Autoridades brasileas buscan castigar a los insurrectos Milenio

Las autoridades brasileas investigaban el lunes despus de que miles de partidarios del expresidente Jair Bolsonaro asaltaran el Congreso, la Corte Suprema y el palacio presidencial y despus causaran destrozos en las principales sedes de poder del pas.
Los manifestantes reclamaban una intervencin militar que reinstaurase al ultraderechista Bolsonaro en el poder o expulsara al presidente izquierdista Luiz Incio Lula da Silva, recin instalado en el cargo, en escenas de caos y destruccin que recordaban a la insurreccin del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos.
Alborotadores vestidos con los colores verde y amarillo de la bandera nacional rompieron ventanas, derribaron muebles y arrojaron computadoras e impresoras al suelo.
Agujerearon en cinco puntos un enorme cuadro de Emiliano Di Cavalcanti, volcaron la mesa con forma de U donde se renen los jueces de la Corte Suprema, arrancaron la puerta del despacho de un juez y vandalizaron una emblemtica estatua ante la corte.
Los interiores de los edificios monumentales quedaron en estado de ruina.
En una conferencia de prensa el domingo por la noche, el ministro brasileo de relaciones institucionales dijo que se inspeccionaran los edificios para buscar pruebas como huellas dactilares e imgenes para que la gente rindiera cuentas, y seal que los alborotadores al parecer pretendan emprender acciones similares en todo el pas.
El ministro de Justicia, Flvio Dino, dijo que los actos equivalan a terrorismo y amenaza de golpe de Estado y que las autoridades haban empezado a identificar a las personas que pagaron los autobuses que llevaron a los inconformes a la capital.
?No tendrn xito en destruir la democracia brasilea.
Debemos decirlo con rotundidad, con toda la firmeza y conviccin?, dijo Dino.
?No aceptaremos la senda de la criminalidad para librar batallas polticas en Brasil.
A un delincuente se le trata como delincuente?.
Por ahora han sido detenidas 300 personas, segn dijo en Twitter la polica civil del distrito federal.
En los meses que siguieron a la derrota electoral de Bolsonaro el 30 de octubre, Brasil estuvo en vilo, receloso de cualquier va que pudiera seguir el mandatario saliente para aferrarse al poder.
Bolsonaro haba avivado entre sus seguidores ms fieles la creencia de que el sistema de voto electrnico era propenso al fraude, aunque nunca present ninguna prueba.
Y su hijo, el legislador Eduardo Bolsonaro, celebr varias reuniones con Trump, el veterano aliado de Trump Steve Bannon y su destacado asesor de campaa Jason Miller.
Los resultados de las elecciones brasileas -las ms ajustadas en tres dcadas- fueron reconocidas con rapidez por polticos de todo el espectro poltico, incluidos algunos aliados de Bolsonaro, y docenas de gobiernos.
Y Bolsonaro sorprendi casi a todo el mundo al desaparecer de la vista.
No admiti la derrota ni denunci un fraude, aunque su partido y l solicitaron la anulacin de millones de votos, una peticin desestimada con prontitud.
Los brasileos utilizan el voto electrnico desde 1996.
Expertos de seguridad electoral lo consideran un sistema menos seguro que las boletas marcadas a mano porque no dejan un registro en papel que pueda auditarse.
Sin embargo, el sistema brasileo est vigilado de cerca por las autoridades y por observadores internacionales, que nunca han encontrado pruebas de manipulaciones para cometer fraude.
Aun as, seguidores de Bolsonaro rechazaron los resultados.
Cortaron carreteras y acamparon ante edificios militares, instando a las fuerzas armadas a intervenir.
Las protestas fueron pacficas en su gran mayora, aunque las amenazas aisladas de terrorismo -como una bomba hallada en un camin de combustible camino del aeropuerto de Brasilia- aumentaron las preocupaciones de seguridad.
Dos das antes de la investidura de Lula el 1 de enero, Bolsonaro vol a Estados Unidos y se instal de forma temporal en Orlando.
Muchos brasileos expresaron su alivio porque, aunque declinara participar en la transicin de poder, su ausencia permitiera que ocurriera sin incidentes.
O as era, hasta el domingo.
?El bolsonarismo imita las mismas estrategias que el trumpismo.
Nuestro 8 de enero, una manifestacin sin precedentes en la poltica brasilea, est claramente copiado del 6 de enero en el Capitolio?, dijo Paulo Calmon, profesor de ciencias polticas en la Universidad de Brasilia.
?Los tristes episodios de hoy suponen un nuevo intento de desestabilizar la democracia y demuestran que el radicalismo populista y autoritario de la extrema derecha brasilea sigue activo al mando del expresidente Bolsonaro, el ?Trump de Latinoamrica?".
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, describi los disturbios como un ?ataque a la democracia y al traspaso pacfico de poder en Brasil? en un tuit, y dijo que estaba deseando seguir trabajando con Lula.
En una conferencia de prensa desde el estado de Sao Paulo, Lula ley un decreto recin firmado por el gobierno federal para asumir el control de la seguridad en el distrito federal.
Los ?fanticos fascistas" y todos los que financiaran sus actividades deben ser castigados, seal.
El mandatario tambin acus a Bolsonaro de instarles a la insurreccin.
Bolsonaro rechaz la acusacin del presidente el domingo por la noche.
En un tuit afirm que la protesta pacfica forma parte de la democracia, pero el vandalismo y la invasin de edificios pblicos eran ?excepciones a la norma?.
No mencion de forma especfica las acciones de los manifestantes en Brasilia.
?Evidentemente es el mentor intelectual de lo que est ocurriendo, de modo que no puede distanciarse de ello?, dijo Mario Srgio Lima, analista poltico en Medley Advisors.
?Estos grupos fueron creados por l, por el radicalismo que impuso a la poltica.
Y no hay modo de deshacerlo (.
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) Parece que su grupo ya ha cruzado el Rubicn?.
A diferencia del ataque de 2021 en Estados Unidos, pocos funcionarios trabajaban en los principales edificios del gobierno en un domingo.
Y los videos del suceso mostraban una presencia limitada de la polica militar capitalina.
Eso hizo que muchos se preguntaran en Brasil si la polica haba ignorado los numerosos signos de alarma, subestimado su capacidad o haba sido cmplice de algn modo.
Un video mostraba un grupo de manifestantes que se abra paso a travs de una barricada policial tras un escaso forcejeo, y apenas unos pocos agentes empleaban gas lacrimgeno.
En otro se vea a agentes parados mientras los manifestantes asaltaban el Congreso, incluido uno que grababa imgenes con su celular.
?Este fue un grave error del gobierno del distrito federal.
Era una tragedia anunciada?, dijo Thiago de Arago, director de estrategia en la consultora poltica con sede en Brasilia Arko Advice.
?Todo el mundo saba que (los manifestantes) venan a Brasilia.
Se esperaba que el gobierno del distrito federal preparase una respuesta para proteger la capital.
No hicieron nada de eso?.
En su conferencia de prensa, Lula denunci ?incompetencia o mala fe? por parte de la polica y prometi que algunos seran castigados.
El gobernador del distrito federal, Ibaneis Rocha, confirm en Twitter que haba destituido al jefe de seguridad pblica de la capital, Anderson Torres.
Medios locales informaron que Torres estaba en Orlando de vacaciones y que negaba haberse reunido all con Bolsonaro.
?Dos aos despus del 6 de enero, el legado de Trump sigue envenenando nuestro hemisferio?, tuite el senador estadounidense Bob Menendez, que preside el comit de relaciones exteriores del Senado, y aadi que culpaba a Bolsonaro de incitar las acciones en Brasilia.
?Proteger la democracia y exigir responsabilidades a actores malignos es esencial?.
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