El Papa Francisco recuerda el milagro eucarístico de Ámsterdam, y los orígenes “ligados a la fe” de la ciudad MPV

“Al  día  siguiente,  Ysbrand  se  había  recuperado completamente”, resalta el texto de la exposición del Beato Acutis.

Cuando una mujer que atendía a Dommer se acercó a la chimenea “para encender el fuego”, notó ahí “una extraña luz que irradiaba de una Hostia”.

“La mujer llamó la atención a todo el barrio con sus gritos. Así, muchos pudieron verificar el Milagro”, continúa el texto.

La casa del hombre fue eventualmente convertida en una capilla. Poco tiempo después, el entonces Obispo de Liège, Mons. Jan d’Arkel, después de analizar las pruebas que se presentaron, “autorizó el culto del Milagro”.

En el siglo XVII, tras haber sobrevivido a un incendio y ser trasladada a una nueva capilla, la Custodia con la Eucaristía fue robada. Sin embargo, en la vigilia del Domingo de Ramos de cada año se realiza una Stille Omgang (procesión silenciosa) “en honor al Prodigio”.

El nombre de esa procesión guarda relación además con las restricciones impuestas contra los católicos desde el siglo XVI, a causa de la reforma protestante en los Países Bajos.

Papa Francisco: En Ámsterdam muchos trabajan “para los pobres y para los inmigrantes”
En su audiencia, el Santo Padre también destacó que la capital de los Países Bajos “es una ciudad donde mucha gente trabaja para los pobres y para los inmigrantes, colaborando con la obra de las Hermanas de la Madre Teresa, con la pastoral de los drogadictos, con la comunidad de Sant’Egidio y con muchas otras. iniciativas”.

Además, indicó que “Ámsterdam es una ciudad habitada por personas de muchas nacionalidades, llamadas a vivir juntas como hermanos y hermanas. Las iglesias, en particular, son lugares donde se reúnen personas de todas las condiciones sociales y culturales. ¡Gracias, muchas gracias por vuestro compromiso en este sentido!”.

“Deseo que todos puedan vivir y trabajar en su hermosa ciudad con la bendición de Dios; que den testimonio con alegría de la fe y del amor concreto por el prójimo, animados y sostenidos por la Eucaristía; y que vuestro compromiso continúe promoviendo la fraternidad y la solidaridad entre los habitantes de Amsterdam”, expresó el Papa Francisco.

“Que la Virgen María, madre de todos los hombres, los guarde en la fe, la esperanza y la caridad. Los bendigo desde el fondo de mi corazón y los acompaño con mis mejores deseos. Y por favor, les pido que recen por mí. ¡Gracias!”, concluyó.

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