TURQUÍA INUNDADO EN COCAÍNA POR EL CÁRTEL DE SINALOA Sol Yucatán

• A pesar de sus férreas leyes tiene problemas de tránsito y adicción

• No existe un cártel como tal, sino grupos regionales al servicio del CDS

• También enfrenta la trata con miles de víctimas de explotación sexua

• Turquía, nuevo corredor transcontinental para la cocaína

Por José Sánchez López

Los principales atractivos turísticos de la República de Turquía, situada en dos continentes: Asia y Europa, son la impresionante Mezquita Azul o la mágica Capadocia, con sus ciudades subterráneas y sus “Chimeneas de Hadas” (formaciones rocosas por la erosión al paso de los siglos), se han  visto desplazados por la irrupción de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco, que han inundado de cocaína a la tradicional nación.

Contrario a lo que se piensa, Turquía, uno de los países más grandes del mundo, con 783 mil 562 kilómetros cuadrados y 85 millones 372 mil 377 habitantes, no es un país de los que se rigen por la  Ley Islámica sino un estado laico con una mayoría de población musulmana.

Ello significa que no hay una ley que rija la vestimenta de la mujer turca, por lo que es común observar a mujeres vestidas de todo tipo, no con la obligada burka y el hiyab; sólo para entrar a mezquitas –centros de culto y oración–, deberán cubrirse las rodillas, los hombros y la cabezas, como ocurre en la mayoría de templos de todas las religiones.

Pese a que Turquía tiene leyes estrictas contra el consumo, la posesión y el tráfico de drogas ilegales, en los últimos tiempos se ha visto afectada por organizaciones criminales mexicanas, que desde inicios de 2021 operan en el país en alianza con grupos regionales del crimen.

En ese país está prohibido consumir marihuana o cualquier tipo de droga. Quien compre, acepte o conserve drogas o estimulantes para su consumo, o los consuma, es castigado con penas de prisión de dos a cinco años y si hay reincidencia puede recibir una pena de prisión de 4 a 24 años.

El artículo 188 del Código Penal turco establece: “Quien fabrique, importe o exporte drogas o narcóticos sin autorización, será condenado a una pena de prisión de veinte a treinta años y a una multa judicial de dos mil a veinte mil días ”.

En Turquía, no existe un cártel en el sentido tradicional de la palabra, como se ve en otros países, México o Colombia. Sin embargo, sí hay grupos criminales organizados que realizan actividades ilícitas, incluyendo el tráfico de drogas y otros delitos, bajo las órdenes del Cártel de Sinaloa.

Algunos de estos grupos se encuentran en diferentes regiones del este del Mar Negro, como Los Lobos Grises que guardan vínculos con facciones políticas como la de Alaattin Çakc, identificado plenamente como opositor al gobierno en turno.

Existen otros más como el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (en kurdo: Partiya Karkerên Kurdistan PKK), una organización que lucha por la liberación del Kurdistán, territorio que comprende partes de Irak, Siria, Irán y Turquía, que ha sido señalado de tener vínculos con organizaciones narcotraficantes internacionales, como el CDS y el Cártel Jalisco Nueva Generación, de México y el Cartel de los Soles de Venezuela.

Las huellas del CDS

El 16 de junio de 2023, luego de una denuncia anónima, los agentes de Aduanas del puerto de Mersin (en el sur de Turquía), ordenaron registrar los contenedores de un mercante procedente de Ecuador. El escáner arrojó imágenes sospechosas y los perros policía lo confirmaron: entre la carga de bananas había mil 300 kilos de cocaína, el mayor hallazgo en la historia de Turquía.

Siete días más tarde, en el mismo puerto y nuevamente en un contenedor de bananas ecuatorianas, se hallaron otros 463 kilos y en octubre otro cargamento con 610 kilogramos de cocaína fue interceptado por personal del Ministerio del Interior de Turquía; también iba oculto en cajas de plátanos procedentes de Ecuador, una de las naciones hasta donde el Cártel de Sinaloa,  considerado como la organización del narco más grande del mundo, así como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), han extendido sus tentáculos.

Tan sólo en el año de 2023, se incautaron más de 10 toneladas de cocaína en puertos de Turquía, España, Grecia, Bélgica e Italia, aunque la mayoría de ellas 9.5 fueron descubiertas en Turquía y en el primer trimestre de este año, suman ya cerca de tres mil kilos del estupefaciente.

En opinión de Cengiz Erdinc, periodista turco de investigación, podría parecer asombroso que un país, tradicionalmente no vinculado a la cocaína, ahora está inmerso en el trasiego de dicha droga y sin embargo no lo es porque el nombre de Turquía ya suena con fuerza en las rutas del tráfico.

La mafia turca ha ganado peso en la distribución de esta droga en Europa y Oriente, tras llegar a alianzas con organizaciones como el cártel mexicano de Sinaloa. Hay videos publicados en las redes sociales desde 2020, en los que se observan a miembros armados del bando paramilitar de extrema derecha, Los Lobos Grises de Turquía, saludando al Cártel de Sinaloa y a su jefe Ismael El Mayo Zambada García, preso en los Estados Unidos.

En el contexto de Turquía, el término de capos generalmente se refiere a los líderes de organizaciones criminales. La mafia turca (en turco: Türk mafyas), es la definición general para estas organizaciones criminales, que operan en Turquía y están compuestas por ciudadanos turcos o de origen turco.

Estas organizaciones suelen tener sus raíces en dos regiones: la provincia de Trabzon en la costa del Mar Negro y Anatolia Oriental y Sudorienta.

La trata en Turquía

Los testimonios de 18 víctimas y los elementos materiales probatorios obtenidos por la Fiscalía General de la Nación de Colomia, pusieron en evidencia a una red de trata de personas señalada de enganchar a jóvenes artistas para viajar a Turquía.

Una vez en ese país, eran retenidos y explotados laboral y sexualmente en medio de tratos crueles e inhumanos.

El grupo criminal fue descubierto gracias a que una de las víctimas logró escapar y presentó su denuncia que llevó a la detención de Wilmer Carabalí, Andrés Felipe Corrales Robledo y Yessica Lorena Morales Pinilla.

Mediante la investigación se estableció que Yessica Lorena Morales Pinilla contactaba a las víctimas en academias de baile, ubicadas en Ibagué,Tolima, municipio colombiano ubicado en el centro-occidente de Colombia.

La mujer les prometía trabajo en Turquía, con remuneraciones mensuales de hasta 600 euros. Wilmer Carabalí y Andrés Felipe Corrales Robledo eran los encargados de realizar los trámites en Cali (Valle del Cauca) para que los artistas pudieran trasladarse al extranjero.

Dos enlaces de la red de traficantes de personas, serían los encargados de recibir a los jóvenes en Turquía, donde los alojaban en un hotel en condiciones precarias, hacinados en una sola habitación, sin agua potable y sin alimento durante varios días.

Tanto hombres como mujeres, eran obligados a cumplir jornadas extensas de trabajo como bailarines y trabajadores sexuales, sin que recibieran ningún pago, lo que ocasionó que algunos tuvieran complicaciones de salud por no recibir la atención médica oportuna y necesaria.

Los detenidos fueron sujetos a juicio por los delitos de concierto para delinquir y trata de personas, ambos agravados.

Tras el descubrimiento de la red de tratantes, se abrieron otras investigaciones tanto en Colombia como en Turquía, ya que se presume la existencia de otros grupos que operan en diversos países.

De esa manera se descubrió otro caso en el que siete mujeres dominicanas fueron víctimas de trata y se encontraban en Turquía en situación de abandono.

Las mujeres dijeron a la Organización Internacional para las Migraciones, (OIM), que habían pagado 8 mil 700 dólares para viajar a Europa, donde esperaban encontrar trabajo para poder ayudar a sus familias en sus países de origen.

A su llegada a Turquía, les dijeron que tenían que pagar 5 mil euros más por los gastos ocasionados y como no lo hicieron, los tratantes les confiscaron los documentos de viaje y les obligaron a prostituirse.

Nallibe Sapeg, Director del Departamento para la Protección de los Dominicanos en el Extranjero, dijo que tuvieron conocimiento de lo sucedido, cuando la madre de una de las mujeres acudió a sus oficinas y denunció los hechos.

Uno de las víctimas afirmó: “nos prometieron un vuelo seguro, directo y buenos trabajos. Se suponía que íbamos a pasar por Turquía y que, al día siguiente, volveríamos a España, pero nos confiscaron los pasaportes en Turquía y prácticamente nos esclavizaron”.

De acuerdo a Frank Soto, vicefiscal general, “muchos de los migrantes abandonados, hombres y mujeres, tienen miedo de prestar testimonio contra los tratantes.

Sin embargo, cuando algunas de las víctimas colaboran, es posible ir más allá, de tal suerte que ha sido posible entablar contacto con los gobiernos de Colombia, Panamá, República Dominicana, Las Bahamas, Turquía, España y México, donde presumiblemente existen otras organizaciones de tratantes que operan de manera conjunta.

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