Bonhomía III: sencillez Excelsior

  Hay situaciones en la vida en que la verdad                y la sencillez forman la mejor pareja.
                Jean de La Bruyère Sencillez se define, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, como: cualidad de sencillo.
Sencillo, a su vez y según la misma fuente, se define como: que no ofrece dificultad, que no tiene artificio ni composición; (…] que carece de ostentación y adornos; (…) dicho de una persona natural, espontánea, que obra con llaneza, incauto, ingenuo en el trato, sin doblez ni engaño, y que dice lo que siente.
(…)Para la filosofía es también una virtud de los seres humanos, y me atrevería a decir que una necesidad.
La persona sencilla respeta a los demás por encima de todo, no se siente superior en ningún caso respecto al resto, no menosprecia a los demás, no tiene afán por destacar ni por presumir y no necesita sentirse admirada, alabada o reconocida.
La sencillez dice mucho de la seguridad que posee una persona en sí misma, de la fortaleza con la que se desenvuelve, de su capacidad de rectificar, reinventarse, priorizar, adaptarse y, sobre todo, del respeto hacia la vida de los demás y el valor que posee cada una de esas vidas.
Hoy, más que nunca, necesitamos de la sencillez, de sensibilidad y calidad humana.
La realidad que estamos viviendo genera en algunos una mezcla de sentimientos, de emociones y de acciones que no siempre son favorables.
La prepotencia sigue latente, la frialdad, la irresponsabilidad, el hedonismo, el relativismo, el individualismo y el libertinaje han hecho estragos en la contención de este virus que ha puesto en jaque al mundo entero.
Resulta sorprendente cómo, a pesar de las circunstancias catastróficas que se viven, existan quienes continúan manifestando su prepotencia frente a las normativas y la lógica de lo vivido, cuando las estrategias en todo el mundo pretenden evitar más pérdidas.
Resulta casi incomprensible que, dadas las circunstancias, aún tengamos que ver diariamente este tipo de manifestaciones, …cuánta falta de amor propio, cuánta falta de seguridad, cuánta inflamación del ego, cuánto miedo de mostrarse como son, cuántas necesidades insatisfechas, cuántos vacíos, cuánta inestabilidad.
No cabe duda de que las grandes inseguridades pretenden siempre encubrirse en aparentes grandes seguridades, casi siempre vaporosas y miserables… lo que mucho se decora poco tiene que ofrecer.
Y allá de quien elija esas altanerías y esas frivolidades, la realidad es que hoy todos somos vulnerables y, de alguna manera, todos hemos perdido algo o a alguien y, como en todo… algunos habrán hecho conciencia y otros no.
Por eso, hoy le invito a priorizar la sencillez, necesitamos comportarnos de forma diferente para obtener resultados diferentes; hoy, estar sano y vivo es casi un privilegio, todo lo demás pasa, obligatoriamente, a un segundo término; la sobrevivencia, hoy, encabeza la lista de prioridades, y en esa elección debemos hacerlo de la mejor manera.
En lo personal, no encuentro nada mejor que volvernos más humanos, más bondadosos, más afables y mucho más sencillos.
Créame, nadie necesita hoy ornamentos ni dobles intenciones, hoy necesitamos franqueza, seguridad, confianza, cercanía, solidaridad y apoyo mutuo.
La vida nos está ofreciendo una maravillosa oportunidad de ser y vivir más ligeros, más auténticos, más naturales y, sobre todo, más libres de todo lo que alguna vez pensamos que necesitaríamos ocultar; hoy podemos ser mucho mejores seres humanos y despojarnos de tanta insensatez.
Hoy sabemos el valor real de lo simple de la vida, de un abrazo, de una risa, de un bello atardecer, de compartir, de vivir con menos, pero disfrutando todo mucho más… Hoy podemos, si queremos ser más creativos, más felices y mucho más solidarios.
¡Qué suerte poder liberarnos de tantas cadenas y autoimposiciones que hoy ya no tienen cabida en esta nueva realidad! Pero, como siempre le digo… Usted elige.
¡Felices sencilleces, felices vidas! Columnista: Paola Domínguez BoullosaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0