‘Igualdad’: marca de ropa sin género que apoya a refugios para mujeres víctimas de violencia y migrantes LGBTI+ Animal Político

Para Ana Mari Barquín y Sebastián Tonda, combatir la desigualdad de género desde la industria de la moda va más allá de crear prendas unisex. Desde abril de 2022, fundaron una marca de ropa que destina el 20% de sus ganancias a refugios para mujeres y personas LGBTTTIQ+ T víctimas de violencia.

Se trata de la marca “Igualdad”, cuyos productos como tops, sudaderas, pants y playeras sin género y de todas las tallas son fabricados por talleres de maquilas independientes, comprometidos con políticas de pago justo y condiciones dignas de trabajo para mujeres.

“Yo soy mamá de dos hijos, y he sido mercadóloga durante toda mi vida profesional. Antes de cofundar Igualdad fui fundadora de una agencia de publicidad que trabajó para marcas muy grandes, hasta que la vendimos a un grupo japonés, y en seguida de eso nos cayó la pandemia, que vino a sacudir todo. Tuve que comenzar a balancear el trabajo con mi familia, en un mundo en el que las mujeres no avanzamos igual”, cuenta Ana Mari en entrevista.

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A partir de esta reflexión, Sebastián Tonda y ella decidieron emprender un proyecto que permitiera explotar su talento como mercadólogos “y dejarle un mejor mundo a nuestros hijos, desde un enfoque que contribuya en el avance de la igualdad de género”.

Ana Mari destaca que por sí misma la marca es un motor de cambio, aunque entre sus objetivos está la visibilización de otras causas y personas que trabajan a favor de la igualdad, como en este caso son la Red Nacional de Refugios y Fundación Arcoiris, encargadas de alojar a personas víctimas de violencia. Además, financian talleres de inserción laboral para mujeres en búsqueda de empleo y autoempleo, con la asociación Crea Comunidades de Emprendedores Sociales.

“Manejamos diferentes ediciones de ropa, cada una destinada a apoyar una causa distinta. Trabajamos con asesoras en materia de género para definir cómo podemos tener más impacto en cuanto a la erradicación de la violencia y la igualdad laboral. La idea es ir cambiando los grupos que reciban nuestro apoyo cada determinado tiempo”, explica Barquín.

Hasta ahora, con el porcentaje de ganancias que Igualdad ha donado a las organizaciones, se han pagado 17 días de refugio para mujeres, sus hijas e hijos en situación de violencia, así como 22 días de alojamiento para personas migrantes LGBTTTIQ+ T, y se han brindado 6 talleres de autoempleo.

“Nos ha permitido no detener las acciones”

En el caso de la Red Nacional de Refugios, de acuerdo con su directora, Wendy Figueroa, el apoyo que han recibido de Igualdad ha sido “de suma importancia desde el pasado junio, cuando firmamos un convenio, ya que esto nos ha permitido no tener las acciones e ingresos, sobre todo en aquellos refugios que estaban saturados, y por las restricciones en la operación por falta de presupuesto”.

Figueroa señala que en lo que va de 2022, los refugios para mujeres víctimas de la violencia han operado en números rojos, debido a que el presupuesto federal que les fue asignado para este año se transfirió con cinco meses de retraso, lo que obligó a algunos centros a trabajar con dinero proveniente de préstamos —que generan intereses—, o a laborar sin goce de sueldo.

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Según datos de la RNR, de enero a junio de 2022, periodo en el que la mayoría de estos centros estuvieron operando sin presupuesto, las atenciones telefónicas a sobrevivientes de violencia machista subieron 16%, mientras que aquellas que brindaron de manera presencial en sus instalaciones se incrementaron en 15%. Durante estos meses, cada hora una mujer pidió ayuda de la RNR para salir de situaciones de violencia.

Gracias al convenio con Igualdad, “con el primer apoyo recibido a finales de junio beneficiamos en un solo mes a 8 mujeres, niñas y niños, a quienes se les brindó 11 días de acompañamiento integral, alimentos y enseres de higiene personal mientras se les contactaba con su red de apoyo segura, o bien se les transfería a otro refugio”, detalla.

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Un granito de arena

Pese a las dificultades que implicó echar a andar la iniciativa en plena pandemia, Ana Mari dice estar contenta y satisfecha con los resultados. Es la segunda vez que emprende un negocio, pero esta vez, el objetivo de apoyar “con un granito de arena” a proyectos de impacto social la ha hecho comprometerse con mayor pasión y gusto por lo que hace.

“Yo sé que lo que hago está construyendo un mundo mejor. Veo a mis hijos que me admiran por cómo trabajo y me dicen mamá, quiero ponerme la ropa de igualdad, porque ellos mismos quieren hablar del tema, mostrar nuestro compromiso, y eso para mí, para nosotros, es un motor para meterle todas las ganas. Justamente creo que en estos momentos adversos es cuando nacen las mejores ideas”, agrega.

Para conocer más sobre la marca, sus productos y las causas que apoya, visita su sitio web o contáctala a través de sus cuentas de redes sociales.

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