Almería dice adiós a uno de sus bares más emblemáticos tras casi un siglo de historia: “Cierra sus puertas tras 73 años siendo punto de encuentro” Infobae
Casa Cahete era un bar de los de antaño, de los que cada vez quedan menos. Nacido en los años 50 y con la cocina casera de siempre como gran protagonista, este bar era uno de los puntos de encuentro gastronómicos por excelencia del pueblo de Berja, así como de toda la provincia almeriense. Ahora, nada menos que 73 años después de su apertura, esta casa cierra sus puertas para siempre tras la jubilación de su actual dueña.
El adiós definitivo del restaurante Casa Cahete se hizo realidad el pasado sábado, 31 de mayo, con un emotivo homenaje por parte del Ayuntamiento de Berja a Encarna García, su propietaria. “Hoy Berja dice adiós a uno de esos lugares que son mucho más que un bar. Casa Cahete cierra sus puertas tras 73 años siendo punto de encuentro, de platos caseros y de momentos que ya forman parte de nuestra memoria”, escribía el consistorio a través de su cuenta de Facebook, acompañando a unas imágenes del último día de servicio de este emblemático local.
Su cierre, anunciado ya hace unos meses por La Voz de Almería, tiene como motivo la jubilación de Encarna, la que fuera alma y chef de este bar de toda la vida. “Durante décadas, Encarna García Sánchez ha sido el alma y corazón de este rincón de la Plaza Porticada. Ahora, tras ese trabajo incansable, toca disfrutar de la merecida jubilación”, despedía el Ayuntamiento a la que fuera cocinera de Casa Cahete durante sus últimas décadas de vida.
Desde que abriera por primera vez sus puertas en 1952, en el número 15 de la antigua Plaza de Abastos de Berja, Casa Cahete se ha mantenido como uno de los grandes atractivos gastronómicos de la provincia de Almería. Tal ha sido su popularidad que también ha recibido galardones como un Solete de la Guía Repsol, reconociendo su papel y su cocina a lo largo de las décadas. “En ‘Cahete’ nada ha cambiado desde 1952, mantiene aún frigoríficos, toneles y hasta la máquina registradora de entonces. Dicen que no hay choto al ajillo como el de aquí”, escriben sobre este lugar desde la guía.
Entre sus especialidades, además del choto al ajillo mencionado por la guía, se encontraban otras recetas caseras como las costillas al horno con sus patatas al ajillo, el conejo frito con ajos, la asadura en salsa o el arroz con caracoles. “Comida casera de toda la vida, hasta el pan está estupendo”, se puede leer en sus reseñas, llenas de alabanzas hacia un local emblemático que deja un enorme hueco en la comunidad almeriense.
De este lugar se decía que en él se había parado el tiempo, y no solo por lo tradicional y casero de sus recetas. También por su ambientación única, que se ha mantenido inapelable al paso de las décadas, manteniendo la más pura esencia de los años 50 en las zonas rurales de Andalucía. Muestra de ello son sus paredes llenas de azulejos, su máquina de tabaco que aún conserva los precios en pesetas, sus mesas con manteles a cuadros, sus baños dignos de museo y su lavabo, ubicado entre las propias mesas del salón.
