Peinado y sin esposas, reaparece el ‘Chucky’ viral de Monclova junto a su dueño; buscan ‘limpiar su nombre’ Vanguardia.com.mx

En lo que debería haber sido un divertido día para celebrar su cuadragésimo aniversario, Carlos Daniel nunca imaginó que una simple salida a la lucha libre con su muñeco “Chucky” se convertiría en un fenómeno viral, llevándolos a ambos desde las calles de Monclova, Coahuila, hasta una celda policial y con una falsa acusación ¡de robo!El Good Guys Chucky Doll Standard, mejor conocido como “Chucky”, se convirtió en el centro de atención cuando, en días pasados, Carlos fue arrestado junto a él.
La razón: un inocente error que resultó en una cadena de eventos inverosímiles.
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en un proyecto escolar de la Región Laguna; lo comparten en TikTok y se viralizaSU PRIMERA SALIDA“Era su primera salida a la calle”, admitió Carlos Daniel en una entrevista exclusiva para el medio local NRT.
La situación se complicó cuando una niña pidió una foto con el muñeco.
Carlos, sin darse cuenta que un cuchillo que por diversión habían colocado en las manos de Chucky, accedió sin sospechar que este inocente acto desataría una serie de eventos que los llevaría a ambos tras las rejas.
“Es falso, no soy drogadicto, ingrese por alterar el orden público y que quería asaltar pero eso fue una confusión”, dijo.
“Yo les dije que el cuchillo no era mío, que era de mi amigo”, explicó Carlos al mencionado medio, señalando el malentendido que condujo a su arresto.
“Pero al final, solo nos detuvieron a Chucky y a mí”, dijo.
La historia del “Chucky” de Monclova rápidamente se volvió viral en las redes sociales, y hasta en noticieron a nivel nacional como Latinus, tuvo eco, generando un debate sobre la línea difusa entre la realidad y la ficción, así como la naturaleza impredecible de la fama en la era digital.
Carlos, ahora libre y con su muñeco de vuelta a salvo en su hogar, ya hasta cuenta con su Facebook llamado “Carlos Chuky de Monclova” , espera que este extraño episodio pueda ayudar a arrojar luz sobre las percepciones erróneas que las personas pueden tener, incluso sobre los objetos más inofensivos.
Esta historia nos recuerda a todos que la realidad a menudo puede ser más extraña que la ficción.