3N, umbral del cambio (climático) o del infierno Excelsior
27 de Octubre, 2020 05:43
Justo la próxima semana, el martes 3 de noviembre, los estadunidenses irán a las urnas para elegir entre seguir por la misma senda del negacionismo, la división, el odio racial y el mal manejo de la pandemia de la covid-19, o bien, cambiar el rumbo, como, por ejemplo, reinstalar la política climática y ambiental desmantelada por la actual administración, así como regresar al Acuerdo de París, entre otros asuntos torales.
Donald Trump le ha apostado al fracking, un proceso tan peligroso como contaminante para extraer gas natural; revivió el carbón para la generación de energía, le abrió la llave a la industria petrolera y echó para abajo las regulaciones de la administración Obama que buscaban disminuir las emisiones contaminantes de plantas que funcionan a través de combustibles fósiles.
No sólo eso, el presidente estadunidense y aspirante a un segundo periodo al frente de la Casa Blanca se la ha pasado cuestionando la viabilidad de las energías renovables, sobre todo de la eólica, de la cual ha dicho que el ruido que generan las turbinas produce cáncer.
Curiosa declaración realizada el año pasado.
Él que tanto se queja de las fake news, cayó en una, pues no existe estudio alguno que avale tal afirmación.
En el segundo debate recalcó algo que también ha mencionado en varias ocasiones: los aerogeneradores matan aves y son caros e intermitentes.
Pero el presidente se equivoca.
Tanto la energía solar como la eólica han visto caer los precios, haciéndolas cada vez más asequibles, amén de generar más puestos de trabajo.
Ciertamente a Trump no le importa ni el clima ni el bienestar ambiental ni mucho menos impulsar una transición energética, por lo tanto, no figuran entre sus propuestas de campaña.
Aunque, engreído como es, ha dicho que “ama” el ambiente y prueba de ello es la adhesión de Estados Unidos al programa Trillion Trees (un billón de árboles) del Foro Económico Mundial para la conservación y regeneración de los bosques.
Sin embargo, científicos han dicho que esta medida por sí sola no es suficiente para abordar el cambio climático, porque se requieren otras acciones.
También ha presumido que Estados Unidos ha reducido las emisiones de carbono, pero China, India y Rusia —según él— contaminan el aire y el agua más que ningún otro país.
En contraste, Joe Biden tiene una propuesta climática y ambiental robusta.
Para el candidato demócrata, el cambio climático representa una amenaza existencial para el ambiente, la salud, las comunidades, la seguridad nacional y el bienestar económico.
De entre sus propuestas de campaña destaca un plan de dos billones de dólares para combatir el calentamiento global y para los analistas se trata de una política pública ambiciosa.
En el segundo debate, Biden enfatizó que haría una transición progresiva de la industria petrolera hacia las energías renovables y, así, que el país alcance las emisiones netas cero a más tardar en 2050.
Sin duda, una oferta que no sólo beneficiará a la Unión Americana, sino que también tendrá un impacto positivo a nivel global, porque, como se recordará, este país es el segundo más grande emisor de gases de efecto invernadero, causantes de la crisis climática.
Sumado a ello, Biden, de ganar la presidencial, tiene la firme intención de regresar a Estados Unidos a uno de los acuerdos internacionales más importantes de todos los tiempos para luchar contra el cambio climático, el de París, así como restablecer las regulaciones de la era de Obama.
Otro punto a resaltar de la campaña de Biden es regresar a las protecciones federales diseñadas para las comunidades minoritarias y así revertir las injusticias ambientales.
Y si bien la administración Trump comenzó el proceso de retirada del Acuerdo de París, anunciado en 2017, la salida efectiva será en noviembre, justamente después de las elecciones presidenciales, es decir, dentro de pocos días.
Al Gore, exvicepresidente de Estados Unidos, le dijo hace unos días a la agencia Reuters que las elecciones presidenciales serán trascendentales no sólo para su país, sino también para la política climática global; además, se siente alentado porque las encuestas muestran a más estadunidenses preocupados por el cambio climático y quieren tomar medidas al respecto.
Si Biden gana puede revertirse el daño hecho por Trump y habría una ventana de oportunidad, ya que el liderazgo climático y ambiental de la potencia más importante del orbe regresaría a escena.
Pero si Trump amarra el triunfo, Estados Unidos quedará formalmente fuera del Acuerdo de París y será más difícil recortar las emisiones de carbono, por lo tanto, no se lograría topar el calentamiento de la Tierra a 1.
5 grados centígrados.
Columnista: Lorena RiveraImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0
