Charrascas Ramírez, leyenda viviente y testigo de un siglo de gloria en la LMB Excelsior

Héctor LinaresPedro El Charrascas Ramírez revela que incluso mientras duerme lo acompañan los recuerdos del beisbol.
En alguno de sus sueños siente que recibe un pelotazo y luego aparece en medio de una bronca en la que suelta puñetazos.
De un sobresalto despierta y sonríe al recordar aquellos mágicos episodios.
El veracruzano, la leyenda viviente de la pelota mexicana, presume una memoria envidiable y lamenta que ahora ya sólo puede escuchar los juegos, debido a la oscuridad que lo acompaña desde una fallida cirugía en los ojos.
La Liga Mexicana de Beisbol (LMB) celebra hoy 100 años del primer juego en su historia.
El Charrascas Ramírez cumple mañana 104 años.
Una historia ligada a este deporte al que llegó por accidente.
El miembro del Salón de la Fama del Beisbol mexicano agradece la entrevista.
Con emoción, expresa que al menos no se siente como “un mueble arrumbado” o como “un jamón español olvidado en la bodega”.
 TE RECOMENDAMOS: El juego que nunca termina: la LMB celebra 100 años de legado y pasiónMe operaron de las cataratas y quedé mal.
Tengo el pase para los juegos de la Liga Mexicana, pero ¿para qué voy? Nada más para estar oyendo a los que hablan de beisbol y uno no ve.
No veo de las tribunas al home”, explica resignado Ramírez en la charla telefónica con Excélsior.
DEL CAJÓN DE BOLERO AL DIAMANTEUna infancia dura marcada por la pobreza lo obligó a trabajar desde pequeño.
Su inseparable cajón de bolero lo llevaba a lugares insospechados hasta encontrar el camino que el destino le tenía marcado.
Yo andaba con mi cajoncito boleando zapatos y no sabía de beisbol.
Fue un domingo, recuerdo muy bien, eran como las nueve de la mañana y estaba pasando mucha gente para ir al parque de beisbol y me fui tras ellos.
Las personas se sentaban dentro del campo, en la zona de home a primera, a un lado de la raya.
Y ahí va Juan Tonto a sentarse también.
Empezó el juego y, cuando menos sentí, ya tenía la pelota dentro de la boca por un batazo, me llevaron cargando al hospital que estaba a unas cuadras porque tenía las encías lastimadas y me tumbaron algunos dientes.
Me operaron, quedé bien y ahí nació el beisbol porque dije: ‘Este que la hace, la paga’.
Me dediqué al beisbol”, recuerda con emoción.
Unos años después heredó el apodo de El Charrascas por una confusión.
A mí me decían Chucho El Roto, imagínate ¡cómo andaba! hasta descalzo.
Entonces había un equipo de beisbol que representaba a los cines y teatros.
En ese equipo había un muchacho que recogía los bats y le decían Charrascas, pero un día no llegó.
Entonces me pidieron que les ayudara a recoger las cosas, pero el dueño no quería porque decía que estaba muy cochino.
Finalmente me dejaron y me siguieron llamando Charrascas”.
Aunque su equipo querido, el Águila de Veracruz, le organiza homenajes y lo invitó a lanzar la primera bola el año pasado como parte de la celebración de su cumpleaños 103, vive lejos del reconocimiento.
No puedo quejarme de la vida todo lo que me dio me ha salido muy bien.
Ahora estoy aquí como Matusalén”.
EL PELOTERO MÁS LONGEVO Pedro Charrascas Ramírez nació el 29 de junio de 1921 en Veracruz.
Mañana cumple 104 años.
De los peloteros que han pasado por las Grandes Ligas, el jugador de mayor edad que encabeza la lista es Bill Greason, quien cumplirá 101 años el próximo 3 de septiembre.
 El Charrascas Ramírez brilló en la loma y como bateador.
Como lanzador acumuló 51 triunfos en siete temporadas y su mejor año fue con Puebla en 1948 al terminar con récord de 9-2 y 2.
96 en carreras limpias.
Como bateador se mantuvo durante 13 temporadas, conectó 87 cuadrangulares y empujó 425 carreras.
Tuvo su mejor temporada ofensiva en 1952 con un porcentaje de .
355, conectó 19 cuadrangulares y empujó 74 carreras.
Fue clave en el título de Veracruz.
 El veracruzano, quien también destacó en la Liga del Pacífico,  ingresó al Salón de la Fama del Beisbol mexicano en 2001.
*El empresario Jorge Pasquel marcó una época alcontratar jugadores de Grandes Ligas y tambiénfue manager de su equipo.
ENTRE PASQUEL Y LARA, SE ACUMULAN LOS RECUERDOSLa gente en el puerto de Veracruz se arremolinaba en el muelle que daba a la aduana.
El joven Pedro Ramírez se acercó a investigar a qué se debía tal alboroto.
“Llegan dos refuerzos cubanos del equipo Veracruz”, escuchó.
Entre empujones logró colarse para observar y quedar impactado con los peloteros que descendían del barco.
Me dijeron: ‘Mira ése es Martín Dihigo, el pelotero estrella’.
Venía acompañado de otro cubano fuerte y grandote que se llamaba Silvano García, yo pensé: ¡qué bruto! ojalá algún día me reciban así”.
Su historia en los diamantes comenzó con otro cubano, Felino Cárdenas, quien le recomendó dejar las ligas de formación y dar el brinco al profesionalismo.
Me consiguió una prueba en el Parque Delta, ese día, de todos los jugadores, fui el único que conectó jonrón.
Ernesto Carmona me quería para el México, pero Jorge Pasquel le dijo: ‘¡No! éste es veracruzano y tiene que estar en mi equipo’.
Así llegué al Veracruz en 1942.
”Pedro Ramírez también brilló como lanzador al ganar más de 50 juegos en la Liga Mexicana.
Con los Pericos fue el mejor pitcher en la temporada de 1948, pero una lesión en el brazo lo obligó a seguir su carrera sólo como bateador y jugar en los jardines o en la primera base.
Sus jonrones eran celebrados por los aficionados y reconocidos por famosos personajes.
En una ocasión que pegué un jonrón me dijeron que un señor me andaba buscando y como las tribunas eran de madera, me asomé y veo que era don Agustín Lara, quien me regaló cinco pesos.
Uno se acuerda de muchas cosas, el día que di tres jonrones en Mazatlán el señor Javier Bours, de una familia muy distinguida en Obregón, me regaló un coche usado.
Sin casi saber manejar me vine desde Obregón hasta Veracruz, era un chevrolito 52.
Luego me dieron una cartera con dinero y hasta una pistola me regalaron con todo y la cajita de tiros.
Muchas cosas que me pasaron”.
Su talento en los diamantes lo llevó a Cuba y en ése un beisbol también brilló, pero la paga no alcanzaba.
Allá lo observó un buscador de talento de los Rojos de Cincinnati, con lo que se abría una puerta para buscar una oportunidad en las Grandes Ligas.
Me recomendó para ir a Rochester de Triple A y que me presentara con ese equipo, pero si yo, apuradamente hablo español, ¿cómo iba a hablar el inglés? No fui, y se perdió la oportunidad.
”A Ernesto Carmona, fundador de la Liga Mexicana, lo recuerda como un señor alto y gordito que le gustaba mucho el beisbol.
Al exitoso manager Lázaro Salazar lo define como un maestro de la estrategia que sabía mover muy bien a sus jugadores, mientras que al también cubano Adolfo Luque le destaca su carácter fuerte y por ser muy estricto.
Del magnate Jorge Pasquel aplaude las contrataciones de grandes peloteros, incluso provenientes de las Grandes Ligas.
Pero considera que pudo haber hecho algo más por la Liga Mexicana.
Jorge Pasquel tuvo la oportunidad de vestirse de gloria, pero no lo hizo cuando tuvo el apoyo de Miguel Alemán.
Comían juntos y se la pasaban juntos.
¿Por qué trajo a los mejores peloteros? Porque había atrás de él un tipo que lo apoyaba.
Si él hubiera pensado en hacer un estadio en el Parque Delta, ahorita estuvieran hablando del estadio de Jorge Pasquel, pero desafortunadamente no hizo nada por el beisbol de la Liga Mexicana.
Nada más se dedicó a traer peloteros estrella, pero no le dio por hacer un estadio, nunca vio para el futuro, sólo vio para el momento”, opina el legendario pelotero, quien tuvo la oportunidad de visitar en varias ocasiones al magnate en su casa.
 El Charrascas Ramírez aplaude la evolución que ha tenido la Liga Mexicana de Beisbol a lo largo de los 100 años.
Para mí, cada año que pasa los peloteros son mejores, porque tienen unos estadios muy bonitos  y tienen todo.
¡Caramba! ahorita da gusto ser pelotero.
Nosotros jugamos en unos llanos, no en los parques de pelota que hay ahora, porque el Parque Delta era un llano, cuando llovía el agua nos llegaba al tobillo.
Los  alumbrados de los estadios eran como  una luz de iglesia, no se veía”.
Pedro Ramírez vive en el puerto de Veracruz, ya casi no sale de su casa por los problemas.
Se transporta en una incómoda silla de ruedas.
Tuve la mala suerte de hacer malos negocios y quebré.
Como dice el dicho: ‘El que nunca tiene y llega a tener, loco se quiere volver’ y varios negocios que puse salí mal, vivo de una pensioncita que tengo de Petróleos, aquí estamos gracias a Dios.
Me da gusto que alguien se acuerde de los viejitos que existimos todavía en este mundo”.
CONSULTA AQUÍ LAS NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA*mcam Contenidos Relacionados: Una liga que ponchó a la adversidad para brillar; Carmona impulsó al beisbolLMB revela detalles de su Juego de EstrellasLa LMB rejuvenece; campaña llena de festejos