La histórica tradición de la elección del nombre del nuevo Papa Vanguardia.com.mx

Una larga tradición dicta que los papas cambian su nombre de pila, aunque no siempre ha sido así, especialmente en los primeros siglos del cristianismo.
Los papas a menudo han elegido los nombres de sus predecesores inmediatos o lejanos por respeto, admiración o reconocimiento para marcar la continuidad, pero también nombres diferentes para marcar la innovación.
TE PUEDE INTERESAR: Aumentan denuncias por huachicol 22% en 3 meses; en NL hay 200El primer acto del nuevo Papa, inmediatamente después de aceptar su elección canónica como Sumo Pontífice y antes de cumplir con otras obligaciones, es la elección de su nombre.
Este nombre es anunciado por el Cardenal Protodiácono tras la famosa fórmula “Habemus Papam”, seguida del nombre de bautismo del Papa en latín.
Según una larga tradición, este nombre difiere del nombre de bautismo, una elección que sigue el precedente establecido por el primer Papa, San Pedro, cuyo nombre de nacimiento era Simón.
Esta costumbre surgió ya en el primer milenio del cristianismo para significar que la elección a la Sede Pedro es semejante a un segundo nacimiento.
En los primeros siglos del cristianismo muchos Papas cambiaron sus nombres porque sus nombres originales eran de origen pagano.
Sin embargo, no todos los Papas siguieron esta práctica.
De los 266 Papas de la historia (267 incluyendo al siguiente), solo 129 eligieron un nuevo nombre.
Esta tradición se generalizó a partir de 955 con el papa Juan XII y ha continuado hasta nuestros días, con la excepción de Adriano VI (1522-1523) y Marcelo II (1555).
Para algunos papas, el nuevo nombre era, de hecho, su tercer nombre en vida, ya que provenían de órdenes religiosas.
LAS RAZONES DETRÁS DE LA ELECCIÓN DE UN NOMBREEn cuanto a la elección del nombre, muchos eligen a menudo el mismo nombre de su predecesor inmediato o reciente por respeto, admiración o reconocimiento, lo que señala también el deseo de seguir sus pasos y continuar los pontificados más relevantes.
Otros eligen un nombre diferente al de su predecesor inmediato, lo que a veces significa un compromiso con la innovación y el cambio.
Esto fue ejemplificado por el papa Francisco, el primer papa de la historia en adoptar el nombre del santo de Asís.
os nombres más comunes: Juan, Gregorio, Benito y PíoEn la historia del papado, el nombre más común ha sido Juan, elegido por primera vez en 523 por san Juan I, papa y mártir.
El último papa en elegir este nombre fue el italiano Angelo Giuseppe Roncalli, elegido papa Juan XXIII en 1958, quien fue proclamado santo por el papa Francisco en 2014.
Otros nombres usados con frecuencia incluyen Gregorio, en honor al Papa Gregorio I, comúnmente conocido como San Gregorio Magno (590-604), que fue utilizado por última vez por Gregorio XVI en 1831, y Benedicto, que fue elegido dieciséis veces, incluso por Joseph Ratzinger en 2005.
Otros nombres recurrentes en la tradición papal incluyen Clemente, Inocencio, León y Pío.
De 1775 a 1958, de 11 papas, 7 se llamaron Pío, desde Pío VI (1775-1799) hasta Pío XII (1939-1958).
Eugenio Pacelli adoptó el nombre de Pío XII por su parentesco lejano con Pío IX (1846-1878), pero también por gratitud a Pío X (1903-1914), canonizado en 1954, y, finalmente, en reconocimiento directo a Pío XI (1922-1939), quien lo nombró cardenal y secretario de Estado.
Entre los nombres nunca elegidos por un Papa se encuentran José, Santiago, Andrés y Lucas.
Ningún Papa ha elegido jamás el nombre de Pedro por reverencia al primer Papa.
Sin embargo, seis Papas han tomado el nombre del Apóstol Pablo, incluido el Papa Montini (Pablo VI, 1963-1978), cuya elección reflejó uno de los aspectos claves de su pontificado: el inicio de viajes apostólicos al extranjero.
DOS PAPAS CON DOS NOMBRESEl primer Papa en adoptar un doble nombre fue Albino Luciani en 1978, quien se convirtió en Juan Pablo I, enfatizando la continuidad con los pontificados de Juan XXIII y Pablo VI.
Su sucesor, Karol Wojtyla, repitió esta elección como Juan Pablo II.
Por su parte, Benedicto XVI, en su primera Audiencia General del 27 de abril de 2005, explicó que había elegido el nombre Benedicto para conectar simbólicamente con el Papa Benedicto XV, que guió la Iglesia durante el turbulento período de la Primera Guerra Mundial, y con la extraordinaria figura de San Benito de Nursia, Patriarca del Monacato Occidental y copatrono de Europa.