“Son dos bandas que se están confrontando”, dijo López Obrador en su habitual conferencia matutina añadiendo que cientos de militares participan en el operativo para localizar al resto de los plagiados.
López Obrador señaló que “faltan 8” de los secuestrados el viernes pasado en Culiacán, la capital de Sinaloa, y que de algunas de ellas “ya se tiene la identidad”.
“No hay afortunadamente menores de edad” entre quienes siguen cautivos, añadió.
El secuestro masivo se cometió en barrios obreros de Culiacán, bastión del cartel de Sinaloa, donde operan también otras bandas de narcotraficantes, como los cárteles Beltrán Leyva y Carrillo Fuentes, según medios locales.
“Sí tenemos información, pero por razones obvias (de reserva de la investigación) no podemos pues decir todo, porque además lo que queremos es que no haya pérdida de vidas humanas, eso es lo que más nos importa”, resaltó el mandatario.
Sobre la pugna entre los grupos a los que se refirió sin dar detalles, aseguró que las averiguaciones apuntan a que “no hay indicios de que se vaya a afectar a la población” en general.
Entre las personas plagiadas había al menos cuatro menores, y de las que encontradas ninguna ha querido denunciar, dijo el domingo Gerardo Mérida, secretario de Seguridad Pública de Sinaloa.
Un reporte de esa institución al que tuvo acceso un colaborador de la AFP señala que los secuestradores arribaron en camionetas con armas y realizaron disparos al aire.
Medios de Sinaloa aseguraron que las personas raptadas pertenecerían a siete familias de diferentes barrios de Culiacán.
Esa ciudad ha sido escenario de violentas asonadas del cártel de Sinaloa en octubre de 2019, durante el fallido arresto de Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín “Chapo” Guzmán, y en enero de 2023 cuando el heredero del capo fue finalmente capturado.
Los secuestros se produjeron un día después de que tres personas murieran durante un enfrentamiento armado en la localidad de Badiraguato, cuna del Chapo, quien purga cadena perpetua en Estados Unidos por narcotráfico y lavado de activos.
México sufre cotidianamente los embates del crimen organizado con matanzas, secuestros y desapariciones forzadas.
Según cifras oficiales, el país acumula unos 450.000 asesinatos y más de 100.000 desaparecidos desde 2006, cuando el gobierno declaró una guerra abierta al narcotráfico con participación de los militares.
