Tatiana: un estorbo para Sheinbaum Elarsenal.net

Por. Ah-Muán -Iruegas

Tatiana Clouthier comienza mal su encomienda como “Vocera en Jefe” de la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum. No ha pasado una semana en su puesto y Tatiana ya “rompió un florero en la sala de Morena”.

Todo deriva del risible espectáculo que protagonizó Tatiana, al intentar encarcelar al analista en materia geopolítica Alfredo Jalife-Rahme, quien fue acusado por Clouthier de mancillar su honor, al haberla responsabilizado hace años de robarse el litio de México y entregarlo a los extranjeros, cuando la señora Clouthier fuera secretaria de Economía. Jalife estuvo detenido unas horas…

Pero la acusación fue un “boomerang”, un arma arrojadiza que ahora se revierte contra… Claudia Sheinbaum. Veamos.

La exjefa de Gobierno pretende reconciliarse con la clase media. Clase social que le dio un portazo en las narices, luego de que durante su gestión en la CDMX cayeron al vacío varios vagones de tren en la estación Los Olivos de la Línea 12 del Metro capitalino, muriendo más de 20 personas. Tragedia que acompañará a Sheinbaum, por el resto de sus días –de esa no se escapa–.

Unos meses después de que el tren de la Línea 12 cayera, Morena perdió la mitad clasemediera de la capital de la República en las elecciones intermedias de 2021, es decir, el poniente capitalino, luego de casi 20 años de haber tenido a la CDMX como la joya de la corona de la (supuesta) izquierda mexicana.

Pero las “sesudas” denuncias penales de Tatiana Clouthier solo harán que la clase media se aleje más y más de Claudia Sheinbaum. Amenazar con la cárcel a intelectuales como Jalife-Rahme es un acto autoritario, que no solo aliena aún más a la clase media, sino que ahora Tatiana está repeliendo también a algunos morenistas –incluso a algunos amigos de “su servidor”- que simpatizan con Jalife desde hace años.

La Clouthier alega que ella solo ejerce sus derechos al acusar a Jalife. Pero eso solo complejiza la campaña de Sheinbaum, de por sí una chica bastante aburrida y sin gracia. Periódicos estadounidenses han ridiculizado a la candidata morenista, afirmando que Sheinbaum es capaz de echar a dormir con sus discursos “al mismísimo Mahatma Gandhi”.

En lugar de dotar de algo de gracia o simpatía a la campaña de la Sheinbaum, Tatiana enreda sus rencores o venganzas personales en dicha campaña. No tiene sentido que Tatiana pida como una quinceañera “que la entiendan”, en cuanto a que acusó a Jalife de mancillar su honor en su calidad de ciudadana o particular, y no como vocera de Claudia Sheinbaum. Pues todos los adversarios de la Sheinbaum capitalizarán el error de Tatiana, tildándola de autoritaria, proto fascista, etc.

Tatiana no tuvo el suficiente criterio, para poner en segundo lugar sus venganzas y en primer lugar a los intereses políticos de Morena. Llegó a su puesto de vocera y en su primera oportunidad causó problemas a su candidata, en lugar de ayudar.

Es falso que la política sea un “noble oficio”, como acostumbra decir el señor presidente López Obrador en una de sus auto alabanzas. La política es el oficio más sucio del mundo. No es “el oficio más viejo del mundo”, sino algo peor que éste.

Si usted busca virtudes, no las encontrará en la política. Ni en la mexicana ni en la de ningún país. En la política de cualquier lugar encuentra usted a mentirosos, matones, ladrones y similares. Nadie se salva, pues todos son gente enferma de poder, que esconden sus ambiciones diciendo que “nos sirven a los demás”.

En la campaña de Sheinbaum, ya tenemos a gente de esa calaña. Invitó a su equipo a una serie de impresentables del PRIAN. La primera es Tatiana Clouthier, a quien no la tildo de sucia, ladrona, mentirosa o matona, sino de incompetente.

Tan incompetente es, que el señor presidente la corrió de su gabinete.

Y como otra muestra de su incompetencia, está el problema que ya le causó a Sheinbaum con el “affaire Jalife”, alejándola aun más de la clase media, así como de parte de la militancia morenista, que ya estaba a disgusto con el impulso que dio la candidata presidencial de Morena al señor García Harfuch.

¿A cambio de qué hizo su teatrito Tatiana? De nada relevante, más que de los intereses personales de la señora Clouthier.

Otro impresentable del PRIAN que contrató Claudia Sheinbaum, es el exgobernador de Chihuahua, Javier Corral, quien ha sido acusado en televisión nacional de haber mandado encarcelar y torturar a un dirigente juvenil del PRI, para obligarlo a declarar contra uno de los enemigos políticos de Corral.

Un tercer miembro del PRIAN en el equipo de Sheinbaum, es el exgobernador de Oaxaca Alejandro Murat, a quien Claudia ya invitó a ser parte de sus “colaboradores”. Equipo al que Murat solo puede ayudar a envilecer.

Al equipo de Sheinbaum, también fueron invitados una serie de “brillantes villamelones” como David Kersenobich y Lorenzo Meyer, dos novatos en la política nacional, que solo han llegado a ésta para ser ensuciados de inmediato con la pestilencia de los mencionados prianistas, a los que les tienen que dar la mano.

A los señores Kersenobich y Meyer, les recomendamos no dejarse fotografiar junto a Corral ni a Murat, para no ensombrecer sus brillantes carreras profesionales con fotos al lado de gente indeseable.

Cuando se vayan al cielo los hoy novatos, tal vez sus discípulos y parientes los recordarán unos meses, como ocurre con todos los difuntos. Pero sus fotos quedarán para siempre.

Para Claudia Sheinbaum, tenemos otra recomendación.

A Tatiana ya la despidió AMLO, pues algo le molestó al señor presidente en relación con su desempeño como secretaria de Economía. Puesto para el cual, la señora Clouthier no estaba ni está calificada. Pues no es economista, sino Licenciada en Letras Inglesas (?).

Tatiana llegó a la campaña de Claudia Sheinbaum causando problemas innecesarios y estorbándole a la candidata al mezclar sus asuntos personales con sus asuntos como vocera. Si Claudia quiere evitarse más problemas, lo mejor que puede hacer con Tatiana Clouthier es “correrla”, despedirla de su nuevo empleo antes de que cometa más torpezas.

Y así, la Clouthier puede dedicarse, de tiempo completo, a hacerse la ofendida y a meter a la cárcel a ancianos izquierdistas. Como lo intentó con Alfredo Jalife-Rahme.

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