Los cuervos que cría el PAN Excelsior

Aunque Acción Nacional se distingue por formar políticamente a jóvenes, sobre todo clasemedieros, últimamente les ha fallado el toque, al menos en la capital, donde enfrentan varias traiciones.
Tan es así, que tres de sus creaciones defienden hoy el proyecto presidencial de Claudia Sheinbaum, y una más el de Jorge Álvarez Máynez; argumentan que el proyecto albiazul se ha desteñido, aunque sus salidas coinciden justo cuando su hueso peligraba.
Uno de los casos más emblemáticos es el de Gabriela Cuevas, quien fue diputada local, delegada, diputada federal y senadora por el PAN, y que renunció a su partido cuando no le garantizaron llegar a San Lázaro.
Un detalle curioso de Cuevas es que, junto con su entonces compañero Jorge Alberto Lara, pagó en 2005 una fianza de dos mil pesos para evitar que Andrés Manuel López Obrador fuera a la cárcel por desacato, y se victimizara rumbo a las elecciones de 2006.
El propio López Obrador criticó su acción; la entonces joven diputada fue premiada con la delegación Miguel Hidalgo, y después anduvo de curul en curul hasta que le levantaron la canasta en 2018; hoy es ferviente defensora de Sheinbaum y de la 4T.
Otro caso es Laura Ballesteros, diputada local en 2012 por el PAN, al que renunció tres años después para irse de candidata a jefa delegacional en Miguel Hidalgo, por el PRI y el PVEM.
Tras ser derrotada se refugió como subsecretaria de Movilidad en el gobierno perredista de Miguel Ángel Mancera, a quien después abandonó.
En 2018 se coló como suplente de Xóchitl Gálvez al Senado, a través de la alianza PRD, PAN y MC.
En noviembre asumió como senadora, toda vez que Gálvez pidió licencia para ser candidatura presidencial de la oposición.
Ya en el Senado, Laura se plegó a los intereses naranjas y asumió como coordinadora de campaña de Álvarez Máynez, rival de la propia Xóchitl.
Antes de eso se autonombraba en redes la chilanga más regia, luego de que en 2021 se fue a la alcaldía de Monterrey con Luis Donaldo Colosio.
Parece que las convicciones políticas de la queretana son algo elásticas.
Otros casos son los de los diputados Gonzalo Espina y Ana Villagrán, que, de acérrimos enemigos de Morena, en especial de Sheinbaum, renunciaron al PAN en Donceles y hoy presumen ser amiguis de la doctora y porristas de su campaña.
Ana se fue diciendo que los dirigentes de su partido le cerraron las puertas; lo de Espina fue pragmatismo puro, pues dijo que dio el salto porque Claudia le concedió una cifra de seis ceros en efectivo, y estructura para su hermano y su gente en la Secretaría del Trabajo de la CDMX.
A cambio, él ofreció llevar una ola azul hacia Morena; no ha pasado de un charquito.
Aparte estarían dos exdirigentes nacionales azules: Manuel Espino, quien lo mismo se vendió con Vicente Fox, que con Enrique Peña y López Obrador, y que hoy está con Claudia.
Y Germán Martínez, quien llegó con el tabasqueño en 2018 y ahora es su acérrimo enemigo.
Cría cuervos y te sacarán los ojos, dice el refrán… así sean cuervos azules.
 CENTAVITOSMareada en el tabique anda la morenista Lourdes Paz, quien a pesar de que la trae difícil en Iztacalco, se da el lujo de menospreciar a quienes le podrían acarrear votos.
Paz debe entender que no cuenta con Armando Quintero, por dos razones: la primera porque no fue su candidata, y la segunda porque no tiene cómo apoyarla.
La mayoría de sus líderes ya están con el aliancista Daniel Ordóñez, a quien hasta los morenistas ven como próximo alcalde.
 Columnista: Adrián RuedaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0