¿No has sentido alguna vez la imperiosa necesidad de ponerte delante del espejo y cortarte tú misma el flequillo? Ya sea por rabia, porque no te ves bien o, simplemente, porque necesitas un cambio, seguro que esta situación se te ha pasado por la cabeza o, incluso, la has vivido. Vayamos a un ejemplo menos radical. Llevas una temporada un poco 'bajoneada' y tu mejor amiga, para animarte, te propone salir de compras. En vez de ir a las tiendas de siempre, decidís atreveros a cambiar radicalmente