A 18 años de inaugurado, el HRAE en crisis y con falta de ética en su manejo Sol Yucatán
- El personal médico y administrativo del Hospital de Altas Especialidades afirma que nunca se había presenciado un nivel tan alarmante de negligencia, mala gestión y desprecio hacia la vida humana. La infraestructura se deteriora, los equipos médicos fallan, y la falta de medicamentos es una constante, generando un trato indigno hacia los pacientes.
- “Lo que ocurre en este hospital no es solo un problema administrativo: es una crisis ética, una emergencia humanitaria y un llamado urgente a la rendición de cuentas. Las autoridades deben actuar ya, antes de que el costo se mida en vidas humanas”
José González/Sol Yucatán
A la redacción de Sol Yucatán llegó un documento con graves acusaciones contra el Hospital Regional de Alta Especialidad de corrupción y negligencia
Hoy primero de agosto se cumplen dieciocho años desde que este hospital fue inaugurado, concebido originalmente para ofrecer atención médica de tercer nivel a toda la península. Sin embargo, desde el primer día, el hospital ha sido incapaz de cumplir con los objetivos para los cuales fue creado. Peor aún, ha sido escenario constante de irregularidades, omisiones graves y presuntos actos de corrupción que han puesto en riesgo tanto al personal como a los pacientes.
Desde sus inicios, la contratación de servicios, adquisiciones y arrendamientos ha estado plagada de malas prácticas. En lugar de realizarse mediante procesos de licitación abiertos y conforme a la normatividad, se han adjudicado contratos de forma directa, discrecional y opaca. La administración anterior sentó un preocupante precedente, y la actual no solo ha continuado con estas prácticas, sino que las ha intensificado. En particular, el área de compras ha operado como un espacio opaco, donde los proveedores favorecidos parecen elegirse sin criterio profesional ni transparencia.
Un caso especialmente alarmante es el del contrato de mantenimiento a las plantas de emergencia, adjudicado el año pasado. De acuerdo con documentos obtenidos a través del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), dicha contratación fue realizada sin justificación técnica ni respaldo documental. La empresa beneficiada no cumplía con los requisitos técnicos establecidos en la convocatoria, y no existe evidencia de que el área requirente haya emitido mediante oficio algún dictamen que avalara su idoneidad. A pesar de estas graves omisiones, el área contratante procedió con la adjudicación del servicio.
Las consecuencias no se hicieron esperar: múltiples fallas eléctricas provocaron la suspensión de cirugías programadas, incluyendo un caso crítico en el que un menor quedó en riesgo durante una operación por un corte de energía. De no haber sido por la pericia del equipo médico, el desenlace habría sido fatal.
Este año, la historia se repite. La falta de mantenimiento adecuado impidió que la planta de respaldo entrara en funcionamiento durante otra falla en la red pública, lo que obligó al traslado improvisado de pacientes del área de diagnóstico a la torre de hospitalización, poniendo en riesgo su integridad.
Toda esta información fue entregada al Órgano Interno de Control del hospital desde el 4 de noviembre de 2024. No obstante, a la fecha, no hay evidencia de sanciones, auditorías serias ni mucho menos responsables señalados. La inacción alimenta un clima de impunidad que sólo agrava la crisis.
La corrupción continúa. Se siguen adjudicando contratos a personas sin experiencia, sin cumplir los requisitos mínimos ni realizar procesos de licitación. Todo esto ocurre a la vista de las autoridades competentes, que parecen esperar una tragedia mayor para intervenir.
El personal médico y administrativo, con más de 17 años de experiencia en esta institución, afirma que nunca se había presenciado un nivel tan alarmante de negligencia, mala gestión y desprecio hacia la vida humana. La infraestructura se deteriora, los equipos médicos fallan, y la falta de medicamentos es una constante, generando un trato indigno hacia los pacientes.
Lo que ocurre en este hospital no es solo un problema administrativo: es una crisis ética, una emergencia humanitaria y un llamado urgente a la rendición de cuentas. Las autoridades deben actuar ya, antes de que el costo se mida en vidas humanas.
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