El futbol mexicano vivió su peor ciclo mundialista en tres décadas, con una acumulación de fracasos que tuvieron su punto final con su temprana eliminación en la fase de grupos del Mundial de Qatar.
Tras lo sucedido en territorio catarí, la Femexfut, encabezada por Yon de Luisa, anunció que se haría un análisis de lo ocurrido y se tomarían cartas en el asunto; una vez pasado el tiempo, la conclusión fue que el culpable principal fue el técnico Gerardo Martino.
Aunque es cierto que tanto el argentino como Gerardo Torrado (otro de los señalados durante el proceso mundialista) cargan con su parte de la responsabilidad, uno de los principales responsables de lo ocurrido fue el presidente de la Federación, que decidió no dar un paso al costado ni fue hecho a un lado por los dueños del balón.
Parecía que él no cargaba ninguna responsabilidad, gracias a que las finanzas del organismo se encuentran sanas, debido al increíble fenómeno que es la Selección Nacional que, a pesar de ser un representativo de segundo nivel, genera enormes ganancias cada que disputa un Mundial y que visita Estados Unidos para jugar partidos amistosos.
Pero ahora las cosas han cambiado, el máximo dirigente de nuestro futbol se irá en mayo próximo, en teoría, debido a que sintió que se le hizo a un lado en la toma de decisiones que llevaron a Rodrigo Ares de Parga y a Diego Cocca a sus respectivos puestos en el organigrama de las selecciones mexicanas.
Su adiós se debió dar tras el último juego del Tri en Qatar, pero al menos llegará pronto y no se le va a extrañar.
Por más contactos a nivel internacional que tenga, por más dinero generado (cosa que cualquiera ha obtenido como presidente de la FMF en las décadas recientes), por más que sus relaciones hayan podido influir en conseguir diez partidos del próximo Mundial y por más que sus negociaciones hayan sido relevantes para el regreso de la Concacaf a la siguiente edición de la Copa América, sus fracasos (que son muchos) en lo deportivo no se podían pasar por alto.
Ahora el tema importante es ver quién lo sucederá porque, en caso de que el siguiente en la lista siga sirviendo a ciertos intereses y al grupo hegemónico del futbol, nada cambiará.
Tanto ese cargo como el del titular de la Liga MX deben, por obligación, ser de personas que nada tengan que ver con ningún club, situación que con el futuro expresidente de la Femexfut y con sus antecesores no ocurrió.
Es necesario tener a alguien que, por supuesto, aproveche lo que genera la selección mayor, pero que también ponga empeño en que los éxitos deportivos acompañen a los económicos; que no se olvide de la femenil y de todas las categorías menores; que de la mano con un trabajo conjunto con la Liga MX, el futbol en México alcance su máximo potencial.
Mientras no exista una separación de la oficina del titular de la FMF con las oficinas de ciertos dueños, no ocurrirá lo que los aficionados —que con su dinero sostienen el negocio— tanto quieren, un futbol triunfador.
Columnista: Juan Carlos VerazaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0