¿Somos ciudad? Diario.mx
Hay palabras cuyo significado tiene una fina línea divisoria con otras que usamos indistintamente y solo traspasándola ese leve impase es que encontramos su verdadero sentido: una de ellas es la palabra, el concepto “ciudad”.
Y es que usamos la palabra ciudad con demasiada ligereza empezando por que una de las primeras definiciones que nos encontramos es que cuando un asentamiento rebasa los quince mil habitantes ya de una ciudad. Dado que los temas de las ciudades siempre son vigentes, en los últimos años se ha tratado de actualizar su significado por lo que en 2021 la Comisión Europea, la OCDE y en Banco Mundial, entre otros estableció que para ser considerada como tal debe tener al menos cincuenta mil habitantes, con el propósito de plantear condiciones para realizar comparaciones estadísticas internacionales. Siempre privilegiando lo cuantitativo sobre lo cualitativo.
Pero de ser así, ambas definiciones provocan que los pensamientos empiecen a rebotar en la mente preguntando: entonces, si de inicio Riberas del Bravo, con más de doce mil quinientas viviendas pensadas para alojar unas cincuenta mil personas, ya era una ciudad desde su origen ¿por qué se le dio el tratamiento de un fraccionamiento? Y más aún ¿por qué se permitió que áreas de donación destinadas a equipamiento fueran vendidas por el municipio para uso particular dejando en indefensión a sus potenciales beneficiarios? Práctica que por cierto aún sucede cuando el gobierno municipal ejerce su facultad de administrar el territorio considerando otros beneficios que no son precisamente el bien común ¿recuerda usted que no hace menos de dos años los vecinos de Riberas del Bravo tuvieron que protestar enérgicamente para que no se vendiera el predio que aloja un vaso de captación que evita importantes inundaciones? Acción que por sí misma era completamente ilegal por tratarse de una infraestructura pluvial. Gracias a la cobertura mediática se evitó una afectación irreversible al patrimonio de ciudadanos juarenses.
Pero regresando al tema que nos ocupa, la verdad es que por lo general utilizamos el término “ciudad” para referirnos tanto a las edificaciones y calles de un territorio o asentamiento humano de tamaño que algunos solamente refieren como “considerable”, que está a cargo de una administración institucionalmente reconocida, pero eso sí, opuesta a lo rural dado que su población se dedica preponderantemente a actividades distintas a las agrícolas, dejando fuera lo fundamental: las personas que viven ahí.
Por ello es que resulta importante que en el navegar dentro de los conceptos y palabras que utilizamos en la cotidianidad encontramos que el Dr. Mario Camacho Cardona, prestigiado urbanista de nuestro país delimita esa fina línea divisoria entre lo que es “ciudad” y lo que debemos entender por “urbe”. Primeramente, cuando define “ciudad” establece que esta palabra proviene del latín civitas, o conjunto de ciudadanos integrantes de una urbe o estado, de ahí que para él “ciudad” es la “población reunida y asentada de forma permanente y dentro de una totalidad social, que busca a satisfacción de vivir en conjunto gracias a bienes y servicios que mejoran las condiciones de vida” Por otro lado, cuando define “urbe” del latín urbis, las cosas e la ciudad, refiere al conjunto de calles u edificios donde habita una agrupación de personas o población humana”. Bajo esta perspectiva, si usted quiere académica, ambas palabras o conceptos tienen una connotación completamente diferente, que en la vida real podemos identificar muy claramente.
Estamos ahora en condiciones de reconocer que por lo general cuando coloquialmente hablamos de “ciudad” más bien lo estamos haciendo de la urbe: cuando decimos “qué bonita es tal o cual ciudad” nos estamos refiriendo a los edificios y las calles, es decir, a la “urbe” y de ahí viene el que digamos que se la va “urbanizar”, es decir, construir, cierta parte del territorio, pero, podemos ahora entenderlo, “hacer ciudad” es una cosa muy diferente. Por eso, Riberas del Bravo, sin ser el único, es un ejemplo de lo que sucede cuando solo se urbaniza, pero no se hace ciudad: ahí tenemos también todo el sur oriente de Ciudad Juárez que, hablando ya con conocimiento, por razones obvias la realidad nos enfrenta a una “no ciudad”
De aquí que quienes ostentan la responsabilidad de planear nuestro municipio, deben hacerlo pensando en el estricto sentido de hacer ciudad, y que cada proyecto aprobado para ser construido también lleve intrínsecas cualidades que le permitan no ahondar más los problemas, sino que colabore en el hacer ciudad.
¿Cómo es Ciudad Juárez como urbe? ¿y cómo ciudad? Recientemente leí que cuando un artículo inicia con una pregunta, como lo es este, por lo general la respuesta es negativa ¿Cuál es la suya?
