Debates, ¿sí o no? El Diario de Ciudad Victoria
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Mauricio Zapata.-
En Estados Unidos es obligatorio que los candidatos debatan. Y muchas veces los debates han definido a los ganadores de una elección.
Si no, pregúntenle a Obama en el 2008. A Bush en el 2004 y a Biden en el 2020.
En México lo vimos en 1994; en el 2000 (cuando el famoso “hoy, hoy, hoy” de Fox). En el 2006, aunque en el 2012 los candidatos dejaron mucho qué desear. Sin dejar de mencionar al 2018 en donde, a pesar de la paliza que le pegó Anaya a López Obrador, éste último salió fortalecido.
En Tamaulipas los debates no eran obligatorios. Para los estrategas, era sólo un momento en el que iba arriba no acudía porque los demás candidatos se iban a colgar de eso para agarrar fuerza.
En el 2004, el entonces abanderado del tricolor Eugenio Hernández no fue al debate que se hizo en el Hotel Panorámico de Ciudad Victoria organizado por Multimedios y en nada le afectó.
En el 2010, pasó algo similar. Rodolfo Torre no fue, pero el resto, como viles paleros que fueron de la elección, aprovecharon para ganarse unos cuantos votitos.
En el 2016, la pelea fue solo entre Baltasar y Cabeza de Vaca. Los dos se dieron con todo. El panista salió ligeramente airoso.
Américo no fue al segundo debate del 2022, y no le pasó nada, al contrario.
Eso sin contar los de diputados federales, locales y alcaldes en tiempos de sus respectivas campañas, aunque en esos casos, poca atención hubo de la opinión pública.
Se supone, la Ley electoral obliga a los candidatos a hacer este ejercicio, les guste o no.
Es un evento en el que veremos de qué están hechos quienes pretenden gobernarnos.
Un debate no se gana porque no es un concurso. Así que no se vayan ir con la finta. Pero si los estrategas posicionan algo en especial, alguien saldrá fortalecido y debilitado de él.
Sin embargo, aún no llegamos a que estos eventos provoquen una decisión entre el electorado.
Hoy JR, que es el que va arriba en las encuestas, no quiere debatir, porque le hacen creer que saldrá debilitado. Aunque también porque no sabe debatir y lo expondrían.
Los otros dos sí lo quieren hacer y vamos a ver si les resulta.
Hemos visto unas campañas grises, sin chiste, sin que prendan al electorado, por lo que el debate podría servir muchísimo para alentar a la gente a conocer a los candidatos y acudir a votar.
A ver si eso sí lo comprenden.
EN CINCO PALABRAS.- Una campaña gris y chata.
PUNTO FINAL.- “No son dueños ni del amor propio”: Cirilo Stofenmacher.
Twitter: @Mauri_Zapata
