi hijo naci aqu hace cinco meses?, respond entre toses.
La mayor parte del tiempo estaba cansado, adormilado, si trataba de hablar vena esa tos que me dejaba sin aliento.
Sus ojos, lo nico que poda ver de ella, se conmovieron.
?Claro, por eso me acuerdo de usted.
Va a estar bien, no se preocupe.
? Tuvo la delicadeza de no preguntar ms.
Siete meses atrs el Real San Jos era un hospital de maternidad, pero en octubre de 2020 estaba reservado para pacientes covid.
Recostado en la cama, mir el silln que estaba a mi izquierda, era cmodo, lo saba porque dorm ah acompaando a Tania que, embarazada por primera vez, estuvo internada tres veces por sangrado y contracciones prematuras.
An la recuerdo padeciendo dolores de parto y los torpes esfuerzos de una enfermera que no atinaba a introducir un catter en su vena.
Ahora era yo quien tena uno en el brazo.
Me canalizaban corticoides, vitaminas, suero y anticoagulantes.
Un montn de ventosas en el pecho me conectaban a una mquina que monitoreaba ritmo cardiaco, presin arterial y saturacin de oxgeno.
No haba nadie en el silln de visitas, esta enfermedad deja sin aliento, sin aire y sin la gente que te quiere.
Mi nica compaa era un telfono celular con cientos de mensajes que no tena fuerzas ni ganas de leer.
En la mesita de la izquierda estaba la pizarra que Tania me dio cuando me llevaron al hospital.
Mir las fotos y una frase que escribi con plumn: ?te vamos a extraar, vuelve pronto?.
Los mdicos se turnaban y aparecan de tanto en tanto.
Internistas, infectlogos, neumlogos, rehabilitadores pulmonares entraban y salan.
?Todo va bien, hay que esperar?, decan, pero en sus miradas no encontraba seales de nimo, a lo mucho se lea el cansancio por turnos interminables y demasiadas batallas perdidas.
Las enfermeras aparecan con puntualidad inglesa cada cinco horas, medan manualmente temperatura, presin arterial y a veces tomaban muestras de sangre.
No importaba si era de madrugada o estaba dormido, ellas llegaban, me despertaban y hacan su trabajo.
La enfermera dio opciones para la cena, me decid por fruta, ensalada de atn y gelatina.
La comida de ese hospital no era mala, pero no tena demasiado apetito, ni ganas de nada que no fuera dormir.
?Ya va a ver que todo estar bien?, insista.
Sali de la habitacin y yo me qued pensando que deba ser muy triste ser enfermera de maternal, en una poca en que se despiden ms vidas de las que se reciben.
***Esa maana llor porque estaba feliz y porque tena el llanto atorado de meses atrs.
No es fcil estar embarazados, menos en pandemia, encerrados, asustados por un virus que provoca sntomas parecidos a los de la gripa, pero mata.
Un bicho que le pega ms a los viejos, a los obesos, a las embarazadas y que no se saba bien a bien qu haca con los bebs.
Entonces no haba vacunas ni medicinas ni tratamientos, solo desinformacin.
?El covid no existe.
? ?Es un experimento militar.
? ?Es solo una gripe fuerte.
? ?Noms mata a los gordos y a los que ya estn enfermos de otra cosa.
? Hubo quienes aseguraron que la cura eran pastillas de dixido de cloro, ajo o hasta medicina para caballos.
Los cubrebocas se volvieron, al mismo tiempo, artculos de primera necesidad y de lujo.
Los noticieros hablaban de cada vez ms muertos, de hospitales pblicos saturados y de una lista de clnicas privadas que seran exclusivas para pacientes covid.
El que Tania y yo habamos elegido para el parto estaba en la lista.
El embarazo pas sin mayores contratiempos hasta el mes cuatro.
Estbamos encuarentenados, salamos a la calle solo por lo indispensable, no veamos a nadie fuera de nuestros padres, mis hermanas, el to Gerardo y su familia.
La noche del 28 de marzo hice una excepcin y sal a visitar a un amigo.
No habr pasado ms de una hora cuando Tania llam.
Con voz llorosa dijo que haba tenido un sangrado.
Regres de inmediato, la encontr an en el bao.
No lo hablamos, pero los dos pensamos en la posibilidad de un aborto.
Llam al gineclogo, nos explic que un sangrado no siempre es grave, hizo preguntas y su opinin fue que haba que esperar y mantener a Tania en reposo absoluto.
?Si el sangrado se repite o hay algn otro malestar me llaman y vamos al hospital.
? No recuerdo qu respond, pero luego de un silencio largo, como si hubiera escuchado en mi voz el miedo que no se borraba de los ojos de Tania, agreg que podamos ir al hospital esa misma noche si as lo preferamos.
?Ser como estar en casa, pero ms vigilada, con atencin inmediata si hubiera alguna complicacin?, agreg.
Nos decidimos por el hospital.
Llegamos a urgencias, acostaron a Tania en una camilla, le hicieron anlisis de sangre y una ecografa.
Esperamos al doctor hasta las dos de la maana, dijo que los estudios se vean bien, que de momento no haba que preocuparse.
Nos asignaron un cuarto, ese donde conoc el silln de los acompaantes, y pasamos ah tres noches.
Nos dieron de alta con el apercibimiento de que los sangrados continuaran y que Tania deba estar en cama, nada de caminar, nada de subir escaleras, nada de yoga para embarazadas, nada de nada.
A pesar de seguir las indicaciones al pie de la letra, las cosas se complicaron.
La noche del 30 de abril aparecieron dolores en el vientre.
Tania asegur que era gastritis porque siempre minimiza lo que siente para evitar al mdico.
Llam al gineclogo, nos recet varios medicamentos, sal a buscarlos.
Tard ms de tres horas en regresar porque uno estaba descontinuado, pero solo me enter despus de visitar ms de una docena de farmacias; consult con el mdico y compr otro, pero haba que inyectarlo, as tuve que buscar quin supiera poner inyecciones.
La odisea result infructuosa, a las dos de la maana los dolores eran intolerables.
De nuevo al hospital.
Esta vez se trat de contracciones prematuras.
El cuerpo de Tania quera que el parto sucediera ya, pero era demasiado pronto, los mdicos no crean que el beb estuviera listo.
Le pusieron un catter para darle otro medicamento que las detuviera.
Funcion, aun as nos quedamos nuevamente en el hospital.
El gineclogo recomend inyectar corticoides a Tania para apresurar el desarrollo de los pulmones del beb.
?Es solamente una precaucin, si tenemos un parto prematuro queremos que el beb pueda respirar.
? Tres das despus ella ya se senta bien.
El 3 de mayo regresamos a casa.
Los mdicos recomendaron prolongar la hospitalizacin un poco ms, pero ella no quera estar ah.
Mala decisin.
Las contracciones volvieron a las diez de la noche del da siguiente.
Estbamos en cama, ella intentando dormir para no sentir, yo mirando la televisin para no dormir.
Cada quince minutos, cada veinte, cada diez, Tania despertaba y daba un gritito de dolor.
Me explic que comenzaba en la espalda baja, suba por ambos lados, recorra todo el vientre y se quedaba all, punzando, hasta que solito comenzaba a disminuir de a poco.
Bajamos una aplicacin para llevar la cuenta de cundo comenzaban y terminaban las contracciones.
?An no es tiempo.
? ?Prepara la maleta.
? ?Llama a tu doctor?, eran las recomendaciones que aparecan en la pantalla despus de cada conteo.
Alrededor de las dos de la maana, los dolores eran cada tres o cuatro minutos.
?Cuando los intervalos sean de cinco minutos o menos significa que el nio ya quiere salir?, haba dicho el gineclogo.
Faltaba un da para que cumpliramos los siete meses de embarazo.
Tomamos las maletas y nos fuimos al hospital.
***Despus de dos dcadas haciendo publicidad, en noviembre de 2019 pude tomar un ao sabtico.
Tania y yo habamos planeado viajar, pasar tiempo en la Ciudad de Mxico ?donde vivamos desde 2015?, pero tambin en Guadalajara porque ah estn nuestras familias.
Necesitaba descansar, de todo, de todos, de los aeropuertos, de las noticias, de las crisis, de los egos, de los malabares, las maromas y tanto absurdo.
Cerr mis redes sociales, quera no enterarme de nada, no angustiarme, no enojarme, no tener prisa, que ya no me doliera la espalda ni vivir con el estmago apretado; dormir ocho horas seguidas, leer, escribir, tena ideas para un libro de cuentos y el borrador de una novela esperando en un cajn.
Quera muchas cosas, pero ?la vida es eso que pasa mientras ests ocupado haciendo otros planes?, sentenci Lennon.
Los primeros das de noviembre de 2019 nos enteramos que estbamos embarazados.
A inicios del 2020 el covid ya era algo ms que una enfermedad de un pas lejano.
Para febrero se hablaba de una pandemia mundial.
En marzo el mundo cerr, los gobiernos decretaron suspensin de actividades, todos a casa, todos con cubrebocas, sana distancia y otro montn de cosas que nos cambiaron la vida.
Nuestros planes de viaje y fiesta se redujeron a un encierro obligado.
Evitamos a la gente por el bicho, el embarazo y porque nuestros paps son poblacin vulnerable.
Salamos solo para pasear a Jons ?nuestro perro? pedamos comida y despensa por aplicaciones del celular, desinfectbamos todo lo que iba a entrar a casa, pusimos en la puerta de entrada un tapete con agua y cloro para limpiar las suelas de nuestros zapatos y una mesita con gel, cloro en espray y toallitas desinfectantes.
Tomamos todas las precauciones posibles.
Fuimos disciplinados durante meses, luego nos cans el encierro.
No s exactamente dnde pesqu el bicho, pero la semana previa a los primeros sntomas estuvimos en un baby shower que, en realidad, fue una fiesta de adultos en la que no se respet ninguna de las medidas de prevencin.
Un par de das despus fui, con mis paps, a un centro comercial a comprar ropa de beb.
Para terminar, amigas de Tania, que viven en Estados Unidos, pero estaban de visita en la ciudad, fueron a la casa.
Tiempo despus, cuando ya estaba enfermo, nos enteramos que una de ellas sali positiva al regresar a Denver, result asintomtica.
Ella est convencida de que la contagi, yo creo que la tercera fue la vencida.
La maana del 3 de octubre despert con dolor muscular y de garganta.
Decid que era un resfriado y me autorrecet un antigripal.
Apacig los sntomas casi una semana, pero el da que se terminaron las pastillas volvi el dolor, ahora con temperatura alta, 39 grados.
Tania se alarm y llam a Mike, nuestro amigo mdico de cabecera.
l sospech de inmediato, hizo traer un oxmetro que marc 89.
?Tienes covid?, asegur.
Yo refut, tena que ser gripa.
?Vuelve a medir?, exig.
90, 88, 91, 87.
?Si baja de 90, aunque sea un segundo, es porque algo anda mal?, insisti.
Pidi que me hiciera una prueba PCR.
La Universidad de Guadalajara ofreca mdulos drive thru para aplicar pruebas en todo el estado.
Consegu cita para las nueve de la maana del da siguiente.
Conduje hasta el lugar, me metieron un par de cotonetes por la nariz y la garganta y me regresaron a casa.
El resultado lleg ese mismo da por la noche: negativo.
Fue una victoria prrica porque la fiebre y los dolores me tenan tumbado.
La oxigenacin segua brincando entre 87 y 90.
Estaba adolorido y cansado.
Mike insisti con el covid.
Me hicieron pruebas de dengue, influenza y orina para descartar una infeccin, todas negativas.
Mike orden una tomografa de pulmn.
Manej hasta el laboratorio, me form, hicieron el estudio, esper los resultados y regres a casa.
Pedro, un infectlogo amigo de Mike, lleg a casa por la noche, despus de un turno de ms de veinticuatro horas en el pabelln covid del Hospital Civil.
?Las pruebas no son cien por ciento seguras, es claro que tienes covid, uno muy leve, pronto estars bien.
En trminos generales, 80 por ciento de los casos son leves, 15 grave y solo 5 crtico: son los que requieren terapia intensiva.
T ests en el 80, as que no tendrs problema.
? Me explic que la tomografa mostraba pequeas heridas en los pulmones.
?Son apenas perceptibles, pero estn y suelen aparecer por covid.
? Dijo tambin que los exmenes de sangre indicaban una infeccin.
?Te puedes quedar encerrado en este cuarto? Te vas a medir la oxigenacin cada dos horas y me mandas foto de los nmeros.
Pasados quince das de la aparicin de los sntomas ya no eres contagioso, solo ten en cuenta que los das ocho y diez son los ms duros de la enfermedad, los sntomas se pueden agravar.
Pero tranquilo, mientras sigas oxigenando arriba de 90, todo estar bien.
?***?No se preocupen, hay muchas posibilidades de que el producto sobreviva? dijo el gineclogo.
En mi cabeza resonaban las palabras ?producto? y ?sobreviva?.
Me entraron ganas de romperle hasta el ltimo hueso del cuerpo.
Mir a Tania, vi que haba perdido el poco color que le quedaba, tena los ojos pelados, el llanto bordeando, le temblaban los labios.
Tambin estaba asustado, pero me tocaba aparentar seguridad.
?Todo va a salir bien ?dije sabiendo que no era a m a quien quera escuchar?, le llamo a tu mam?? Ella asinti, hablaron y acordaron que mis suegros saldran rumbo al hospital sin importar virus ni riesgos.
Tania necesitaba verlos, pero todo fue muy rpido y no alcanzaron a llegar.
Entramos al hospital a las dos de la maana, el gineclogo nos visit a las tres, recet medicamentos para detener contracciones, pero esta vez no cedieron, a las cinco confirm que una cesrea era la nica alternativa y a las seis entramos a quirfano.
En el parto el pap solo puede hacer tres cosas: tomar la mano de la mujer que est haciendo el trabajo rudo, filmar el parto y no estorbar.
Eso fue lo que hice.
Estuvimos algunos minutos en el preoperatorio, le tom la mano como corresponda, dije un montn de obviedades, pero lo hice convencido.
?No estoy asustado y cuando no me asusto es porque no habr problemas, tengo una intuicin para eso.
Todo va a estar bien.
? Le tom algunas fotos y ella sonri.
Mande las imgenes a nuestros padres minutos antes de que llegaran los mdicos.
Ya en la sala de operaciones, el gineclogo y el pediatra platicaban con la anestesiloga, le preguntaban por un novio que tena o tuvo, ella sonri y cambi la conversacin, comenz a hablar de mascotas.
Se comportaban como si estuvieran en un asado, bebiendo cerveza, divirtindose y no en un hospital a punto de traer a un beb al mundo.
Tania estaba ah, escuchando, pero sin sentir ni ver nada de lo que pasaba en su barriga.
Segua aterrada.
El gineclogo hizo una incisin en su estmago, meti las manos y sac una cabecita diminuta, el pediatra la tom y con una pera de goma le extrajo el liquido que tena en la boca.
Con sus manos, jal la cabecita hacia arriba, sali todo el cuerpo y lo abraz.
Era un nio que comenz a llorar mientras le cortaban el cordn umbilical.
?Lo ves??, pregunt Tania.
?S, est escupiendo.
? ?Est bien?? ?Est escupiendo, cmo te sientes? Los piececititos!? ?Est chiquito?? ?No tanto como pens, pero s.
? La anestesiloga agreg que era de buen tamao.
El pediatra sec al beb con una toalla, lo agarr como si fuera un mueco, sin cuidado, sin cario.
Se lo llev a otro cuarto y me llev con l.
De pronto me vi en el vestidor de los mdicos, no saba cmo haba llegado ni cunto tiempo llevaba ah.
No haba nadie conmigo, no me dijeron qu deba hacer ahora que todo haba terminado.
A Tania la sedaron y la llevaron a descansar.
Al nio lo metieron a una incubadora en terapia intensiva, todo pareca estar bien, pero les preocupaba que los pulmones no se hubieran desarrollado lo suficiente.
?Es un nio sano?, dijo el pediatra.
Me mir en el espejo, an tena la bata azul que us para entrar a la sala de operaciones y un gorro que apenas contena mi pelo, en ese entonces, de chinos largos.
Mir mi reflejo y me reconoc cansado, ojeroso, me dieron ganas de llorar, de rer y de gritar.
Y llor y re y grit.
Matas haba nacido a las 6:47 de la maana del 5 de mayo.
***En 2017 compramos una casa vieja para arreglarla y convertirla en nuestro hogar.
A finales de 2019 iban a entregrnosla, pero nunca previmos que algn da podramos ser padres.
No tena una habitacin para bebs.
Al enterarnos que Matas estaba en camino hicimos algunas adecuaciones: el que sera mi estudio se convirti en cuarto de beb y el de visitas en el principal.
El que originalmente sera nuestro est del otro lado de un patio, separado del resto de la casa.
Es el ms grande, tiene ventanales y bao propio.
Un sitio ideal para parejas sin hijos o una cuarentena.
Mike orden que todos los das me canalizaran corticoides, analgsicos y vitaminas.
Pedro no estaba tan convencido y a los pocos das me quit el corticoide.
?Tienes que estar boca abajo el mayor tiempo posible, eso ayuda a la respiracin y a los pulmones?, recomendaron los dos.
Nunca tuve la sensacin de que me faltara aire, pero si intentaba hablar me daban ataques de tos, todo el tiempo estaba cansado, con ganas de dormir, un da tena dolor de garganta, al otro flemas, la fiebre suba y yo la bajaba a regaderazos de agua fra y puados de paracetamol.
El 12 de octubre, cinco meses y siete das despus del nacimiento de Matas, inici mi aislamiento forzado.
Ese ao no haba salido de casa por el sabtico y la pandemia, as que pasaba con l las veinticuatro horas, todos los das.
Siempre lo tena abrazado o acostado en mis piernas o en el portabebs junto a mi silla mientras escriba.
Le hablaba, le cantaba, le daba bibern cada tres horas, maana, tarde y noche, lo haca eructar, lo meca, lo dorma.
Mi enfermedad nos hizo pasar del siempre juntos, a tener prohibido estar en la misma habitacin; nada de abrazos, nada de arrullos, nada de besos, solo poda verlo desde lejos cuando Tania lo cargaba y lo acercaba a su ventana para que yo pudiera saludarlo desde la ma.
Matas lloraba, no s si por no estar conmigo o porque no entenda qu estaba pasando o porque los bebs lloran y punto.
Tania tambin lloraba, pero lo supe hasta mucho despus.
***Los primeros das de noviembre de 2019, Tania estaba ansiosa por un retraso en su regla.
No era la primera vez en los siete aos que llevbamos juntos, as que no le di importancia.
Una maana me despert muy temprano para exigir que fuera por una prueba de embarazo.
Me enfad, tena sueo y resaca, pero no hubo ms remedio que levantarme.
Sal a buscar tortas ahogadas y la dichosa prueba.
Regres directo a la cocina, me instal en la mesa, prepar la torta y me puse a desayunar.
Ella tom la prueba y entr al bao.
Sali unos minutos despus con una angustia feliz pintada en el rostro.
La abrac, le dije que no se preocupara, estbamos bien, nos iba bien, ella con 35 aos, yo 42, era un buen momento para ser padres.
Tambin dije que esas pruebas de farmacia no eran confiables y que esperramos a regresar a CdMx para ver a su ginecloga.
?No voy a soportar una semana con esta duda?, dijo y al momento consigui cita para ese mismo da ver a un gineclogo to de una de sus primas.
Un par de horas ms tarde estbamos en el consultorio, el mdico hizo un ultrasonido y confirm la noticia sealando con su dedo un frijolito que se vea en la pantalla.
Le ped a Tania que no dijramos nada a nadie hasta llegar al mes tres, porque saba que hasta ese momento un embarazo est ms o menos fuera de riesgo.
?T crees que podr pasar tres meses sin beber sin que nadie me interrogue? No hay ninguna explicacin coherente para eso, todos van a saber que estoy embarazada.
? Estaba feliz y ansiosa por contrselo al mundo.
Los primeros en enterarse fueron nuestros padres; invitamos a cenar a los cuatro.
A Tania le cost trabajo convencer a mi suegro, ante su insistencia mi suegra intervino pensando que bamos a pedirles dinero prestado.
Al restaurante llegaron al mismo tiempo, se encontraron en el estacionamiento y se sorprendieron al verse.
No les habamos avisado que la cena era todos juntos.
Nosotros ya esperbamos en la mesa.
En algn momento durante la cena propuse un brindis.
?Por los abuelos primerizos.
? Matas iba a ser el primer nieto para todos.
A mi pap se le ilumin el rostro de inmediato, pregunt si hablaba en serio, se levant y nos abraz.
Mi mam, sonrojada, hizo lo mismo.
No podan ocultar la alegra que les cay encima.
Mis suegros se quedaron congelados, no entendan qu estaba pasando, tardaron minutos en reaccionar.
?Es en serio??, pregunt mi suegra.
Tania es hija nica y eso haca an ms especial recibir esa noticia que no esperaban.
Das despus mam me cont que esa noche, al regresar a casa, pap se emborrach solo en su estudio; le platic a mi abue Mara que al fin iba a cumplir su sueo de ser bisabuela.
La charla fue con una foto que estaba en un altar que puso por el da de muertos.
Ella haba partido apenas un ao antes.
***?Buena noche, Pedro, de oxgeno he estado bien, pero ayer tuve temperatura alta por la noche y en la maana.
La baj con paracetamol.
Hoy, hace un rato, llegu a 39, Mike dijo que tomara ms paracetamol y adelantara la toma de stadium.
Ya lo hice y me ba dos veces.
Baj a 37.
7, debo hacer algo ms? Otra medicina?? ?Si sigues con fiebre maana inicia prednisona, 50 miligramos cada 24 horas, pero esperemos ya no vuelvas a tener fiebre.
Ya vas de salida.
?Esos das lo pasaba dormido, un poco por falta de oxgeno y otro tanto porque dormir siempre ha sido una manera de evadir la realidad.
Si hay un problema, si estoy asustado, si algo me preocupa, duermo.
No es algo que decida, el cuerpo se me pone pesado, dolorido, los prpados se me cierran, la cabeza me exige descanso y el cuerpo obedece.
En mi covid, no bien sala el sol, bajaba las cortinas de la habitacin para evitar la luz.
Tania protestaba.
?Nada de encerrarte, quiero mirarte todo el tiempo, quiero ver que ests bien.
? No lo pens entonces, pero ese ?ver si ests bien? significaba asegurarse de que siguiera vivo.
No pensaba mucho en nada, no tena ni fuerzas ni ganas, no lea, no vea televisin, no revisaba el celular, lo puse en silencio para que no me despertaran las llamadas.
No quera leer los mensajes, por el cansancio fsico y porque me agotaba tener que fingir que todo estaba bien y que estaba de buen nimo.
Lo haca con Tania y con mis padres para no preocuparlos, pero no me alcanzaba para hacerlo con nadie ms.
Durante el da estaba ms o menos estable, por las noches la oxigenacin se caa.
Tena que medirla cada dos horas y era un calvario.
No s cmo explicar el terror, la angustia, la desesperacin que senta al ponerme el aparato en el dedo y esperar los segundos que tarda en dibujar un nmero en la pantalla.
A veces cerraba los ojos esperando un tiempo prudente a que el silencio se mantuviera, pero si la oxigenacin no era la correcta, el aparato comenzaba a sonar.
Escuchar ese pitido o mirar un ochenta y tantos en la pantalla me aterraba.
Se me secaba la garganta, me temblaban las manos, el estmago se me pona fro.
Cada que el aparato marcaba un nmero malo tomaba una foto y se la mandaba a los mdicos.
?Pedro, tengo 39.
3 de temperatura, sigo sin poder levantarme de la cama, hoy dorm bien y la maana estuvo tranquila, pero conforme pasa el da me empiezo a sentir cansado, con fro, luego sube la fiebre, hoy he tenido tres bajones de oxgeno.
Siento rasposa la garganta, no todo el tiempo, cuando respiro profundo y al pasar el aire siento cosquilleo y luego la tos.
Tambin siento un ligero dolor detrs de los ojos, muy leve, como punzada.
? ?Esos bajones de oxgeno son esperados, recuerda que tienes algo de inflamacin pulmonar, lo mas importante es que te ests recuperando, los pacientes que tienen neumona grave no se recuperan.
Empezaste a superar la fiebre.
Esto es un proceso lento, pero ah vas.
Sigues con inflamacin, pero as es esta enfermedad?.
***Tania decidi que el gineclogo que confirm el embarazo sera el responsable del seguimiento y el parto.
bamos a visitarlo cada mes, veamos en la pantalla cmo el frijolito iba creciendo, le salan manos, piernas y, en algn momento, sin preguntar, nos dijo que era nio.
Fue un accidente afortunado porque Tania quera fiesta de develacin de gnero y yo no, me ahorr una discusin en la que seguro terminara cediendo.
Iba a todas las consultas y miraba crecer la barriga de Tania, pero no senta eso de ser pap.
Saba que iba a serlo, era una idea dentro de mi cabeza, no una emocin; tenia preocupaciones, pero nada de ese amor absoluto e incondicional del que hablan los que ya son paps.
Entre las semanas once y trece de embarazo toca hacer examen de sndromes, un estudio en el que revisan si el beb padece alguna enfermedad.
?Si se detecta algn sndrome, se puede hacer algo??, pregunt.
?No, pero estn a tiempo de tomar decisiones?, respondi el mdico.
?Decisiones??, insist.
?Decidir si continan o no con el embarazo.
? Afortunadamente, Matas no tena ninguno, pero algo pas mientras hacan el estudio.
Mientras revisaban su corazn, escuch sus latidos a travs una bocina, tac, tac, tac.
Escuch su corazn latir y comenc a llorar.
Escuch su corazn latir y entend que el frijolito de la pantalla estaba vivo, que iba a ser pap, que tendra un hijo.
Ese latir, ese tac, tac, tac, es la msica ms hermosa que he escuchado jams.
Saba que iba a ser pap, pero ese da lo sent por primera vez.
***?Me siento bien en general, pero la inflamacin no cede.
En los resultados de los estudios que me hice hay dos indicadores de covid, la ferritina, que tengo muy alta, por eso la inflamacin, pero aun as no me pone en zona de riesgo, no es grave, pero provoca que oxigene mal.
El otro indicador, dimero D, est en orden, es el que podra generar problemas, pero en ese estoy bien.
Por la tarde me van a hacer otra tomografa de trax para compararla con la primera, sobre eso van a decidir si sigo en casa o me llevan a hospital, pero es solo por prevencin.
As que tranquilo, todo esto es normal en casos de covid simples, es decir, no estoy grave ni nada, los mdicos estn siendo precavidos.
As que todo bien pap, dile a mam que todo bien?, escrib.
Das despus el oxmetro marc 73, un nmero malo tratndose de oxgeno.
Mike dio instrucciones para que llevaran a mi casa un compresor de oxgeno y me pusieron unas mangueritas en la nariz.
La ferritina marc ms de 1 000, cuando el nivel ms alto permitido es de 300 y el dimero D 485, a nada del lmite que es de 500.
La infeccin estaba por las nubes.
Pedro ira verme por la noche, pero sabamos que la hospitalizacin era inevitable.
Tania pas la tarde buscando espacio en algn hospital, para ese entonces todos estaban saturados por pacientes covid.
Despus de varios intentos encontr lugar en el Real San Jos.
Pedro confirm que me haba movido al 15 por ciento de casos graves, pero insisti en que nos bamos por precaucin.
?Por si pasa algo tener todo a la mano, pero no pasar, estate tranquilo.
? ?Cmo me voy? Debo pedir una ambulancia?? ?A cul?? ?Real San Jos.
? ?Yo voy para all, tengo pacientes que visitar, te llevo en mi auto.
? ?En serio? No te da miedo contagiarte?? ?Tengo meses metido en la cueva del covid, basta con usar el cubrebocas para evitar el contagio.
? Hice una maleta con ropa, tom un par de libros, mi computadora y me desped de Tania y Matas desde lejos.
En el trayecto intent escribir un mensaje para avisar a mi pap, pens que sera mejor llamar para que no se asustara tanto, pero no tena voz, si intentaba hablar tosa como tuberculoso.
Le ped a Pedro que hablara y le explicara.
Mi pap es mdico, siempre fue de carcter fuerte ?mam dice que es un victoriano?, pens en hablarle porque l manejara mejor la situacin con mam y mis hermanas.
Marqu, puse el altavoz, quise saludar, pero no hice ms que toser.
Como pude le dije que iba al hospital, que no se preocupara, que Pedro le iba a explicar.
Conversaron en trminos mdicos, pap responda con monoslabos y la voz rota.
Ellos entendan lo que estaba pasando, yo lo imaginaba.
Con la oxigenacin tan baja, las clulas del cuerpo mueren y eso no es bueno, tratndose de covid, cuando todo lo dems no funciona, el ltimo recurso es intubar.
Saba de qu se trataba por lo que pude leer en internet.
Para intubarte te tienen que dormir completamente y te quedas as durante muchos das, semanas, meses.
Meten un tubo por la boca que va conectado a los bronquios para aumentar el flujo de oxgeno.
Durante el proceso los riesgos son muchos, que el tubo cause daos, que el cuerpo la rechace o simplemente que no funcione.
En 2020 solo dos de cada diez personas sobrevivan.
Haba ledo cientos de historias de pacientes que fallecan por negarse a ser intubados y otros tantos que aceptaban y ya no despertaron.
Llegu al hospital alrededor de las nueve de la noche del 22 de octubre.
Todo estaba cerrado.
A travs de una ventanilla Pedro le explic al recepcionista que me quedara y que l tena pacientes por visitar.
Yo agregu que Tania ya haba hablado y reservado un espacio.
Nos mandaron a la puerta de urgencias.
Pedro llen unos papeles y subi a hacer sus visitas, yo llen otros antes de que me dejaran solo en la sala de espera.
Pasaron horas antes de que me llevaran a un consultorio, me pusieran oxgeno y me volviera a quedar solo.
Me recost en una mesa de exploracin, intent dormir, pero no lo logr.
A la una de la maana lleg el mdico de guardia, hizo preguntas, orden que me sacaran sangre para estudios, me hicieron una prueba PCR y me mandaron por una placa de los pulmones.
Casi a las tres de la maana me subieron a un preoperatorio, una especie de sala de espera para quienes van a entrar a ciruga.
No son tan diferentes de las habitaciones, solo un poco ms pequeos, sin puerta ni bao propio.
Me colocaron un catter en el brazo, me pusieron las ventosas, me conectaron al oxigeno y me dorm.
Haban pasado seis horas desde que llegu.
Por la maana me llevaron a un cuarto normal.
La PCR sali positiva.
?Aunque ya sabamos que era eso, lo bueno es que ya le pusimos nombre?, dijo Pedro.
La radiografa mostr que donde antes haba pequeas heridas, ahora pareca un campo minado.
Mis pulmones estaban repletos de un montn de manchas oscuras.
Me dio diarrea.
Regres la fiebre.
El oxgeno segua bailando entre 88 y 93.
Con todo, no s si por la certeza de saber que era covid, por la tranquilidad de estar en el hospital o por sentir que ya no era un riesgo para Tania, que ya no tendra que cuidarme y podra concentrarse en Matas, descans.
***Matas pas diecisis das en terapia intensiva por su necedad de salir antes de tiempo.
De haber llegado a los nueve meses hubiera nacido en plena crisis hospitalaria, en algn hospital repleto de pacientes covid, as que hizo bien en adelantarse.
Me gusta pensar que saba que tena que llegar antes y que por eso apresur las cosas.
Naci de un kilo ochocientos gramos y con apenas cuarenta y cinco centmetros.
Era pequeo pero larguirucho, flaquito, negrito tirndole a morado, todo arrugadito y con los ojos rasgados.
Siempre pens que todos los recin nacidos son feos y que agarran forma con el tiempo, pero yo lo miraba convencido de que era el primer recin nacido guapo de la historia.
Hoy reviso las fotos de sus primeras semanas y reconozco que lo vea con ojos de amor.
La sala de terapia intensiva es un mundo aparte dentro del hospital, una zona restringida en la que, para entrar, era necesario que lavarse, ponerse bata, gorro y guantes quirrgicos.
Haba un rea comn con incubadoras colocadas una junto a otra, cada una con un banco alto para las visitas, pero tambin cuartos privados con una sola incubadora y otras mquinas, para pequeos con problemas graves.
Las enfermeras fijaban en cada una letreros con los nombres de los bebs, mensajes de nimo o felicitaciones por su cumplemes.
Recuerdo un pequeo que llevaba cuatro meses ah, toda su vida en una caja transparente.
Se necesita mucho estmago para mirar a tu beb a travs de un cristal, sin abrazarlo, sabiendo que est luchando por su vida y no puedes hacer nada ms que sentarte a su lado sin siquiera tomarle de la mano.
Las visitas eran dos veces al da, a las once, a las cuatro, y solo una hora por vez.
Tania estaba en casa, la dieron de alta dos das despus del parto.
El gineclogo regres a lo del reposo absoluto para que cerrara la herida que dej la cesrea.
Le prohibi ir diario y menos ambos turnos.
Eso le doli ms que las contracciones.
Diecisis das pueden no parecer demasiado, pero en ese momento se sintieron como toda una vida.
Matas tena su lugar en el rea comn, su nombre estaba en un letrero color verde, con un Tribiln beb vestido de mameluco y un conejo de origami hecho con una toalla.
Estuve con l todos los das, lo miraba dentro de la incubadora, con mangueritas que le entraban por la nariz para darle oxgeno, dos cables pegados en su pecho para medir signos vitales, otro en el pie y uno ms en su manita.
Llevaba un gorrito en la cabeza para protegerlo del fro y guantes para que no se rasguara la cara.
Desde mi telfono le pona msica, Beatles, Rolling y Calamaro en versin para bebs, Kind of Blue de Miles Davis; pero su favorita era ?What a Wonderful World?, juro que sonrea cuando la escuchaba.
Tambin le lea El principito, Pinocho, Peter Pan, Tom Sawyer.
Cuando las enfermeras lo permitan, le tomaba la mano y no hay forma de describir la sensacin de su manita apretando mi dedo.
Quera que me supiera ah para l, que no estaba solo, que mientras yo viviera nunca iba a estarlo.
Daniel entr a terapia intensiva el mismo da que Matas, l naci de cinco meses.
Le toc cuarto privado.
A su mam la vi poco, supongo que su mdico orden reposo absoluto.
Al pap lo vi todos los das, nunca hablamos, no supe su nombre, apenas nos saludbamos con un movimiento de cabezas cuando nos encontrbamos en el estacionamiento.
Recuerdo haberle puesto atencin solo en dos ocasiones, una cuando lo vi discutiendo por la cuenta con los administrativos del hospital y otra durante una de las visitas matutinas; las alarmas del cuarto de Daniel estuvieron sonando, enfermeras llegaban, revisaban, apagaban el ruido y se iban, al poco rato todo se repeta.
El pap sala a buscar ayuda cada que se encendan las alarmas.
Termin la hora de visita y nos fuimos cada quien por su lado.
Ese mismo da, Tania me acompa a la visita vespertina.
Ella se adelant porque bamos retrasados y no quera desperdiciar ni un minuto de nuestra hora permitida.
Mientras buscaba un lugar para estacionarme ella subi por el elevador.
Al entrar a terapia intensiva la vi llorando.
El cuarto de Daniel estaba vaco.
El pequeito haba muerto.
?Apenas esta semana dejaron que su mam lo abrazara, ella estaba muy feliz?, dijo Tania mientras miraba a nuestro hijo.
No mucho despus Matas respir solito, sin necesidad del oxgeno de la incubadora y lo llevaron a terapia intermedia.
Ah pudimos abrazarlo, nos ensearon a darle bibern, a hacerlo eructar y ms cosas que necesitbamos saber para cuando estuviera en casa.
El ambiente era alegre, ms libre, pero hubo que competir con otros padres por la msica.
Los paps de una beb que estaba en el cunero frente a Matas diario llegaban antes con una bocina.
Me vena mal que siempre ponan canciones de pelculas de Disney, no las buenas como ?Gato jazz? o ?Lo ms vital?.
No, ellos elegan las de princesas.
El suplicio no dur mucho, el 21 de mayo nos dieron de alta y fuimos a casa.
Sus cuatro abuelos nos esperaban para conocerlo y no recuerdo haberlos visto tan felices.
Esa noche Matas durmi en nuestro cuarto, en una pequea cuna de madera, la misma en la que durmieron Tania y la mitad de sus primos cuando bebs.
No cerramos los ojos ni un minuto.
Si lloraba nos preguntbamos por qu lloraba; si no lloraba nos acercbamos para ver por qu no estaba llorando.
Ah supimos del amor y la angustia que no nos van a abandonar el resto de nuestras vidas.
***?S puedo respirar y todo, pero la oxigenacin me baj a 73 y, cuando mucho, sube a 88.
? ?Necesitan ayuda??, pregunt Weren.
?Esperemos que todo bien, me van a poner el oxi y me van a canalizar.
Yo me siento bien, es decir, mejor que los das pasados.
? ?Eso dile a Tania, est nerviosa porque no le cuentas nada.
Dale calma?, agreg.
?Cuando sali pens que no nos volveramos a ver?, confes Tania.
La noche que me llevaron al hospital se quebr, llor, creyendo que me iba a morir.
Supe despus que todo el tiempo que estuve encerrado en el cuarto ella no durmi, pasaba las noches parada en la ventana del cuarto, mirando haca donde yo estaba, esperando que moviera un pie o me levantara al bao.
?Quera saber que seguas vivo?.
Cuando lleg el momento en que tuve que enviar mi oxigenacin a los doctores cada dos horas, ella escriba o llamaba si no reciba las fotos.
Yo las mandaba si salan bien, pero me las guardaba si estaban mal.
No quera que se preocupara, bastante tena con Matas y la casa y los doctores y llevar los trmites con la aseguradora.
Dedic una tarde a buscarme un hospital.
Se hizo cargo de todo.
Tania lo pas mal, quiz peor que yo.
Nunca pens en eso durante mi encierro.
Yo saba cmo me senta, tena sueo de tiempo completo, dorma mucho, me comunicaba con los mdicos todo el tiempo.
Ella supo lo poco que le contaba, las versiones de Mike, Pedro y lo que pudo ver por la ventana.
Adems de la desinformacin en las redes, las notas con cientos de miles de muertos por todo el mundo.
En aquel momento, se crea que los enfermos de covid que iban al hospital ya no saldran.
Para m fue diferente, no tuve miedo de morir, nunca pens que me fuera a morir.
Me aterraba el oxmetro, me angustiaba que, en lugar de mejorar, todo se alargara cada vez ms.
Me entristeca ver a Tania cruzar el patio que nos separaba, mirar en su carita el miedo y el cansancio.
Me angustiaba escuchar llorar a Matas y no poder correr a abrazarlo.
Me preocupaban mis paps, no quera saber que estaban tristes.
Me bloque, mucho dormir, mucho comer, pero no pensaba en el peor escenario, no me permit sentir ninguna emocin por m porque si lo haca me iba a desmoronar y no poda hacerlo, tena que cuidar de Tania, de Matas, de mis padres.
Mi partida al hospital desat una avalancha de amor.
Weren tuvo el tino de llamar a Tania justo en el momento que sal rumbo al hospital, hablaron, ella pudo desahogarse y l trat de tranquilizarla.
Alejandra, que de muchas maneras ha sido un ngel en nuestras vidas, fue a casa en cuanto se enter de mi hospitalizacin y, apenas al abrir la puerta, le dio un abrazo fuerte.
?Me vale madre el covid?, dijo.
En cuanto se enter, Snchez tom un avin desde la Ciudad de Mxico y se qued cuidando de Tania y Matas.
Rafael, de pocas palabras, me encomend a los dioses, me escribi un te quiero, y se encarg de que todo lo que se pudiera hacer, sucediera.
Gaviln fue a pasar la noche con Tania y Matas.
Paola y Luis llevaron despensa, como lo haban hecho toda mi enfermedad, pero esta vez se quedaron con Tania.
Mike no dej de cuidarnos, maana, tarde, noche, siempre estuvo al pendiente, ocupndose de todo lo mdico que era posible hacer, hacindome rer, dndole nimos a Tania.
Y muchas personas ms, las que se enteraron, estuvieron atentas, llamaron, escribieron.
Nunca estuvimos solos.
Muchas personas, ms de las que imagin, ms de la que merezco, se preocuparon por m, por nosotros.
En el hospital descans por primera vez.
Haba dormido mucho, s, pero hacerlo no siempre equivale a descansar.
Las enfermeras eran muy atentas, la comida era buena, el cuarto bonito, haba una tele pequea; por primera vez durante la enfermedad vi programas, series gringas traducidas al espaol, La ley y el orden, Magnun, El residente y otras por el estilo.
Se fue la fiebre y el dolor muscular, la oxigenacin se qued arriba de 90.
Segua canalizado, el primer da me dio diarrea, pero Pedro consider que era por los nuevos medicamentos que me estaban dando, los cambi y todo estuvo bien.
Una maana me cans de la cama y me sent en un silln para embarazadas.
Me acerqu una mesita y encend la computadora.
Me siguieron haciendo anlisis, la ferritina y el dimero D comenzaron a bajar, es decir, la inflamacin comenz a ceder.
Las nuevas tomografas salieron mejor.
Pareca que las cosas iban, por fin, mejorando.
Una tarde le escrib a Pedro preguntando si poda pedir una cocacola y una hamburguesa.
?Claro que s, eso es seal de que ya te ests recuperando?, respondi entre risas.
?Si todo sigue igual, maana te damos de alta.
? ?No, Pedro, mejor hasta que est ya todo bien, prefiero quedarme.
? ?No, ya pas la etapa de riesgo, es mejor sacarte para no exponerte a que agarres alguna infeccin, en los hospitales hay muchas bacterias.
? ?Seguir encerrado en el cuarto?? ?Por lo pronto, s.
? Al da siguiente, el 27 de octubre, me mandaron a casa, me subieron a una camilla encapsulada, como si fuera un paquete de desechos txicos.
Recorrimos los pasillos del hospital y salimos por la puerta trasera, rociaron cloro delante y detrs de m durante todo el camino; un par de paramdicos cubiertos de pies a cabeza me subieron a una ambulancia y me llevaron a casa.
Tania ya estaba fuera, esperando, cuando llegu.
Si basta con que una ambulancia estacione en tu calle para llamar la atencin, cuando de ella surge una camilla-cpsula, en poca de pandemia, es peor.
Todos los vecinos salieron a mirar.
Sent vergenza.
Tania estaba feliz.
***A Matas le dieron corticoides estando en la panza de su mam para que al nacer pudiera respirar.
A m me inyectaron corticoides para que pudiera seguir respirando.
Respirar es bueno, los corticoides no tanto.
Se usan para varias enfermedades, cncer, por ejemplo.
Sirven para reducir inflamacin, pero tambin debilitan el sistema inmunitario, es decir, todo lo que combate infecciones en el cuerpo.
Te dejan desnudo frente a cualquier otra enfermedad.
Tomarlos tiene consecuencias.
En adultos provocan presin alta, debilitan los huesos, hinchan el cuerpo y un largo etctera.
En un embarazo pueden, desde afectar el desarrollo psicomotor del beb, hasta causar parlisis cerebral.
Afortunadamente, Matas est bien, es un nio inteligente, aprende rpido, es necio, precavido, sociable cuando quiere ?o con quien quiere?, y tiene la sonrisa ms hermosa del mundo.
Juro que est vez no es el amor el que habla.
La mayora de mis amigos se convirtieron en padres apenas al salir de la universidad.
Lo hicieron bien, se graduaron, consiguieron empleo, se casaron y tuvieron dos o tres hijos.
Con el paso de los aos se acumularon bautizos, cumpleaos, primeras comuniones y ms.
?Ser padre es difcil, te cambia la vida, pero es lo ms maravilloso que me ha pasado.
? ?No lo cambio por nada.
? ?Lo volvera a hacer una y otra vez?, decan mientras yo los vea padecer ms que disfrutar: nios llorando, haciendo berrinches, encaprichados, rompiendo cosas, desobedeciendo.
El discurso de la paternidad se escuchaba encantador, pero no coincida con lo que vea en la realidad.
Tena 42 aos cuando naci mi hijo.
Y fue al tenerlo en mis brazos, escuchando su respiracin, cuando acept que el clich era verdadero.
Matas es lo ms maravilloso que me ha pasado jams.
Decir que ser padre te cambia la vida para bien, es otro clich, pero igual de verdadero.
Hasta que Matas lleg a mi vida entend realmente lo que son el amor y el miedo.
Y cuando hablo de amor me refiero a ese que siento cada que Matas se queda dormido en mi pecho.
Cada que pronuncia una palabra.
Cada que dice ?vmonos pap?, tomndome de la mano para que lo acompae a donde sea que vaya.
El amor es mirarlo sonrer o abrir sus ojos grandes cada que ve algo nuevo, escucharlo cantar, verlo bailar, salir a caminar a la calle y dejarlo correr.
Amor es cuando dice ?dormir aqu, pap? y se tira a mitad de la banqueta, cierra los ojos y finge que ronca.
Amor es verlo rer y l re mucho.
Amor es la sensacin de que todo es nuevo: la primera vez que escuch latir su corazn, la primera vez que su manita apret mi dedo, la primera vez que le di bibern, la primera vez que lo abrac, la primera vez que durmi sobre mi pecho, la primera vez que se sent solito, la primera vez que gate, la primera vez que camin y otro montn de primeras veces que he vivido junto a l.
Tambin lleg el miedo verdadero.
Me aterra que le pase algo malo, que se caiga, que se golpee la cabeza, que tenga pesadillas por las noches, que se enferme de lo que sea.
Sufr la primera vez que le dio fiebre y tambin sufro pensando en el momento en que le rompan el corazn o cuando conozca la traicin.
Me angustia no saber quines sern las personas que elija como familia.
Me aterroriza el primer da que vaya solo a la escuela y la primera noche que no llegue a casa ?cmo pudo conciliar el sueo mi pap las tantas veces que no llegu a dormir a casa??.
Me enloquece pensar en el mundo al que lleg: todo est contaminado, se est acabando el agua, los bosques y ni hablar de la violencia, del narco, de los desaparecidos.
Me aterra cualquier posibilidad de que le hagan dao, por ms lejana, remota o ridcula que sea.
Este es un mundo enfermo y cada que leo sobre un nio perdido, golpeado o abusado, me duele la panza y se me rasgan los ojos.
Me da miedo no estar para l, viajar, subirme a un avin y que se caiga.
Antes nunca haba pensado en esas cosas.
Me aterra fallar, no saber cmo ayudarle a ser una buena persona, no saber qu hacer para que aprenda qu es bueno y qu es malo; lo importantes que son la honestidad, la lealtad y la sinceridad.
No encontrar la manera de ensearle el valor de la palabra y las palabras; cmo hacer para que no le falte nada pero que aprenda a salir adelante solo, a sobrevivir cuando llegue el desamor, a tener miedo pero nunca dejar de avanzar, a ser prudente, pacfico y a defenderse cuando sea necesario, a que sepa elegir a sus amigos y a cuidarlos, a ser justo, ser feliz y, en general, me aterra todo lo que no podr hacer y que depender slo de l.
Desde que Matas naci todo me asusta y tambin soy inmensamente feliz.
En palabras del seor Noble, ?tu sonrisa se hizo el pan con dulce de mis maanas.
/ Todava no s nombrar este amor que me desarma.
/ Cuando te veo as, panzn y filibustero,/ lo nico que me importa, ahora s, es llegar a viejo?.
***?La oxigenacin est en 92, 93, a veces sube a 95, en tres ocasiones ha cado a 87, 88, luego sube y se queda en 91, 92.
La tos ha bajado mucho, pero sigue, cada vez menos frecuente y menos fuerte?, le escrib a Pedro a la una de la madrugada, pero no respondi.
Insist hasta la maana siguiente.
?Buen da, hoy amanec con 98 y la tos cada vez menos.
? ?Buen da, apenas voy resucitando de la jornada de ayer, disculpa no haber respondido anoche.
? ?Me imagin, por eso no insist, qu opinas?? ?A partir del lunes eres libre, puedes abrazar a Tania y a tu beb.
? ?Seguro? No tendr que hacerme anlisis de sangre y esas cosas?? ?Segursimo, claro que habr que hacerte exmenes, pero ya no contagias.
? ?Y el oxgeno?? ?Son dos cosas distintas, a partir del lunes puedes reactivarte, pero todava vas a tener el sndrome post covid que se va ir quitando, pero los sntomas ya no te ponen en peligro ni a ti ni a tu familia.
El compresor se va a ir retirando poco a poco, pero en breve lo vas a dejar tambin.
?A las 5:28 de la tarde del 2 de noviembre llegaron los resultados a mi correo electrnico.
Al leerlos supe que las cosas ya no estaban tan mal.
Llam a Mike y a Pedro.
?Ya puedes salir?, dijeron.
Despus de veinticinco das de encierro, de estar lejos de todos, era libre; no sano, an me senta cansado y la tos continuaba, pero poda salir.
Pocos minutos antes tocaron el timbre de la casa, desde el ventanal vi salir a Tania, dej la puerta abierta y se qued afuera conversando con la persona que lleg.
Sal del cuarto, camin directo a donde estaba Matas, lo encontr recostado en la cama, me mir, comenz a llorar y yo tambin; lo levant, lo abrac, lo apret a mi pecho; poda sentirlo, olerlo, escucharlo.
Quiz record mis brazos o qu s yo, pero dej de llorar.
Baj por las escaleras y me sent en el silln de la sala.
Ese pequeo trayecto desde la habitacin me haba dejado exhausto.
No dejaba de mirar a Matas, ni de toser, escuchaba a Tania platicar en la calle; hablaba de mi tos, deca que se escuchaba muy cerca, se despidi de la visita.
?Voy a ver cmo est?, le escuch decir.
Tard algunos minutos ms en entrar.
Cuando nos vio ah, sentados, sus ojos se abrieron grandes, creo que llor, nos abrazamos los tres.
Tania tena muchas preguntas, yo tos por el esfuerzo; senta como si hubiera corrido un maratn.
Subimos a la habitacin, ahora s a la nuestra, me sent en la mecedora con Matas en los brazos, necesitaba descansar, pero no quera dejarlo.
No habr pasado ms de una hora cuando son de nuevo el timbre de casa.
?Es un paquete de Amazon?, dijo Tania al asomarse por la ventana.
Baj para abrir la puerta.
No haba ningn paquete, regres acompaada de mis paps y mis hermanas.
Al verlos sent ganas de llorar, miedo y felicidad.
Los mdicos decan que no, pero yo an tema contagiarlos, eran poblacin de alto riesgo y yo no quera que les pasara nada.
No recuerdo si los abrac, espero haberlo hecho.
Al poco rato llegaron mis suegros y bajamos a la sala.
Todos parecan estar bien y yo por estar de nuevo rodeado de mi familia.
El ambiente era de fiesta, mucho ruido, mucha comida.
Todos hablando, riendo.
Se movan de un lado a otro.
Yo sentado los miraba, sin poder conversar demasiado por la tos, agotado desde el primer minuto, con dolor de cuerpo y sin poder pronunciar palabra sin que fuera acompaada de toses, pero no quera moverme, ni irme de ah.
Quera verlos, escucharlos, disfrutarlos.
Quera no estar lejos de ellos nunca ms.
Jos Luis Valencia es autor de la novela La poeta gorda (2014) y los libros de cuentos Los tiempos de Dios, El barrio se respeta y otras consideraciones (2022).
Ha participado en volmenes colectivos como Libro Azul de Bengala: historias de policas y ladrones.
AQ


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