El presidente Alberto Fernández parece no comprender que, si se continúa gestionando mal, haciendo oídos sordos a las urnas, las consecuencias socioeconómicas podrían presentar un riesgo político que ponga en peligro su gobierno.
Si continúan agravándose las ya profundas disparidades socioeconómicas, la transición podría alimentar las quejas y malestar de los ciudadanos y convertirse en un arma en manos de las fuerzas extremistas, así como el surgimiento de líderes autoritarios que atenten contra el sistema democrático.
Las circunstancias son claramente complejas, la inflación, la pobreza creciente, el cansancio y la frustración de expectativas no satisfechas podrían generar situaciones insostenibles para quienes además vienen padeciendo duramente las consecuencias económicas de la pandemia.
El camino a recorrer está plagado de obstáculos, que al ritmo y curso con que se conduce esta crisis sin duda va a detener y lentificar los cambios necesarios para salir de la coyuntura, en cierto modo el Gobierno procede sin advertir que los movimientos sociales que diariamente alteran el orden de la ciudad son la punta del iceberg del descontento y frustración reprimido que existe en la sociedad.
Las circunstancias son claramente complejas, la inflación, la pobreza creciente, el cansancio y la frustración de expectativas no satisfechas podrían generar situaciones insostenibles
El Gobierno viene desarrollando una narrativa falsa y falta de sustento, no convincente que imposibilita un acuerdo entre las fuerzas políticas para encontrar una salida consensuada que nos permita vislumbrar un horizonte de sustentabilidad y crecimiento.
Todos coincidimos en que la Argentina perdió el rumbo hace décadas y que ahora está en llamas, que todos los frentes requieren de inmediata contención y extinción, pero no advertimos que el incendio inicial comenzó con la desatención, deterioro y politización de la educación, ello nos llevó a la involución cultural consecuentemente se exteriorizo el desorden que fue el patrón de conducta que motivo la corrupción, el cercenamiento de las libertades individuales y colectivas, la pobreza, la inseguridad, en definitiva, la decadencia crónica.
Estas responsabilidades alcanzan a toda la dirigencia por igual, hoy le corresponde e impone a este gobierno retomar el camino de la sensatez y el sentido común, sin embargo, al igual que la oposición solo está presente y atenta a sus intereses particulares y corporativos, demostrando una incapacidad, torpeza egoísmo e insensibilidad social que nos llena de una mayor incertidumbre de difícil comprensión y solución.
La inseguridad, al igual que la inflación, nos golpea con tanta intensidad que no nos permite ver la vastedad de los problemas, tan extraviados estamos que solo nos moviliza la indignación, la cólera, el reproche y la negación de las propias culpas y responsabilidades.
Consenso básico
Qué estamos esperando para acordar un plan mínimo de trabajo, para comenzar a apagar este incendio que nos está devorando como sociedad y que puede terminar con la Nación.
Debemos poner definitivamente fin a esta sangría de los capaces y emprendedores, entendamos una vez por todas que esta situación de incertidumbre, temor y desorden no da para más
La Argentina histórica tierra de promisión y refugio de expulsados o perseguidos por sus ideas políticas, motivos religiosos o raciales, hoy por las condiciones tan adversas que generaron los sucesivos gobiernos y toda la dirigencia política, en particular algunos de ellos que mutan su posición política-económica, de partido o gobierno sin pudor, motivan que miles de jóvenes que son el futuro tomen el camino de emigrar, al igual que lo hicieron en su momento desde Cuba o Venezuela, debemos poner definitivamente fin a esta sangría de los capaces y emprendedores, entendamos una vez por todas que esta situación de incertidumbre, temor y desorden no da para más, recapacitemos quietémonos la venda que nos cubre los ojos, tenemos todo, pero todo lo estamos perdiendo, ¿qué esperamos? Que las llamas nos devoren.
¿Qué debemos preguntarnos los argentinos? ¿Qué nos detiene para salir del fango oprobioso y decadente en el que nos encontramos? Solo nuestra apatía e indolencia. Hoy todos debemos ser aliados en la adversidad.
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