El martes pasado fue el cine mexicano el que se cubrió de luto con la muerte a los 78 años de edad del primer actor Fernando Becerril, aunque su debut se dio en cine hollywoodense.
Esto debido a que, luego de haber realizado varios cortometrajes, la primera incursión de Fernando Becerril en los largometrajes fue en la producción de Steven Spielberg “La máscara del zorro” (Martin Campbell, 1998), protagonizada por Antonio Banderas y los ganadores del Oscar Anthony Hopkins y Catherine-Zeta Jones, siendo su primera película mexicana “Rito terminal” (Oscar Urrutia, 2000) interpretando a un sacerdote.
De ahí en adelante Becerril no dejó de brillar en otros importantes títulos del cine nacional como lo fueron “El crimen del padre Amaro” (Carlos Carrera, 2002); “Arráncame la vida” (Roberto Sneider, 2008) y, más recientemente, “El Baile de los 41” (David Pablos, 2020), donde interpretó el papel de Porfirio Díaz.
Su última película fue “Uno para morir”, de Manolo Cardona.
El viernes 10, un día antes de haber recibido en el marco de la entrega número 37 de los premios Goya, falleció a los 91 años de edad uno de los más grandes directores en la historia del cine español: Carlos Saura.
Habiéndose iniciado en la fotografía, los primeros trabajos del maestro se dieron en cortometrajes en 16 mm en la década de los 50, realizando su ópera prima “Los golfos” en 1960 y a partir de su película “La caza” (1966), comenzó a ser reconocido en el cine internacional tras ganar el premio a la Mejor Dirección del Festival Internacional de Cine de Berlín y propiciar su primera visita a nuestro país en el marco de la Reseña de Cine de Acapulco.
Luego de caracterizarse por un cine trasgresor por decir mucho ente líneas en medio de la dictadura franquista de su país que prevaleció hasta finales de los años 70, Saura es invitado a principios de los 80 a filmar en México por primera vez a través del guionista de cabecera de su compatriota Luis Buñuel Jean-Claude Carriére, en la biopic “Antonieta”, basada en la trágica historia de la socialité mexicana Antonieta Rivas Mercado quien se suicidó en la catedral de Notre Dame de París en febrero de 1931 y protagonizó la actriz francesa Isabelle Adjani junto a la alemana Hanna Schygulla y los primeros actores mexicanos Ignacio López Tarso, Carlos Bracho, Gonzalo Vega y Diana Bracho, entre otros.
El resto de los años 80, el maestro Saura diversificó la temática de sus filmes a partir de su trilogía del flamenco que inició con la adaptación de “Bodas de sangre” (1981); la nominada al Oscar a la Mejor Película Extranjera de 1983 “Carmen” y “El amor brujo” (1986); su épica “El Dorado” (1988) aunque no lo regresó a México sí lo llevó a colaborar con otra actriz mexicana como Gabriela Roel; en 1992 explora la docu-ficción retomando el flamenco con “Sevillanas”, donde colabora con su compatriota Lola Flores y a finales de aquella década obtiene otra nominación al Oscar por “Tango” (1998) y sus últimas películas fueron la también musical “El rey de todo el mundo” (2021), que filmó en México dirigiendo a Ana de la Reguera y Manuel García Rulfo, y el documental “Las paredes hablan” (2022).
El mismo día de la muerte de Saura se dio también el fallecimiento a los 86 años de edad del cineasta inglés Hugh Hudson, nominado al Oscar al Mejor Director de 1981 por la ganadora de la Mejor Película de aquel año “Carros de Fuego”; se destacó dirigiendo también otros clásico como “Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los simios” (1984) y cuya última película fue “Altamira” (2016), protagonizada por el español Antonio Banderas quien por lo mismo dedicó en sus redes sociales Sus respectivos tributos tanto para su compatriota Saura y a Hudson.
Descansen en paz.
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